Sobreviviendo a Alen Bradford

El beso maldito

 

Tanto Nil como Alen habían dejado las cosas claras a Irene y sus amigas, tenían prohibido molestar a Armin y a Cecilia, pero la abeja reina se había encargado de reclutar a una nueva marioneta, una que haría el trabajo sucio por ella, Sara se encontraba envuelta en este juego por la supervivencia escolar, su acoso había sido tanto que este chantaje perverso le parecía una promesa libertadora que la ayudarían a posicionarse en la cabeza de la cadena alimenticia, no importaba cuanto sufrimiento le tocara experimentar o si realmente tenía que convertirse en la esclava de Irene y sus amigas, ella haría cualquier cosa para sobrevivir al acoso escolar.

Nunca pensé que se armaría todo un alboroto, pero me di cuenta que no estoy sola, Cecilia haría cualquier cosa para defenderme, no le importó que su rostro fuera lastimado, se le fue encima a Irene y trató de asegurarse de que no volvieran a molestarme, los chicos también me sorprendieron, para ellos no era una novata, si no su amiga a la que cuidaran de cualquiera que quisiera hacerle daño, estaba feliz de pertenecer a sus grupo.

Al final, nos llamaron a la dirección, tanto a mí como a Cecilia, Irene, Nayeon y Erika, al ver le el rostro a Ceci, dieron con la hipótesis de que había ocurrido una pelea entre nosotras, pero todas negaron que hubiera sido así, me quedé fría cuando Cecilia dijo que se había caído por accidente en un arbusto de rosas y cuando me preguntaron los ojos de todas se me posaron encima, Cecilia me dio una ligera patada en el pie y confirmé su versión, después de eso nos dejaron ir con la advertencia de que si alguien más volvía a caerte, sería suspendida.

—Esto no se va a quedar así perras.—nos dijo Irene antes de irse con sus dos guardaespaldas.

—Esa maldita no aprende, estoy segura de que no te dejará en paz tan fácilmente y menos ahora que Alen fue a ponerla en su lugar.—externó Cecilia mientras la veíamos alejarse.

—¿Alen habló con ella?—le pregunté sorprendida.

—Tuvieron una pelea respecto a lo que te hizo, ja, por eso está tan molesta.

—Creí que no diría nada al respecto..que no se metería…—le dije con el corazón acelerado.

—Pues lo hizo, esa es su rabia, yo tampoco pensé que la pondría en su lugar, pero creo que tenía razón cuando te dije que le interesabas.—me dijo Cecilia con seriedad.

No estaba segura si era buena idea que le contara que Alen y yo nos habíamos besado, pero sentía que debía ser sincera con ella.

—Oye Cecy…—mi voz estaba entre cortada, me sentía con timidez y al mismo tiempo no sabía si en realidad ese beso había sucedido, había sido tan perfecto que llegué a pensar que estaba soñando.

—Dime.—los ojos de mi amiga se posaron sobre mí, eran tan grandes y hermosos, que me dio pena externarle lo que había sucedido entre nosotros y me acobarde.

—No, nada…—le dije con la mirada en el piso.

—Ya dime, puede leer tu mente y se que es importante para ti, si me ocultaste algo más y esas arpías te hicieron otra cosa, te prometo que no iré tras de ellas, mañana será un buen día para vengarnos.

—¿Realmente ya no piensas luchar por el amor de Alen? ¿De verdad te rendiste?

—¿Por que me preguntas eso? Ya te dije que te apoyo, me hice aun Aldo desde nuestra ultima platica, sería absurdo luchar por un amor no correspondido, además… yo no le gusto, nunca lo haré.—externó Cecilia con tristeza y se esmeró en disimular y añadió ¿por qué? ¿Pasó algo entre ustedes?

—Si…cuando escapé de Irene, me tropecé con Nil, él estuvo conmigo un rato, pero después llegó Alen y me llevó con él, yo no supe como reaccionar, esta aterrada de que me viera tan sucia y desarreglada, pero después de discutir sobre la forma en la que me trataba y lo confundida que estaba, me besó…

—¿Qué?—pude escuchar como el corazón de Cecilia se rompía, no importaba cuanto tratara de disimular su dolor, sus ojos la delataron, se le pusieron vidriosos.

—Me dije que le gustaba y que no estaba jugando conmigo, no sé que pensar al respecto, no he vuelto hablar con él de esto, pero…creo que me corresponde, lo siento Cecilia, no sé que hacer, perdón por ser tan mala amiga.

Cecilia me abrazó con rapidez y me estrujó contra su cuerpo, estaba llorando, lo sé, ese día la amé aun más, porque aun en su dolor, siguió apoyándome.

—Ya te dije que dejes de disculparte con todo, no tienes que pedir perdón por ser correspondida, no seré el tipo de amiga que pelea por un chico, no te dejaré, te lo prometí, somos amigas, mejores amigas, piensa en ti yo lidiaré con mis sentimientos sola, es mejor así.

—¿Por que eres tan buena conmigo?—le pregunté conmovida y la abraza con todas mis fuerzas.

Así fue como terminó ese fatídico día, me quedé esperando la felicidad que viene cuando eres correspondido, pero, nunca llegó, esa emoción tan esperada se vio opacada por todo lo que había vivido, tenía la impresión de que de alguna manera, también había lastimado a Nil, todo este amor siempre tenía consecuencias que me herían, aislaban o alejaban de las personas que me importaban, aquel beso tan esperado, hirió a dos de mis amigos y yo estaba muy enamorada como para darme cuenta.

El premio donde los ganadores de las competencias se habían ganado un viaje a la playa estaba casi a la vuelta de la esquina, pero antes de eso, el fin de semana donde el internado te permite visitar a tu familia llegó, aunque solo eran dos días y medio el entusiasmo de regresar a casa tenía a todos de cabeza, yo no me encontraba con el mejor entusiasmo, Nil estaba distante, Cecilia parecía no querer salir de la biblioteca y Alen como cada trimestre, pedia un permiso especial en donde se dedicaba a entrenar duro para las competencias futuras, una de ellas estaba bastante cerca, así que no lo vi desde el beso, ni siquiera un mensaje o una llamada rápida, me torturaba con la idea de pensar que tal vez se había arrepentido de haberme besado.




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