Esta no era mi primera bofetada, recibí muchas en mi antiguo instituto, una tras otra por las cosas más mínimas he insignificantes, cosas como: “te dije que no hablaras” “no seas vanidosa” “no me respondas” “no me mires a los ojos” ¿Por qué sonríes? Me ardía la cara y me sentía llena de impotencia, sabía que, aunque pidiera ayuda, nadie vendría a salvarme, sabía que la resignación era mi única salida, sin embargo, ahora…ahora no quería doblegarme, no ante ellas, no con Irene.
—híncate, y no grites. —pronunció Irene con una mirada llena de desprecio.
—No quiero… —le respondí agarrando valor de los recuerdos de un pasado que no estaba dispuesta a repetir, así que le sostuve la mirada y cuando estaba apunto de golpearme otra vez, le detuve la mano. —No me golpearas dos veces, si tienes un problema conmigo, arreglémoslo solas, no es necesario que incluyas a tus seguidoras en esto. —le dije sosteniéndole la mirada.
—¿Qué? Jajaja ¿crees que puedes poner tus condiciones? ¿No te das cuenta de que estás acorralada? No tienes opción alguna pequeña rata, quieras o no, serás la protagonista de todo esto ¡sométanla! — exclamó Irene con fuerza y Nayeon y Erika me agarraron con tanta fuerza que me obligaron a hincarme, caí de golpe dejando todo el impacto a mis rodillas.
—¡No te resistas idiota! —recalcó Erika con saña.
—Apestas a ramera, deja que te demos un baño jajaja. —resaltó Nayeon entre risas.
Trataba de zafarme de ellas, pero cuando menos lo pensé, Irene ya me había vaciado un bote de agua sucia con la que habían trapeado los baños, estaba tan helada y recuerdo que las carcajadas de mis adversarias se disiparon cuando mi corazón hizo más ruido que ellas, me latía tan fuerte que no supe cómo reaccionar.
—¿Tienes frío? Jajaja.
—Creo que huele pero que antes jajaja-
—Espero que se te haya refrescado la moral y dejes de estar de encimosa con mi querido Alen, por si no lo sabes, él y yo somos novios ¿sabes lo que hacen los novios no? —Irene me agarró de la cara y me apretó con fuerza mientras me clavaba esos ojos rabiosos.
Yo la miraba sosteniendo mis ganas de llorar, quería golpearla y al mismo tiempo tenía miedo de enfrentarme a las tres al mismo tiempo, supe que me odiaban más que las palabras y me paralicé otra vez.
—Estuviste en un colegio de monjas, así que no espero mucho de ti ¿no sería normal que fueras lesbiana? Jaja, bueno, no se si estás confundida y pensaste que podías conquistar a alguien como Alen Bradford, pero déjame decirte que él esta muy lejos de tu alcance, no sé, tu podrías quedarte con Cecilia, esa mujer es de sexo dudoso jaja, seguro que ella si es lesbiana se junta con puros hombres como tu, aveces puedo sentir su mirada lasciva, es asquerosa.
—No hables así de ella…no la conoces. —le dije con enojo.
—Está defendiendo a su novia, Jajaja que tierna. —exclamaron Nayeon y Erika muriéndose de risa.
—Alen es mío y yo soy suya, él y yo somos oficiales, nos acostamos y dudo que me deje por alguien como tú que ni siquiera sabe dar un beso, si te le acercas, te pasarán cosas muy feas rata de alcantarilla ¿te quedó claro?
Ya no aguantaba más, creo que la confirmación fría y amenazante de Irene de que ella y Alen habían pasado la noche juntos, me dolió más que aquella humillación que había pasado por su culpa, por culpa de haberme fijado en el chico más deseado de todo Mirland.
Salí corriendo de ahí como pude, ellas ya no insistieron en perseguirme salieron de tras de mí muriéndose de risa, mientras yo corría como un perro mojado y asustado.
—Jajajaja ¿pero que te pasó Armin? ¿tenías tanto calor? Jajaja
—Por lo menos te hubieras metido a una fuente, no vaciarte un bote de agua sucia jajaja.
Erika y Nayeon eran las que más se estaban divirtiendo, Irene estaba muy sería y se las llevó de ahí.
—Vámonos, ya me aburrí, tengo hambre.
—Jajaja, ay no, deberíamos hacerle lo mismo la próxima vez. —propuso Erika llorando de la risa.
—¿Crees que se atreverá a acaézcasele a Alen otra vez? Yo lo dudo jaja. —exclamó Nayeon con seguridad.
—Si insiste en provocarme la próxima vez no seré tan amable. —exclamó Irene dejando a sus amigas atrás y ellas tragaron saliva.
—¡Espéranos Irene! —sabían que tenerla de enemiga, era un serio problema.
Por otro lado, Armin estaba llorando, las personas que se la cruzaban se le quedaban viendo extrañados, estaba completamente empapada y no sabía a donde ir, su dormitorio estaba del otro lado, la vergüenza la estaba consumiendo.
—Dejen de mirarme…por favor…dejen de verme… —se decía Armin así misma mientras trataba de ocultarse.
Entre su desesperación, se desvió hacia los jardines, por suerte no había nadie ahí, pero a pesar de que quería pasar desapercibida, se tropezó con alguien y ella calló de rodillas y se echó a llorar.
—Lo siento… —exclamó Armin entre sollozos.
—Amin… ¿Por qué estás…? — El chico con el que se había topado era Nil, al ver a Armin empapada y llorando, la abrazó con fuerza pegándola a su pecho.
Armin se sentía tan avergonzada que la hubiese visto en esa forma que no quería ni verlo a la cara, pero él levantó su rostro con delicadeza y con empatía volvió a preguntarle.
—¿Quién te hizo esto?
Yo me sentía vulnerable, así que mi cuerpo se refugió en él instintivamente, lo abrace tan fuerte que no quería que me soltara jamás.
—Dime quién fue y te prometo que no volverá a tocarte jamás. —declaró Nil con seriedad.
Por otro lado, Irene había perdido de vista a sus secuaces y ellas seguían riendo y hablando de lo que le habían hecho a Armin y para su mala suerte Alen estaba de paso.
—Fue tan divertido jajaja, nunca voy a olvidar su cara, especialmente cuando Irene le dijo que ella y Alen se acostaban, pude oír como su corazón se rompía jajaja. —externó Erika burlona.