Sobreviviendo a Alen Bradford

La fiesta.

 

Nadie entendía el por que de esta decisión, más que ser un acto de unión para asegurar la unidad entre los dos internados, estaban provocando una rivalidad peligrosa entre ellos, no importaba si el regalo de consolación incluía un viaje a la playa todo pagado, ambos institutos eran enemigos más que nunca, creí que la batalla había terminado en el momento en el que el referí declaró a Alen como único ganador, nuestra escuela gritó llena de jubilo sacudiendo las gradas con toda su euforia a flor de piel, era una tradición que se le entregara flores a todos los participantes de las competencias, sin importar si habían ganado o no.

Alen recibió un monton de rosas al igual que sus compañeros, los participantes del otro instituto también recibieron un ramo completo, los cazadores de talentos se reunieron alrededor de Alen, Alphonse, Arner, Nil, Levy y cada chico que los había impresionado con su carisma y habilidades.

Después de esta noche, todos podríamos ir a descansar, aunque en realidad eso no iba a pasar, se había organizado una fiesta para celebrar los juegos de este año, los adultos se harían de la vista gorda y podríamos hacer lo que se nos plazca, incluso beber hasta el amanecer.

—Por fin terminó esta masacre. —expresó Cecilia aliviada y soltó un suspiro involuntario.

—Lo sé, fue muy difícil de ver, por un momento pensé en taparme los ojos ¿ahora qué sigue? —le pregunté llena de duda al ver que todos se dispersaban con urgencia.

—Sigue lo más esperado de este juego, tenemos al menos dos horas para arreglarnos.

—¿Arreglarnos? ¿para qué? Creí que esto ya se había terminado. —le dije confundida.

—Todos los años la escuela nos deja usar el salón principal para organizar una fiesta, ay alcohol, música cool, diversión y todo tipo de cosas impropias jejeje.

—¿Y el director lo permite?

—Si, el hará sus propias cosas dudosas, sabe que no daremos suficientes problemas ya que podría cancelar la fiesta el próximo año, es como un acuerdo consensuado en el que nos aflojan un poco la correa, además le hicimos ganar mucho dinero a la escuela, parte del premio es una suma considerable para el instituto, pero creemos que toma un poco para él.

—Y de donde sale el dinero? —le pregunté sorprendida.

—De los padres por supuesto, de las donaciones, el soborno, aquellos que pagan para que sus hijos pasen los exámenes, las becas de los alumnos becados.

—Ay, que corrupto se escucha todo. —le dije con una expresión pensativa.

—Ya te acostumbraras, apresúrate, debemos vernos sexys para la fiesta, además ya tenemos la ventaja, las porristas son muy codiciadas por los chicos guapos, puede que tengamos acción esta noche.

—¿Qué tipo de acción? —le pregunté mientras tragaba saliva.

—Jajajaja, no pongas esa cara, solo estaba bromeando jajaja.

—Ay, jejeje, me asustaste, menos mal era una broma. —le dije aliviada.

—Por cierto ¿tienes ropa? Trajiste ropa linda ¿no?

—Bueno, sí, eso creo.

Cecilia entró a mi habitación y comenzó a hurgar en mis cajones con urgencia, mientras yo miraba mi ropa caer al suelo como si se tratara de basura.

—Por Dios Armin ¿Qué diablos es esto? ¿acaso tu abuela te regaló todo esto?

—No tengo abuela, yo escogí mi ropa. —le dije avergonzada.

—Qué demonios ¿hace cuantas décadas fue eso? ¿Cuándo fue la ultima vez que compraste ropa a la moda?

—Es que en la escuela de monjas siempre usaba el uniforme y casi nunca salía, así que no compro ropa desde hace unos años…

—Eres un caso perdido amiga, enserio, hablo enserio, debes demandar a ese internado de mierda, esto no es ropa, es….ay, vámonos de aquí.

Cecilia me tomó de la mano y salimos de mi habitación casi escapando.

—Mi ropa… ¿Qué tiene de malo? Es cómoda y además puedes dormir con ella de lo suavecita que está. —le dije entre pucheros.

—Esos trapos no son sexys, no despertarán la admiración ni la envidia de ningún ser con ojos, después los tiraremos a la basura, el fin de semana antes del viaje a la playa iremos de compras ¿de acuerdo? Pararemos una tarde de chicas.

—Ok…

Cecilia me llevó a su habitación y abrió su closet de par en par, me subió la falda dejando mis mejillas rojas.

—Como lo temía, tienes calzones de abuela…tendré que prestarte de todo, pero no te preocupes, por suerte tu mejor amiga es un icono de la moda, debo tener algo nuevo para ti, algo que se adapte a tu estilo, bueno, no tienes estilo, pero te crearemos uno según tu personalidad, creo que te iría bien un look romántico y femenino.

—Lo siento, creo que la moda no es mi fuerte.

—Ya me di cuenta, haber…

Cecilia busco por unos minutos hasta que se decidió, había un hermoso vestido color blanco, bastante fresco y sexy, en el instante en que lo vi, me enamoré de él.

—¿Te gusta? —me preguntó con una sonrisa.

—¡Si! ¡es hermoso! —le respondí con los ojos puestos en el.

—Te dije que tenía un buen gusto, por suerte no he estrenado este vestido, parece que el destino quería que fuera tuyo, quizás te quede más corto y pegado al cuerpo de lo normal, pero tienes una linda figura, te lucirá.

—¿Puedo usar tenis?

—¿Qué? ¿estás bromeando verdad? Claro que no puedes, usarás estas zapatillas, calzamos del mismo número, ponte esto mientras me visto.

—¿Qué vas a usar tú? —le pregunté con curiosidad.

—Este vestido guinda jejeje ¿verdad que es precioso? Me gusta porque me resalta el trasero.

—Es muy bonito.

Cecilia y yo nos cambiamos, nos peinamos y maquillamos, bueno, yo solo le puse un collar, me había peinado de media coleta y cabello suelto, el maquillaje estaba precioso y me sentía muy bonita, ella estaba hermosa, era de esas amigas que siempre quieren sacar lo mejor de ti.

—¿Como me veo? —me preguntó Cecilia con una sonrisa.




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