Sobreviviendo a Alen Bradford

Tregua peligrosa.

 

Sara tenía el corazón acelerado a mil por hora, se sentía tan indefensa y pequeña ante la humillación y la golpiza que estaba recibiendo por parte de Erika, la matona número uno de Irene, ella disfrutaba de golpear a Sara, pero tubo que parar debido a que ya le sangraba la nariz.

—Ya basta…por favor…— exclamó Sara entre lagrimas, estaba muy adolorida por las patadas, las bofetadas y los jalones de cabello que estaba recibiendo.

—¿Quieres que Erika se detenga?—le preguntó Irene haciendo una pausa a su tortura.

—Si…—respondió Sara tartamudeando.

—Sabes, mi amiga puede continuar todo el día hasta matarte, pero el tiempo esta en nuestra contra, dentro de diez minutos tenemos que entrar a clase y eso nos impide seguir pasando el rato contigo.—Irene se acercó a ella y levantó su mentón con dos de sus dedos, pues le tenía repulsión y la miró fijamente y añadió.— Pero después volveremos a tener tiempo libre para atormentarte y será a sí todos los días de tu existencia, tu uncía salvación será suicidarte o salirte de este internado, lo cual significaría un rotundo fracaso para ti, pues nadie en su sano juicio saldría de Mirland siendo el mejor instituto que existe, pero tu, maldita perdedora, serás tan miserable y sufrirás tanto que preferirás deshonrar a tu familia que seguir un día más en nuestras manos expertas en torturar tipas escuálidas y desabridas como tú.

Irene le apretó las mejillas provocando que Sara llorara incontrolablemente.

—¿Por que me hacen esto?

—¿Por que me hacen esto?—-Irene le arremedo burlándose de su voz temblorosa y después la tomó del cabello con fuerza y le dio una palmada en la nuca.— ¿A caso creíste que no lo notaria? Esa extraña obsesión tuya y tus ridículos intentos de imitarme, ja, como si pudieras acercarte un poco a mí, jajaja, al principio fue tan divertido, jajaja ¿recuerdas cuando la descubrimos usando el mismo perfume que nosotras? ¿Podrías imitar la forma en la que copiaba nuestras posturas? Jajaja eso me hace reír mucho.

—¿Te refieres a esto?—Erika comenzó a imitar a Sara y se reinan de ella a carcajadas.

—Lo lamento…de verdad perdónenme… no lo hice a propósito, solo quería ser como ustedes, aunque sea por un segundo, lo lamento no volverá a pasar.—exclamó Sara aterrada.

—Claro que no volverá a pasar estúpida ¿por que crees que estás aquí? cavaste tu propia tumba, ahora serás nuestro juguete, te guste o no, vivirás para divertirnos, comerás lo que te ordene, te vestirás como yo te diga y aprenderás trucos como un buen perro, serás nuestra esclava y harás todas nuestras tareas, si te digo que bebas agua del retrete lo harás, si te digo que comas gusanos lo harás, si te pido que me abaniques cuando haga calor, lo harás obedientemente porque es lo mínimo que te mereces por haber intentado parecerte a mí.

—Pff, Jajajaja, mira, la pobre esta por hacerse encima jajaja.—añadió Erika divertida.

—Pero puedo tratar de no ser tan mala conmigo si de vez en cuando haces cosas por mí, si lo haces y me muestras tu lealtad, puedo considerar hacerte parte de nuestro grupo, pasarás de vivir en el anonimato a brillar como otra de las estrellas de Mirland, seguro que debajo de esos trapos asquerosos y esos lentes de botella hay una chica simpática con potencial, claro que te quitaríamos esos horribles frenos.

—¿Que? Oye ¿estás hablando en serio?—le preguntó Erika desconcertada y añadió.—¿ es una broma verdad?

—Tu cállate, estoy hablando con ella.— le dijo Irene con voz firme y Erika tragó saliva enmudeciendo al instante.

—¿Acaso no soy generosa pequeña rata?

Entre tanto tormento, Sara había visto una luz que le había dado esperanza, si lograba dar el ancho, podría ser recompensada convirtiéndose en una de las chicas que tanto a admiraba, parecía una oferta tentadora, sus ojos brillaron ante la idea de que su sueño se hiciera realidad.

—Tal vez sufra por un tiempo, pero no será siempre si me porto a la altura, todo esto ya lo vivo a diario y sin ningún tipo de recompensa, pero Irene es una diosa oscura que me dará mi recompensa si hago bien las cosas que me dice, la pregunta es ¿que cosas debo hacer por ella que la princesa de Mirland por si misma no se atreve hacer? Eso no importa, mi oportunidad de ser alguien a llegado y no la voy a desaprovechar.—pensó Sara en sus adentros y se aferró a los pies de Irene y dijo:

—Haré todo lo que me dices…me ganaré tu confianza y no te defraudaré.

Irene sonrió mientras le acariciaba la espalda había logrado conseguir a su peón.

—Buena chica, a partir de ahora harás todo lo que yo te diga.

Este sería uno de los pecados más grandes que Irene alguna vez cometió y también su más grande error, por otro lado, Nayeon se encontró con Nil, el cual iba furiosos buscándolas para ponerlas en su ligar y darles una advertencia.

—-¡Nil! ¿Que haces aquí? Que sorpresa jejeje ¿leíste mi mensaje? Sabía que te pondrías de nuestro lado, Alen no nos creyó, tampoco Ezra y …Nil la interrumpió tajantemente.

—Deja ya esta farsa ¿donde están Irene y Erika?— le preguntó muy molesto.

—No lo sé, se fueron a clases supongo, yo voy al baño, pero te vi y quise aclarar las cosas contigo, Cecilia y Armin son unas mentirosas, ellas son las malas del cuento, hay testigos que vieron como Cecilia se le iba a los golpes a Irene de la nada, esta loca.

—¡Cecilia esta con el rostro lleno de rasguños! Estoy seguro de que ustedes la provocaron, ella no sería capaz de iniciar una pelea por que es reservada, pero defendió a Armin de sus actos cobardes ¿por qué la acosaron? ¿Que les hizo para que se metieran con ella?—le preguntó Nil furioso.

—¡Ya te lo dije! Ellas empezaron todo…

—Hablar con ustedes es una perdida de tiempo, no vuelvan a ponerles una mano encima a mis amigas, recuerden que no están solas.

—¿Por que están tan obsesionados con ellas? ¿Acaso te gusta Armin? Alen se puso igual de loco que tú cuando supo que…




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