Sobreviviendo a Alen Bradford

La foto

 

Tuve que negarme a que Cecilia me obligara a modelarle los diminutos bikinis que me había escogido, con la condición de que elegiría el azul de dos piezas el primer día de mi estancia en las playas de caribe, no hubiera sido capaz de mantenerme con vida después de pasar semejante vergüenza y conociéndola me habría arrojado a la vista de ley y Nil y eso me hubiera devastado, por suerte Cecilia aceptó dejarme en paz si compraba la ropa que ella estaba eligiendo para mí.

Sabía que ella tenía un buen gusto en la moda, me había quedado con mucha de su ropa y sentía que debía comprarle algo, así que en secreto, compré varias cosas a juego para ser gemelas de moda, tenía la esperanza de que le gustara la sorpresa.

Una vez que terminamos de comprar y visitar la ultima tienda que estaba en su lista, regresamos con los chicos, pero en el momento de ver sus caras, sentimos compasión de ellos, estaban desparramados en un sillón, Levy tenía muchas bolsas y Nil solo una pequeña, estaban agotados, parecía que estaban durmiendo.

—Pobres, se ven deshechos.—dijo Cecilia y añadió.—quizá los matamos de aburrimiento, te dije que salieras a modelarles los bikinis, ahora tendremos que ir a declarar o huir dela escena del crimen.

—Deberíamos combarles un helado.

—Buena idea ¡Oigan chicos! ¡Despierten!

—¿Ya terminaron? Pasaron como quince días.—dijo levy bostezando.

—Yo sentí que pasó un mes.

En ese momento me reí, verlos así me dio mucha gracia y Nil sonrió conmigo.

—No sean exagerados, solo falta un ultimo lugar por visitar.

—¿Que? No inventes yo paso.—refutó Levy agobiado.

—Si, yo también.

—El siguiente lugar es una heladería, creo que les debemos el postre.

—¿se les antoja una malteada o quizá un cono doble?—les pregunté con seriedad, quería complacerlos , pero se burlaron d eme.

—¿Que demonios? Jajaja, Armin ¿quien te dijo que quiero una malteada? Mejor una copa d vino que me relaje.

—Pues yo si quiero una, algo dulce me caería bien, igual a ti, no dejaré que bebas esta noche, mañana nos vamos de viaje, no quiero que mi mejor amigo tenga resaca.

—Tienes razón, buen punto, vamos por esas malteadas, !yupi! Estoy tan emocionado…

—Que sarcástico eres.—Cecilia le dio un golpe en el hombro y los cuatro nos fuimos a la heladería, mientras que yo ignoraba todo lo que estaba pasando detrás.

Mientras Armin y sus amigos disfrutaban de su salida, Irene se encontraba en casa con sus amigas, las cuales habían llegado después de que Alen se había marchado.

—¿Que hacen aquí?—les preguntó ella mirándolas con desagrado.

—Hay no hagas esa cara amiga, vivimos adormir contigo porque mañana nos vamos de viaje !hay! ¡estamos tan emocionadas! Necesitábamos con urgencia unas vacaciones, aunque solo serán por una semana, pero igual es divertido.—dijo Erika metiendo como si fuera su casa.

—Oye ¿por que estas en lencería? No me digas que… ¡ay amiga! ¿Hiciste travesuras?—le preguntó Nayeon molestándola.

—Que le importa.

—Ay un preservativo en el baño, si tuviste picara.—declaró Erika entre risas.

—Por cierto, Erika insistió en traerla.

—¿De que hablas?—preguntó Irene confundida y cuando vio que detrás de Nayeon venia Sara, la miró de arriba abajo con desaprobación.

—¿Por que diablos trajeron a esta perdedora a mi casa?—les preguntó Irene volteando los ojos.

—Es nuestra nueva esclava, o si esa palabra se te hace muy fuerte, es nuestra nueva sirvienta, la trajimos para divertirnos.—dijo Erika sin remordimientos.

—Hagan lo que quieran con ella, siempre y cuando no me metan, hoy no quiero torturara a nadie, mi cutis debe estar suave y terso para mañana, compre trajes de baño sexis para Galen, él me aprobó la mayoría y estaba feliz con mi nuevo cuerpo.

—¿Como es que luces tan bien?— le preguntó Nayeon admirada.

—No como idiota, esa es la clave, muchos suplementos alimenticios, laxantes y…—Irene se dio cuenta de que Sara la estaba mirando.—¿que estas haciendo estúpida? ¿Quien te dijo que podías chismear con esto?

—No…lo siento, solo estaba…

—Haber esclava, ya es hora de que te pongas a trabajar y dejes de holgazanear, primero necesito a una banca para mis pies y después un masaje.—le dijo Erika con desdén.

—¿Que?

—¿Quieres que te repita las cosas? Ya sabes que es una bofetada por cada vez que me obligues a repetirte las cosas ¿quieres una?

—¡No! Por favor…

—Entonces quiero mi banca.

—Si…

—Jajaja, la tienes bien amaestrada jajaja.—exclamó Nayeon muerta de risa.

—Lo sé, les dije que sería d utilidad, viene preparada para darnos masajes, pintarnos las uñas y hacernos faciales.

—No dejaré que esta me toque las uñas, solo mírala, es una perdedora, ni siquiera se las pinta, que mal gusto dejar que alguien así se encargue de mi manicura.—dijo Irene molesta.

—Tranquila, ya sabe que si falla le va mal.

Sara se puso en cuatro y tomó la función de un banco para que Erika le subiera los pies mientras leía una revista.

—Oigan hace mucho que no reviso mi celular, dejen ver que hay de nuevo en clip top.—exclamó Nayeón aburrida.

—Préstame tu telefono, quiero saber cual es tu contraseña.

—Ya te la sabes, es…—Erika la interrumpió y pegó un grito en el cielo que las dejó con el corazón en la mano.

—¿Que pasa idiota? ¿Quieres matarme de un susto?—Irene estaba muy enojada y cuando Erika le dijo que Nil había abierto una cuenta en esa aplicación, todas se sorprendieron.

—¿Qué? ¿Enserio? Quiero seguirlo, pásame el celular.—le dijo Nayeon emocionada.

—Espera, deja veo sus fotos, parece que fueron a desayunar al famoso hotel que te trata como rey.

—Si, me encontré a la estúpida de Armin en el baño, nos vio besándonos a Alen y a mí, jajaja debieron ver su cara.

—¿Que? Jajaja, esa basura debió llorar como una bebé.




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