Las palabras de Nil me hicieron sentir que las cosas entre nosotros jamás volverían a ser igual, no después de la muralla que describió entre nosotros ¿por que tendríamos que alejarnos? Me pregunté a mi misma mientras lo veía alejarse, la razón era lo posesivo que podía llegar a ser Alen y sus celos que rosaban una mente desquiciada.
Nil se fue al baño a lacarse la cara, se quedó mirando su reflejo un buen rato, mientras era victimado muchos pensamientos.
—Odio todo esto, la manera en la que se dan las cosas, la forma en la que se apodera de ti poco a poco, te terminará consumiendo mientras yo me quedo observando como te marchitas ¿seré capaz de quedarme solo mirando? ¿Hasta donde serás capaz de defenderlo o justificarlo? No sé si seré capaz de dejarte tomar tus propias decisiones con él, quizá me termine convirtiendo en el mal tercio, en la persona que parezca estar en contra de tu romance con ese lobo, hay muchas cosas que no quiero perder…tu eres una de ellas.—se dijo Nil mientras se recargaba en el lavabo y exhaló desanimado para después respirar profundamente y volver con una cara de completa seriedad, era un experto ocultando sus sentimientos, pero Armin lo hacia cada vez más difícil.
—¿Está todo bien? ¿Discutieron o algo? Nil se veía muy serio…bueno, más de lo normal, creo.—externó Cecilia confundida.
—No, habló sobre un muro…—le respondí con tristeza.
—¿Un muro?—preguntó Cecilia aun más confundida.
—Creo que deberíamos dejar de inmiscuirnos en cosas que no nos corresponden.
—¿Me estas diciendo entrometida? —le preguntó Cecilia a Levy con un puchero.
—No, ¿ya te había dicho que te vez muy bien cuando te enojas?—le dijo Levy molestándola.
—Ay, ya callate y dame esa tabla de quesos, muero de hambre.
—Jajaja.
Nil había regresado y se sintió culpable de haberme dicho aquellas cosas y se acercó a mí con un jugo de manzana con hielos, sabía que yo no estaba acostumbrada a tomar alcohol.
—¿Tienes sed?
—Ah, sí, gracias.
—Oye, lo que dije, no es lo que en realidad quiero, si hay una barrera entre los dos, buscaré la manera de derribarla, te apoyaré siempre que me necesites, aun ahora en estos momentos difíciles, yo estaré para ti para sostenerte, puedes refugiarte en mi cuando lo necesi…—en ese instante, como siempre, Nil dijo las palabras correctas, solo él y siempre él tenía el poder de calmar mis angustias, no me di cuenta cuando ya me había lanzado a sus brazos y comencé a llorar sabiendo que él era mi lugar seguro.
—Armin…—Cecilia y Levy se conmovieron al verme llorar como una niña, se quedaron mirando sin decir una sola palabra.
—Esta bien, todo va a estar bien, lo prometo.—me dijo Nil rodeándome con sus brazos, mi corazón se sintió tan cálido que no me despegué de él hasta que mi alma descansó.
—Lo siento, es que…tu me haces sentir a salvo.—l dije apenada por mi reacción y Nil se ruborizó hasta las orejas, Levy sonrió de lado y después de eso, todo se sintió mejor.
—Oigan ¿que les parece si mañana nos vamos de compras? Ustedes pueden ser nuestros chaperones o podemos tener una cita doble, como amigos claro.—propuso Cecilia entre broma.
—Claro, por mi esta bien ¿y tu que dices amigo?—le preguntó Levy a Nil y este aun esta en shock por el abrazo.
—Si, esta bien.
—¿Que?—Cecilia y yo nos pusimos igual de rojas que los tomates que estaban servidos en el plato, al parecer tendríamos una especie de cita amistosa con nuestros amigos y aun así, los nervios estaban de punta.
Después de un par de horas, Nil se despidió de nosotros, aunque Levy le pidió quedarse a dormir, él se negó, pero prometió pasar por nosotros para ir a desayunar y después aprovechar el día para ir de compras, así que nos despedimos de él.
—¿Tu también te irás?—le preguntó Levy a Cecilia y esta lo fulminó con la mirada.
—Por supuesto que me quedaré, no dejaré a la pobre de Armin a tu entera disposición.
—Bueno, ella y yo ya habíamos acordado dormir juntos, tu te puedes quedar en la habitación de a lado.—externó Levy conteniendo su risa, quería hacerla enojar.
—¡Olvídalo!
—Jajaja, es broma, podemos dormir los tres en la misma cama.
—¡Ay ya collate!
—Jajaja, esta bien, las veré mañana en la mañana, por lo menos denme un beso de buenas noches.
Esa noche, Levy se fue con la los brazos calientes de todos los golpes que Cecilia le dio, estaba feliz de que ella estuviera a mi lado.
—Ay, este chico es un dolor de cabeza, su apariencia es dulce gracias a ese cabellé rosado, pero es un pervertido en potencia, maldito conejo astuto.—expresó Cecilia refunfuñando.
—Gracias por quedarte, me alegra que estes aquí y que no haya más brechas entre nosotras, te lastimé con todo lo que te dije de Alen ¿no es así? Debí ser más consiente de lo que te decía, a decir verdad…no sé si realmente lo que dijo es cierto, tal vez ya no le gusto, no he recibido ni un solo mensaje de su parte, tampoco yo me he animado a escribirle, me da pena incomodarlo, me da miedo pensar que tal vez se arrepintió de lo que me dijo, a lo que voy es que, fui muy insensible al no pensar en como te sentirías después de escucharme, de verdad lo lamento.
—Ya te dije que no te disculpes por eso, la que debe pedir perdón soy yo, superarlo me ha llevado más tiempo del que creí, escucharte aquel día me causó muchos sentimientos que no pude procesar correctamente, alejarme de ti no fue lo mejor y te lastimé, se que tienes miedo al abandono y al rechazo, no ayudé en nada con mi comportamiento infantil, pero…creo que ya lo superé jeje, ya me curé de la enfermedad de causa el desamor de Alen Bradford jejeje….estoy bien ahora…
Cecilia estaba mintiendo, no importaba cuanto se esforzara en disimular el amor que un le guardaba, este desertaba cada vez que lo veía, cuando lo tenía cerca, era simplemente incontrolable.