No sabía por donde empezar, sé que lo lógico era hacerlo desde el principio pero, no quería preocuparlos, seguro que ellos tendrían sus propios problemas, Levy me ayudó a ser clara con mi situación, aunque sintiera que estaba siendo un problema.
—¿Dices que tus sirvientes de toda la vida pueden ser los asesinos de tus padres? —me preguntó Cecilia preocupada.
—Solo es una sospecha…
—De vez en cuando es bueno hacerle caso a las corazonadas, pueden salvarte de grandes problemas, por lo que escuchaste, deben estar involucrados en algo serio, quizás hacen uso inadecuado de tu dinero.— exclamó Nil pensativo.
—¿Oliver es el encargado de tus finanzas?—me preguntó Levy con interés.
—Si, al ser el más antiguo de los trabajadores y el mayordomo de confianza, mis padres lo pusieron como mi responsable si algo les pasaba.
—¿Pero como pudieron dejar a un simple sirviente como tu tutor? No tiene sentido que tus padres le hayan dejado todo aun mayordomo, no importa que fuera de confianza, ningún millonario deja su fortuna e manos de posibles vividores.—externó Cecilia con enojo.
—¿Que insinúas? —le preguntó Levy esperando que no fuera el único desconfiado.
—¿Y si realmente ellos son los aséanos de tus padres?
—Puede que si tengas a un familiar y por azares del destino este no sepa que quedó a tu cargo.—dijo Nil con seriedad.
—Nunca conocí a nadie, no lo recuerdo, toda mi vida estuve enclaustrada en el internado de monjas, casi no veía a mis padres, supe de su muerte en…—mi voz se cortó recordando el dolor que aquella noticia me había causado, los ojos de mis amigos se llenaron de empatía y los tres me tocaron las manos en forma de consuelo y añadí decidida a terminar mis palabras.—me enteré de que habían muerto mientras hacia un examen, la mente se me puso en blanco, no sabía procesar todo lo que me estaba pasando, mi vida es como una hoja en blanco donde cualquiera puede poner el guión que se les de la gana.
—No importa si en el pasado las personas que se suponían debían cuidarte, abusaron de tu generosidad y tu inocencia, ahora que tienes la sospecha de lo que pudo haberle pasado a tus padres, puedes hacer algo para detenerlos, no estas sola, cuentas con nosotros para lo que necesites, el padre de Levy puede orientarte y ayudarte en el tema legal, yo puedo preguntarle a mis padre sobre un buen detective que pueda ver el caso a fondo, investigar a esos dos desde antes de su llegada a la vida de los Tesland, pero no tienes por que pasar por esto sola.—me dijo Nil de manera sincera.
—Gracias…espero que pueda encontrar las respuestas que busco, mañana Fidel se encargará de poner las cámaras, lo hará aprovechando que es el día libre de María y Oliver saldrá hacer sus deberes, nadie sabe a donde va, pero se ausenta por horas, será la brecha de tiempo que Fidel aprovechará para instalarlas.
—¿Y ese tal Fidel que te pidió cambio de esto?—me preguntó Cecilia con el ceño fruncido.
—Nada, yo fui la que me ofrecí a pagar la colegiatura de su hijo mayor, en Mirland.
—¿Que? ¿Estas loca? ¿Sabes la fortuna que gastarás?
—Puedo pagarla, me quedaré corta de dinero por unos meses ya que solo dispongo de mis mensualidades que ahorré durante años, pero si Marco logra pasar el examen le darán una beca y entonces podré ahorrarme bastante.
—¿Y por lo menos es así de inteligente?—preguntó Cecilia incrédula.
—Confio en que si.
—Ay Armin, esto es tan complicado…de verdad lo lamento.—expresó Cecilia sintiéndose culpable.
—¿Quieren algo de beber? Iré por unas cervezas.—dijo Levy y Nil se ofreció acompañarlo dejando a Armin y Cecilia solas por un tiempo.
—Lo siento, no debí alejarme de ti estos días, pensé que…—Cecilia hizo una pausa, se sentía avergonzada de confesarle que la razón por la que se había alejado de ella era por Alen Bradford, la idea de pensar en su mejor amiga y en el chico que tanto le gustaba le parecía dolorosa, no quería ser egoísta y opacar la felicidad de Armin de ser correspondida por él, así que se aisló para sufrir en silencio, pero tras ver por todo lo que Armin esta enfrentando, se sintió muy culpable.
—¿Que pasa?—le preguntó Armin extrañada.
—Fui una mala amiga, lo lamento, no volveré alejarme, lo prometo.—Cecilia abrazó a su amiga y la estrujó en sus brazos.
Cecilia era muy importante para mí, ella sanaba heridas que no me había causado, la quería como a una hermana, si no tuviera a mis amigos en estos momentos, no sabría que hacer con mi vida, estaba aliviada de que estuvieran aquí.
—¿Fue bueno que nos alejáramos? Están como un par de nutrias, aferradas la una a la otra.—externó Levy con una sonrisa.
—Dame esa cerveza, necesito enfriar mis pensamientos, por un momento sentí la necesidad de ir a golpear a esa supuesta María.—dijo Cecilia bebiendo su cerveza.
—Oye Ceci ¿me acompañas por botana? Se me olvido la tabla de quesos en la cocina.
—No había ninguna tabla de quesos en la cocina.—dijo Nil confundido.
—Yo recuerdo que sí
Levy y Cecilia dejaron solos a Nil y a Armin y el silencio se apoderó del ambiente haciendolo incomodo.
—Eh..lo siento…—dijo Armin con la mirada en el piso.
—¿Por que te disculpas?
—Te he sentido distante desde lo que pasó con Alen, sé que no debí irme con él cuando estaba hablando contigo, lamento haberte hecho enojar.
—¿Piensas que estoy molesto contigo? No es así.
Era inevitable que no mirara su rostro, él era el príncipe con el que fantaseaba cada vez que me sentía en peligro, él era el héroe que soñaba me rescatara del gran dragón y ahí estaba, con su casa de vestir cafe y sus pantalones beige, el estilo old money le sentaba bien.
—Pero parecías evitarme, justo ahora que me viste, parecías incomodo, quizá no esperabas que Levy me invitara a su reunión.
—No es eso, pero…