Sobreviviendo a Alen Bradford

Incógnitas de un corazón roto.

 

Nadie era capaz de responder las preguntas que acosaban mi cabeza en ese momento, nadie excepto ellos, pero verles la cara era algo que no quería hacer, por que no sabía si abofetearlos, recriminarles por haberlos escuchado quejarse sobre el tiempo que me habían cuidado, no podría explicarles la terrible decepción que sentí en ese momento, acababa de abrir los ojos y confirmé lo que ya sabía y por tonta no me atrevía a aceptar, esta completamente sola, una oveja mal herida a merced de una perversa y hambrienta jauría de lobos rapaces.

¿Quienes eran esos dos extraños que tenía metidos en mi casa desde hacia tantos años? ¿Por que parecía ser una carga para ellos? ¿Por que María estaba tan interesada en conocer los apellidos de mis amigos? ¿Quien diablos es maría? Con lo que escuché dudo que sea su verdadero nombre…Oliver….¿enserio te llamas Nicolas? ¿En quién demonios voy a confiar ahora? Fidel parecía no estar al tanto de lo que platicaban esos dos, pero ¿en quién puedo confiar?

La cabeza me daba miles de vueltas, en un solo fin de semana no lograría hacer mucho, tenía que encontrar la forma de saber más de ellos y sus verdaderas intenciones.

—Dudo que pueda tener otra oportunidad como la de ahora…a menos que…

Definitivamente no pensaba quedarme en esa casa, no después de esto, ya no confiaba en ellos y dormir bajo el mismo techo que aquellas dos figuras desconocidas me revolvía el estomago, se me había ocurrido un plan y le pediría a Levy su ayuda.

Después de unas horas, me había metido a bañar para relajarme un poco, pero debo confesar que me fue muy difícil pasar por alto toda esta situación, me esforcé al máximo por actuar como de costumbre, pero no me acerqué a ellos para nada, fingí estar muy emocionada por poder pasar la noche en casa de un amigo, pero antes de irme, hablé con Fidel a solas con el pretexto de que quería
regalarle una ropa que ya no utilizaba a su hija, la cual tenía mi misma edad.

Me di cuenta de que ese par me creía muy estúpida, ni siquiera se molestaron en seguirme a mi habitación, fue lo mejor, su confianza me dio la ventaja de jugar mi primera carta.

—¿Puedo pasar señorita?—me preguntó Fidel emocionado por las cosas lindas que le fuera a regalar a su hija.

—Fidel ¿nadie te siguió hasta aquí?—le pregunté con seriedad.

—Eh, no señorita, creí que María me acompañaría pero esta muy ocupada hablando con el señor Oliver.

—Cierra la puerta por favor.

—¿No prefiere que la deje entre abierta? Así se sentirá más cómoda.

—No, no quiero que nadie nos escuche.

Fidel me obedeció con un sentimiento de extrañeza y cerró la puerta con nerviosismo, no había ninguna bolsa de ropa, solo yo con mi ultimo acto de confianza hace alguien de esa casa.

—¿Que sucede señorita? ¿Hice algo mal?—me preguntó Fidel con nerviosismo y añadió: —me he reforzado en mejorar la apariencia de los jardines, especialmente las rosas que dejó su madre hace mucho, se dan muy bien, solo hay que darles mantenimiento.

—Tu no hiciste nada malo, de hecho eres la única persona en la que confío, Fidel, estas preocupado porque no tienes dinero para que tu hija siga con sus estudios ¿verdad? ¿Como se llama?

—Elisa…pero…

—¿Elisa es inteligente? ¿Crees que pueda aprobar el examen del internado de Mirland si se lo pago?

—¿Que? Jajaja ¿esta bromeando? Es que Elisa no…

—No es ninguna broma, respóndeme ¿Elisa sería capaz de aprobar ese examen? Dices que ha ganado premios estatales por su rendimiento académico ¿no? Bueno, si trabajas para mí y haces lo que te digo sin preguntar, yo me encargaré de pagar la educación de Elisa, tengo dinero en efectivo de todas las mensualidades que recibo y no he gastado, esta en una cuenta en la que si tengo acceso, debo tener suficiente dinero como para pagarle su estancia en el internado, pues nunca he agarrado un solo peso de ahí, me mandaban mi mensualidad a esa cuenta pero como las monjas no me dejaban salir, nunca lo usé, ese es el único fondo que tengo, pues no puedo disponer de toda mi fortuna hasta que no tenga la mayoría de edad que estipula el testamento de mi padre que es hasta los veinte años.

—Señorita, perdón que la interrumpa, pero creo que hubo una confusión, Elisa es mi hija menor, ella apenas va en la primaria, mi hijo mayor es el que tiene que dad, su nombre es Marco, y si, ya no puedo costearme sus estudios, es muy inteligente, si le dieran la oportunidad de estudiar en esa prestigiosa escuela pasaría sin dudarlo, pero…¿por que me dice todo esto? Ya trabajo para usted ¿que más podría hacer?

—No trabajas para mí si no para Oliver y María, los encargados de esta mansión, estoy segura de que me están traicionando, los escuché hablar de mí y…

Le conté todo a Fidel, también se quedó sorprendido.

—Pasaré el fin de semana con Levy mi amigo, pero hoy le pediré que me acompañe a comprar cámaras de seguridad y unos micrófonos, quiero que te encuentres conmigo en la dirección que te voy a dar y mañana mismo coloques las cámaras y las distribuyas a toda la casa, igual los micrófonos, arréglatelas para meterlas a las habitaciones de esposos dos y otra cosa, mete trabajar a tu esposa como sirvienta de esta casa, diremos que fue un favor especial que me pediste debido a tu difícil situación económica, cuéntale esta misma noche mi plan y habla con Marco, a él lo quiero para que sea como un guardaespaldas, creo que seguiré viviendo acoso escolar y me gustaría que el me ahuyentara a mis agresoras, tu eres alto y fornido, eso debe heredarse, en fin, to familia trabajará para mí, cambio les resolveré la vida económicamente hablando ¿que dices?

—Lo haré, yo la estimo mucho y sé que tiene sus razones para desconfiar de quién usted quiera, la verdad es que…ellos aveces actúan muy raro, pensé que eran ideas mías, creo que tienen una relación.

—Pues lo averiguaremos todo pronto, tienes que ser muy discreto, no olvides que confío en ti, si descubro que se han burlado de mí, lo pagarán muy caro.




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