No importaba cuanto cariño le tuviera a Oliver y María, ellos no eran mi verdadera familia, aunque tratara de no pensar en eso, si ellos eran despedidos o si repentinamente ya no desearan trabajar para mí, simplemente dejaría de verlos, no hay un lazo que nos una, una razón autentica por la que quieran quedarse conmigo, era consciente de todo eso cada vez que me encontraba sola, en esa enorme mansión que me recordaba que esta completamente sola a merced de mis oscuros recuerdos.
—¿Extrañaba su casa señorita?—me preguntó Oliver mientras cerraba la puerta principal, yo contemplaba lo grande que era, siempre sentía que la recordaba diferente, tenía la sensación de que era la primera vez que estaba ahí.
—Eh, si…—le dije sintiéndome ajena a todo lo que me rodeaba.
Tenía todo el dinero del mundo para malgastarlo en lo que yo quisiera, podía comprar ropa de diseñador, joyas, zapatos, incluso podía pagar por compañía, pero nada de lo que pudiera adquirir podría llenar el gran vacío que había en mí, nadie podría responder todas mis preguntas ¿quien mato a mis padres? ¿Por qué solo yo quedé con vida en esta miserable riqueza corrompida? ¿Por qué nadie atrapó al acecino de los Tesland?
—La comida ya esta servida señorita.—venga, la demás servidumbre la esta esperando en el recibidor para darle la bienvenida.
—¡Bienvenida señorita Armin! ¡Es un placer tenerla en casa!—me dijeron los sirvientes que trabajaban en mi casa, que eran un total de veinticinco personas.
—Gracias por la bienvenida y por cuidar de la mansión por mí, se ve…muy bonita.
—Adelante señorita, pase al comedor, ya esta servido.
—¡María!—mi corazón no podía dejar de estremecerte cuando la veía, mi querida maría…
—¿Le ha ido bien en el instituto? ¿Nadie le ha dado problemas?—me preguntó María con una hermosa sonrisa.
—Bueno, hay tres chicas a las que no les caigo muy bien, pero me parece que son así con todo el mundo, he decidido que no me afectara.—le respondí con una sonrisa nerviosa.
—¿Pero le han hecho algo? —volvió a preguntarme con una expresión de preocupación.
—Eh, no, no te preocupes, tuve un encuentro desagradable con ellas, pero hice buenos amigos, especialmente a Cecilia, espero invitarla el próximo en el próximo permiso, espero que sus padres le den permiso y puedan conocerla.
Todos estábamos cenando a la mesa, sé que esto era algo inusual para la mayoría de personas, pero en lo secreto de mi espaciosa casa, me gustaba comer con mis trabajadores, el cocinero, las encargadas de la limpieza, el jardinero, en fin, todos estábamos ahí, era lo único que adormecía mi alma, me pregunto si solo los estaba utilizando para aliviar mi dolor o si en realidad si era compasiva, ese era otro tema en el que no quería profundizar.
—¿Le gusta la cena?—me preguntó Fidel, el jardinero que se veía muy contento con la sopa de hongos.
—Si, todo esta delicioso, pueden comer todo lo que quieran se ve que hay mucha comida.
—Gracias señorita, yo si le tomaré la palabra.—declaró Benito, un fontanero que nos ayudaba arreglar las tuberías.
—Por cierto, un amigo pasará por mía antes de la cena, me invitó a quedarme en su casa el fin de semana, su nombre es Levy, es uno de mis mejores amigos en el internado, no es mi novio ni nada preciso jeje.
—¿Un chico?—todos me miraron sorprendidos, pues conocían la fobia que anteriormente le tenía a los hombres.
—Si…
—Oh, eso si que es nuevo, debe haber todo tipo de apellidos importantes en el internado de Mirland, ¿Cual es el apellido del joven Levy?—me preguntó María con interés.
—Creo que es Wolk, Levy Wolk ¿por qué?
—Cuando veíamos sobre el internado, no nos decidíamos en cual instituto encajaría mejor, pues queríamos que estudiara en el mejor internado y vimos que había apellidos de gente muy importante, por ejemplo el joven Wolk que proviene de una familia de empresarios, también vimos que esta el famoso apellido Brenon y Bradford entre otros.
—Si, estos últimos van a mi misma clase.
—Vaya que casualidad ¿y la tratan bien?
Me di cuenta de que todos estaban muy atentos a lo que iba a decir, me sentí muy incomoda, como si estuviera en un interrogatorio.
—Ambos son mis amigos, me tratan bien.—les dije con una sonrisa ligera.
—Me alegra escuchar eso, me quita un peso de encima.—declaró María con una sonrisa brillante.
—Si…
—Debería ir a descansar señorita, se nota que esta cansada por el viaje, además debe estar lista para cuando su amigo venga a recogerla.—me dijo Oliver mientras levantaba mi plato.
—Es verdad, iré a darme un baño y preparar mi ropa, después de este fin de semana iremos al viaje a la playa que ganamos, estoy muy emocionada.
—Puede disponer del dinero que necesite para sus compras, me imagino que irán a todos los centros comerciales.
—Eso creo, gracias por todo, ustedes también descansen pronto.
—Si necesita algo solo avísenos.
—Por su puesto, nos vemos.
Por alguna razón, sentí que debía esperar un poco más antes de irme, así que fingí que subía las escaleras y me iba a mi habitación, pero me escondí detrás de uno de los muebles que estaban en la parte de arriba que daba a mi recamara, entonces vi a Oliver jalar del brazo a María y comenzó hablar con ella de manera discreta, no se percataron que estaba escuchándolo todo.
—¿Como se te ocurre preguntarle eso delante de todos en la mesa? Te viste demasiado curiosa por los apellidos de sus compañeros ¿no crees?—le dijo Oliver en forma de reclamo.
—Es la única manera de ver con quien se relaciona y movernos al respecto, nos hemos tardado demasiado.
—No es el tiempos mantente a raya por favor.
—¿Hay que hacernos cargo de ella hasta que sea una adulta entonces?
—Procederemos cuando se nos indique, deja de apresar las cosas.