Sobreviviendo a Alen Bradford

Suspiro.

 

Quién diría que aquella fotografía causaría tanto alboroto, las admiradoras de Nil Brenon saltaron del sofá al ver la imagen de su príncipe sonriendo junto a esa extraña, Nayeon se llenó de desprecio hacia Armin y su odio creció aun más, los celos estaban en el aire, celos que reflejaban un sentido de pertenencia frustrado por alguien que no podía tener.

Esa noche Erika y Nayeon durmieron en casa de Irene, pasaron el rato con mascarillas y películas de comedia romántica, Nayeon lloraba deseando que Armin y Nil no fueran a salir con la sorpresa de que estaban saliendo, obligaron a Sara a masajearles los pies, no la dejaron ir hasta pasadas las tres de la mañana, a esa hora la corrieron de la residencia.

—Que bueno que ya se fue esa perdedora, su presencia me asquea huele a ropa vieja.—exclamó Nayeon con mala cara.

—¿Que sus padres no son médicos? Creo que su mamá es cirujana plástica, debería rogarle que le haga una rinoplastia, un aumento de pómulos, relleno de labios, yo que se, es horrorosa.—dijo Erika dejando escapar un bostezo.

—Ay personas que ni con cirugía quedan bien, la belleza es algo con lo que se nace.—expresó Nayeon mientras se preparaba para dormir.

—Irene, estas muy pensativa ¿ya te quieres dormir?—le preguntó Erika a quien le gustaba complacerla.

—Son las tres de la mañana es lógico que mi mente ya no este aquí.—le respondió mientras se metía en su cama y les daba la espalda.

—Eh, no te preocupes por nosotras trajimos un colchón inflable, dormiremos justo aquí.—le dijo Nayeon en voz baja, pero Irene ya no les contestó, apagaron la luz he intentaron dormir, tenían que verse en el punto de encuentro donde el avión privado que la escuela había contratado los esperaría para partir.

—Descansen…—murmuró Erika antes de quedarse dormida.

Irene abrió los ojos en la oscuridad, pensaba en lo ocurrido, no entendía por que Alen y Nil le prestaban tanta atención a esa insípida mujer, estaba arta de tener que ver la actitud de todos y la urgencia de querer protegerla.

—¿Que diablos le ven a esa tipa? ¿Cuando se cansarán de jugar con ella? ¿En que momento Alen la dejará como al resto? Estúpida Armin…como te detesto.

La madrugada era fría, Sara aun tenía la ropa húmeda, tubo que llamarle a su chofer para que fuera a recogerla, había mentido diciendo que había ido a una fiesta, como sus padres trabajaban mucho, no le prestaban mucha atención a lo que hacia, eso la convertía en una víctima fácil para los caprichos de Irene y sus amigas, se estaba congelando, pero al mismo tiempo estaba aliviada de ya no estar en manos de esas tres, cuando recordó la agonía de haber sido sumergida una y otra vez en esa bañera, no pudo evitar vomitar, llegó a pensar que la matarían.

—Dios…¿En que me metí? No me van a dejar en paz hasta que no haga algo significativo, solo así dejaré de ser su miembro desquite y pasaré a ser una de ellas, una estrella de Mirland…debo encontrar la manera de serle útil a Irene, quiero ganarme su confianza, ser mejor que Erika y Nayeon…pero… ¿Como puedo lastimar a Armin? ¿Que puede destrozarla a tal punto que Irene se sienta orgullosa de mí? ¿Debería matarla? Jajaja, no…aun no…debo hacer mucho más antes, que sufra antes de perecer…

El chofer de Sara fue a recogerla y la encontró arrodillada y llena de vomito, se estaba riendo mientras murmuraba todo lo que podía hacer para quitarle a Armin del camino a su diosa Irene.

—¿Señorita Sara? ¿Se encuentra bien?—le preguntó su chofer extrañado.

—Si…—le respondió Sara con una sonrisa macabra.

Por otro lado, Alen tenía la imagen de Nil y Armin grabada en la cabeza, sonrió de la do meneando la cabeza y se recostó en su cama, su celular estaba roto, pues lo había estrellado contra la pared.

Nil se había tomado esa foto apropósito, estaba molesto por el descaro y el cinismo de Alen, él había escuchado cuando le había dicho a Armin que le gustaba y que estaba interesado en ella, además Alen se comportaba como si hubiese perdido la memoria de ese suceso, pues se había ido a desayunar con Irene y además se habían besado, quizo mandarle un mensaje, Armin no lo esperaría para siempre.

Mientras eso sucedía, Armin, Cecilia, Levy y Nil, se despidieron después de pasar todo el día juntos (al rededor de las nueve de la noche)

—Gracias por la salida chicos, fue genial.—les dijo Cecilia con los ojos entre cerrados, estaba muriendo de sueño.

—Sentimos hacerlos esperar tanto en las tiendas, creo que nos excedimos comprando, creí que vaciaríamos todas las tiendas jaja.—exclamó Armin apenada.

—Esta bien, era tu primera vez haciendo algo así ¿valió la pena? ¿Compraste todo lo que necesitabas?—le preguntó Nil con amabilidad.

—Creo que compré de más, gracias otra vez.

—Me estoy muriendo de sueño ¿quien dormir otra vez en mi casa? Les preguntó Levy mientras bostezaba.

—No, gracias, la invité a dormir conmigo ¿esta bien si los vemos mañana?

—Si, ya me tocaba jugar solo con las gemelas.—dijo Levy con una sonrisa.

Armin soltó un suspiro que indicó en lo que estaba pensando y sus amigos sintieron empatía por ella.

—¿Estas segura de que quieres revisar los audios y videos de tu residencia?—le preguntó Nil mirándola con preocupación.

—No…pero tengo que hacerlo, no quiero que Oliver y María se sigan aprovechando de mí, si me han engañado quiero despedirlos y no volverlos a ver jamás, pero si tuvieron algo que ver con el asesinato de mis padres…entonces no tendré piedad de ellos, haré que paguen su crimen en la cárcel.

—¿Quieres que los escuchemos contigo?—le preguntó Levy mientras le daba la mano.

—Creo que debo hacerlo sola primero.—les respondió Armin con una sonrisa ligera.

—Si necesitas algo avísanos por favor.

—Lo haré, gracias por todo, su apoyo a sido de gran ayuda para mí.

—Para eso están los amigos.—le dijo Levy y así se despidieron, Nil las llevó a casa de Cecilia, aprovecharían que sus padres y hermanos no se encontraban en la ciudad, así podrían ver y escuchar a ese par de criminales sin problema.




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