Sobreviviendo a Alen Bradford

Enfermizo amor

 

Me odiaban, después de esa foto lo hicieron aun más, el desprecio creció en ellas considerablemente, especialmente en Nayeon quien estaba enamorada de Nil desde hacia mucho tiempo, no entendía como él era diferente conmigo, sonreía, sostenía una conversación mayor a los tres minutos, cosa que con ella jamás sucedía ¿y ahora tenía clip top? ¿Por que se portaba diferente? Él no era del tipo de chicos que postean los lugares a donde va, mucho menos sube fotos con nadie, pero no solo había subido una foto de aquel restaurante cotizado, si no que además, estaba solo con una chica que no era ella y eso le dolía, pero odió la idea de que fuera precisamente yo.

—Ok…creo que estaba con Levy, la machorra y Nil, vean esta ultima foto ¿que diablos?

—Quiero ver…

—¡No puede ser! ¡Esa perra!—exclamó Nayeon infartada.

—Pero que zorra es esta tipa jaja.—declaró Irene sorprendida, meneando la cabeza y riendo de manera sarcástica.

—¿No se supone que estaba tras Alen?—preguntó Nayeon mordiéndose las uñas.

—Pues parece que la muy trepadora esta detrás de todos los que se dejen seducir por ella, no entiendo que le ven, se nota que es virgen y no sabe ni si quiera como luce un aparato reproductor masculino ¿Acaso esos idiotas tienen un fetiche con las puritanas?

Se preguntaba Erika confundida, miraron la foto por un rato y Sara aprovechó para ponerse un rato de pie, ya le dolía la espalda por estar en posición de gateo.

—Ahora ustedes tienen el mismo problema jaja, me pregunto a cual de los dos se comerá primero jaja.—les dijo Erika con burla.

—Cierra la boca estúpida, al paso que va seguramente se le meta a la cama a Ezra también y entonces si estarás llorando.—le dijo Nayeon furiosa.

—¿Como me llamaste imbecil?

Erika acorraló a Nayeon contra la pared armando un gran alboroto, Sara miraba desconcertada y no sabía que hacer.

—¡Ya déjense de estupideces! ¿No les dije que me dejaran en paz y no me molestaran? Si van a pelear lárguense de mi casa y agárrense a palos afuera como un par de gatas en celo, quiero relajarme y ustedes no lo ponen fácil.—les dijo Irene molesta y Erika y Nayeon se calmaron al instante.

—Lo siento…no fue mi intención actuar así, es solo que me sorprendió mucho que Nil hubiera estado con esa perra.—externó Nayeon con lagrimas en los ojos.

—Esta bien, se como te sientes, espero que Ezra no la voltee a ver, entonces si la mataré.—dijo Erika y se puso en paz con Nayeon.

Sara estaba en una esquina de la habitación pensativa, no entendía como es que odiaban a Armin, hasta que vio que todo se trataba de celos, le tenían envidia, todas esas chicas eran hermosas, delgadas, populares y muchos chicos morían por salir con ellas, eran las diosas de Mirland, pero estaban a la defensiva por que había una nueva candidata a la corona, una mujer que estaba robándoles el foco y la atención de los chicos a los que no podían conquistar.

—Así que es eso…ellas son prácticamente perfectas, sin embargo a ninguna de ellas las corresponde el chico que aman, eso es miserable incluso para personas inalcanzables como ellas, ja, incluso la diosa Irene sufre de este mal, pues pareciera que solo es la amante de Alen Bradford, jamás escuché que fueran una pareja oficial, todos en el colegio lo asumen, pero no quiere decir que realmente estén saliendo, quizás sola sea su zorra preferida y por eso la tenga confundida y consentida, pero Armin parece ser la sensación de todo el internado, no le había prestado suficiente atención por que estaba aterrada con todo esto de ser la esclava de estas tres, debe ser preciosa, incluso más que ellas, aunque eso me parezca imposible, debe ser muy bella, tengo que verla para sacarme de dudas, por eso quieren que sea yo quien me encargue de ella…jejeje, si lo hago podré pertenecer al circulo que tanto ansío y por fin podré ser visible para el mundo…dejaré de ser Sara para convertirme en otra estrella de Mirland jajaja.—estos pensamientos salían de Sara la cual se perdió por completo en ellos.

Mientras ella fantaseaba con todo eso, Irene y sus amigas hablaban de lo sucedido, pero entonces, las risitas insistentes de Sara les llamó la atención interrumpiéndolas de manera insistente.

—¿Que demonios le pasa a esa rara? —preguntó Nayeon furiosa.

—¡Oye tu! ¿De que diablos te estas riendo imbécil? ¿Te estas burlando de nosotras?—le preguntó Erika mientras se acercaba a ella y la copia del cabello llevándola hacia donde estaban sus amigas.

—¿Qué? No…no me esta riendo…—exclamó Sara aterrada.

—Estoy segura de que vi una sonrisa en ese feo rostro perra mal parida.

—¿Te estabas burlando de nosotras Sarita? ¿he? —le preguntó Irene mirándola fijamente.

—No, jamás haría algo así…

—¿Entonces soy una mentirosa? Te vi sonreír.

—¿Que hacemos con esta perdedora?—preguntó Erika mientras la sostenía de cabello con fuerza.

—Métela al baño.—dijo Irene sin quitarle los ojos de encima.

Irene era aterradora, incluso le daba más miedo que Erika, quien era su verdugo oficial, sabía que esa belleza era aterradora, era poderosa, sin conciencia o arrepentimientos y eso la hacia la villana perfecta para cualquier tipo de crimen.

—Nayeon.—pronunció Irene con voz suave y melodiosa.

—¿Si?

—Abre la llave de la bañera, parece que nuestra amiga tiene calor, vamos a refrescarla un poco.

—Eh, si, enseguida.—Nayeon se apresuró y abrió la llave de la bañera.

Sara estaba aterrada, la tranquilidad y la paciencia de Irene eran demoniacas, estaba segura de que la meterían en ese lugar.

Una vez que se llenó de agua, Irene le ordenó a Erika y a Nayeon que le metieran la cabeza a Sara para torturarla, jugaron con ella por lo menos una hora hasta que se cansaron, Sara se estaba ahogando, terminó agotada, inhalando oxigeno con desesperación, el baño era un desastre.




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