Sobreviviendo a Alen Bradford

puño de oso.

 

Ese día aprendí, que los tontos presumen de su saber, pero los sabios callan mientras sus resultados hablan por ellos, fue impactante ver como Cristof caía completamente noqueado a los pies de Arner, pareciera que había aguantado el primer raund de sus burlas para después humillarlo delante de todos, aquellos que se burlaban de él se quedaron mudos al instante y en el momento que el réferi levantó la mano de Arnen como ganador, todos brincamos de alegría.

—¡El ganador del primer enfrentamiento es Arnen Miller de Mirland!! —los gritos de júbilo no se hicieron esperar, sus amigos se abrazaron sintiéndose orgullosos de él y sus fans gritaban lo mucho que lo amaban.

—¡Genial! Estamos a un paso de ganar el premio —dijo Cecilia brincando de alegría mientras me abrazaba.

Se que era demasiado pronto para creer que era uno de ellos, de ese círculo tan exclusivo y envidiado, pero las estrellas de Mirland me hacían sentir como si fuéramos amigos de hace años, me sentía muy feliz de ver el rostro de satisfacción de Arner y lo mucho que lo querían y para mí, él ya era uno de mis amigos.

—¿Vieron cómo golpeó a ese idiota? Jaja, estoy segura de que el verme como su premio lo animó tanto que ganó, ay es tan sexy. —exclamó Erika sintiéndose en las nubes.

—¡Claro amiga! Eres una de las más lindas de la escuela, seguro que Arnen quiere recibir su trofeo esta noche jaja. —manifestó Nayon mientras la abrazaba.

Irene se estaba comiendo las uñas, no entendía como es que se notaba tan nerviosa y angustiada, su cara reflejaba preocupación y estaba segura que su corazón latía con fuerza, era evidente que amaba mucho a Alen, yo me encontraba un poco más segura de que él no sentía lo mismo por ella, las palabras que me había dicho hace un rato me seguían teniendo embelesada, me sentía tan sumisa que, si Alen me estirara su mano para acariciarme la mejilla otra vez, iría sin dudarlo.

—Ya quita esa cara, siempre que compite tienes la misma expresión, él estará bien. —le dijo Erika tratando de consolarla.

—Nayon tiene razón, además le diste tu listón, ese será su amuleto de la buena suerte, ganará para lucirse frente a ti, eres su chica, su victoria te la va a dedicar únicamente a ti. —Nayon decía todo esto para que yo escuchara y la verdad tenía un poco de miedo de que Alen terminara usando el listón de Irene en lugar del mío, pues al fin y al cabo a mi apenas si me conocía.

 

—Cierren la boca, no tienen ni idea de lo que siento cuando pelea contra alguien. —Irene las hizo a un lado, rechazando sus abrazos y Nayon y Erika se quedaron como dos niñas regañadas.

—No les hagas caso, no las escuches, las mascotas de Irene solamente buscan hacerte sentir mal, si ven que le das importancia a sus comentarios sabrán que sí pueden lastimarte, deja que sean ellas las que se hagan películas en sus cabezas vacías. —Cecilia me decía todo esto, pero se notaba que a ella le afectaba más que a mí, ella tenía la misma expresión de preocupación que Irene.

—Si...oye, Ceci... ¿También te preocupa que Alen participe en esta competencia? —le pregunté causándole sorpresa.

—¿Qué? Bueno...si, pero... —Cecilia se puso muy nerviosa, en ese momento quizás tuvo miedo de que yo notara que le gustaba, pero en mi mente no pasaba esa idea.

—Te lo pregunto por qué no solo Irene y tu tienen esa expresión, si no que los chicos también, puedo verlos desde aquí ¿El chico francés con el que va a competir es tan rudo? ¿Tienen miedo de que pueda lastimar a Alen?

—No es eso, me preocupa más el chico francés, Alen es como una bestia salvaje, golpea tan duro que pareciera que quiere matar a su oponente, pero dicen que Alphonse también es muy bueno en este deporte, así que es dificil saber quién de ellos ganará esta competencia, pero como sus amigos... a todos nos duele ver que sangre.

—Estará bien, es Alen Bradford de quien estamos hablando, seguro que estará bien. —le dije en un tono alegre para tranquilizarla, pero al igual que ella, yo también estaba asustada.

El momento para presenciar la última pelea había llegado, el corazón me latía como loco, sentía que se me saldría por la garganta, el réferi anunció a Alphonse y los gritos comenzaron a manifestarse, el chico francés era el más popular de su colegio, un tipo alto y bien parecido, que ruborizaba a más chicas de lo que uno se pudiera imaginar, realmente era muy guapo, parecía de la realeza.

—Que guapo...

—Parece un príncipe. —se decían unas otras mientras sonreían.

—Si él se te hace lindo, imagínate como esta Alen Bradford, dicen que parece sacado de un cuento.

—Si, yo lo vi de cerca y solo quería tirármele encima para que me estrujara jajaja.

—Que maravilloso es estar rodeadas de tantos chicos lindos jajaja.

—Ay quisiera apoyarlo, es tan bonito jajaja. —exclamaba Erika coqueta.

 

—Contrólate amiga, nuestro enfoque es solo para Alen. —le dijo Nayeon concentrada.

Alphonse miró fijamente hacia donde estábamos todas las porristas y se acercó con plena confianza.

—Anímame a mí también por favor, si gano te dedicaré mi victoria a ti bella mademoiselle.

Los ojos de Erika y Nayon brillaban mientras se codeaban sonrientes.

—Lo siento, pero estaré animando a mi novio. —respondió Irene orgullosa mientras se ponía el cabello detrás de las orejas, estaba acostumbrada a ser el centro de atención.

—Lo siento, no te hablaba a ti, le decía a la princesa que está detrás de ti.

—¿Qué? —Irene volteó avergonzada y su rostro se puso rojo debido al enojo y la pena que la consumían, me miró de arriba abajo con desprecio y se hizo a un lado con molestia, Nayon y Erika no podían creer que Irene fuera ignorada por Alphonse, cada año ellas recibían toda la atención de los chicos, especialmente Irene, pero este año, las tres habían pasado casi desapercibidas.




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