El esperado mensaje llegó, Levy estaba afuera de mi casa esperándome con una flor en la mano, se veía muy apuesto, él solía ser un galán, un bromista y todo lo fanfarrón y gracioso que se podía ser, bajé de prisa, no hice maleta alguna, no quería que supieran cuando regresaría, solo Fidel conocía mis verdaderas intenciones, salí tan deprisa que no abracé a esa mujer, maría o como se llame, sentía que la aborrecía, por su propia boca supe que yo era una carga para ella, mis pasos se apresuraron y cuando abrí la puerta, la sonrisa de Levy fue lo primero que vi.
—¿Se encuentra mi chica en casa? Vengo a llevármela conmigo.—me dijo con una sonrisa y me guiñó el ojo con su típica coquetería.
No lo pensé dos veces y me abalance a sus brazos desesperada, quería un lugar seguro, sentir que alguien era real conmigo, Levy fue ese escape que tanto necesitaba en esos momentos.
—¿Que pasa? ¿Y esto? Jajaja, que manera de recibirme tan bonita jajaja.—dijo Levy sorprendido.
—Vámonos de aquí…—exclamé con la voz entre cortada, inmediatamente Levy supo que debía sacarme de ahí.
—Ahí viene el mayordomo.—susurró Levy simulando que me daba un beso en la mejilla.
—Joven Wolk, me presento, yo soy Oliver, el mayordomo de esta casa desde hace tiempo, nuestra señorita nos dijo que pasaría el fin de semana con usted, gracias por invitarla a pasar estos días con su familia, le pido atentamente que cuide de ella, es una joven muy dulce, además la queremos mucho, me atrevo a mencionar que es la primera vez que hace algo así, por eso el hincapié a que la cuide.—declaró Oliver con un saludo cordial.
—Un placer señor Oliver, no tiene de que preocuparse, Armin esta en buenas manos, la entregaré sana y salva.—expresó Levy con amabilidad.
—La voy a extrañar mucho señorita Armin, cuídese mucho por favor y diviértase.
María se unió a la conversación he intentó acercarte a mí para abrazarme, pero me escabullí rápidamente jalando a Levy del brazo, simulando estar ansiosa por irme, esto dejó a María con los brazos extendidos y ni siquiera me moleste en mirarla.
—Nos vemos Oliver, María.—esa fue la primera vez que forcé una sonrisa, estoy segura de que pareció más una mueca desagradable que una despedida.
—Hasta luego.—dijo Levy antes de darles la espalda, pude sentir como la sonrisa desapareció de sus rostros una vez que que me alejé.
Había dejado mis maletas apropósito, con la excusa de que enviaran a Fidel a entregármelas, sabía que Oliver se ofrecería a llevarlas, pero no podía oponerse a mis ordenes, una vez que me subí a la camioneta de Levy, mi postura fuerte se esfumó.
—¿Está todo bien?—me preguntó Levy preocupado.
—No, te explico en el camino, necesito que pasemos a un lugar antes, uno donde pueda conseguir, micrófonos y cámaras ocultas, necesito desenmascarar a esos dos.
—Permíteme.
Levy bajó el vidrio que dividía a su chofer de nosotros y le preguntó si sabía de un lugar fiable donde vendieran todo lo que necesitaba y él le dijo que si, así que nos dirigimos hacia allá.
En el camino le fui platicando todo lo que me había pasado y las cosas que había escuchado, decidí desahogarme con él y contarle sobre mi pasado.
—Mis padres murieron en un supuesto accidente automovilístico, dijeron que su deceso se debió a un fuerte choque, aseguraron que mi padre estaba bajo el efecto del alcohol, pero él no tomaba cuando iba a manejar, no era un alcohólico, mucho menos alguien que perdía el juicio por eso, además, escuché cuando dijeron que tenían los labios morados, fueron envenenados, su muerte es un misterio, las autoridades no investigaron a fondo, solo llenaron mis oídos de todas sus mentiras, yo sé que asesinaron a mis padres, pero nunca sabré quién lo hizo, o al menos eso pensé, tengo el presentimiento de que Oliver y María tienen algo que ver, ellos están a mi servicio desde que tengo memoria y creí….—en este momento, la voz se me cortó, me dolía tanto saber que me habían engañado y mi corazón tomó la palabra.—cría que me querían…sé que para ellos no soy más que una fuente de ingresos ilimitada, probablemente por eso siguen a mi lado, pero, para mí…ellos eran mi familia, todo lo que tenía, Levy, estoy completamente sola, no le importo a nadie.
Los brazos de Levy eme envolvieron y pude sentir su consuelo.
—Siempre estas sonriendo, la primera impresión que tuve de ti, fue la de una cria de conejo o un cachorro curioso, todo te parecía asombroso, nuevo y encantador, a simple vista tu dulzura puede ser engañosa y hace creer que una persona con tu brillo jamás a experimentado el dolor, pero haz pasado por mucho.
—¿Y si mis padres nunca quisieron mantenerme recluida en esa escuela de monjas? ¿ que tal si Oliver y María lo decidieron? ¿Que tanta verdad hay en sus palabras? Estoy aterrada de descubrir la verdad ¿y si no puedo procesarlo? ¿Que haré si me encuentro con la sorpresa de que son unos criminales?
—Escúchame, te agradezco por haberme confiado todo esto, no te dejaré sola, somos amigos ¿lo olvidas? Encontraremos la manera de resolverlo, si quieres desenmascarar a ese par, primero debemos saber que se traen entre manos, si descubrimos que son unos vividores o peor, lo pagarán.
—Está bien.—le dije con angustia, era ese sentimiento estorboso que te roba la paz, una incertidumbre acósate que creaba mil hipótesis en mi cabeza, pero Levy tenía razón, debía empezar con la cabeza antes de querer llegar a la cola.
El chofer de Levy nos llevó a nuestro destino y compré todo lo que necesitaba, me asegure de que Fidel pudiera equipar toda la casa de cámaras y micrófonos, como lo había sospechado, Oliver me llamó diciendo que me llevaría mis maletas, pero yo le dije que prefería que Fidel me las llevara, ya que le había dado la tarde libre para ir a ver a su familia y aunque él insistió en traerlas él mismo, yo me mantuve firme en mi decisión, así que Fidel se llevó todo.