Sobreviviendo a Alen Bradford

Atrapada en tu red.

Cecilia tenía razón, el aire se estaba acabando, las paredes se hacían cada vez más pequeñas, estaba tratando de contener el pánico, me estaba dando un ataque de ansiedad, pero al ver a mi mejor amiga bañada en sudor y aferrada a mi mano, tuve que fingir que esta bien.

—Todo va a estar bien Ceci, estoy segura de que pronto nos sacarán de aquí.

—¿Cares que ya este en camino?—me preguntó Cecilia con los ojos llorosos.

—Si, presiento que en cualquier momento abrirán las puertas.

—Esperemos que si…ya no aguanto más.—susurró ella decaída.

Armin abrazó a cecilia y cerró los ojos para tararear una canción que la tranquilizara.

—¿Quién entrará por la puerta? Me pregunto cual será la reacción de Alen al enterarse de que estoy aquí ¿Le importaré los suficiente como para que su rostro sea de los primeros que vea? De verdad deseo que él me saque de aquí…—se dijo Armin en sus adentros mientras el corazón se le llenaba de angustia.

—Ya debió pasar una hora, esto es realmente insoportable, comienzo a sofocarme también ¿a que hora nos sacarán de aquí? Maldita sea, esa mocosa no dijo que se tardarían tanto ¿que no sabe que podemos morir aquí?—se preguntó así mismo el hombre, sosteniendo su teléfono, el cual no tenía señal.

Mientras tanto, Alen hizo aun lado a los incompetentes de sus cuidadores y él junto a sus amigos agilizaron al personal del hotel para que sacaran de ese ascensor a sus compañeros.

—Siguen sin responder, deben seguir sin señal.—exclamó Levy desesperado.

—Lo sentimos, estamos haciendo todo lo posible para que los expertos se hagan cargo, ya están aquí.—dijeron los encargados del hotel apenados.

—¡Apresúrense! ¿Que no ven que pueden estar en peligro?—declaró Nil junto con los encargados de los grupos.

—Dios, solo espero que aun tengan el oxigeno suficiente para mantenerse conscientes…—exclamó la señorita Camila que estaba encargada de las necesidades de las chicas.

Alen estaba hablando con el gerente del hotel, nadie sabía todo lo que le había dicho, pero se veía asustado y mantenía la cabeza agachada ante él.

—Si algo le pasa a la chica de cabello negro date por muerto ¿entendiste?

—Si joven Bradford.

Los paramédicos y los bomberos ya estaban trabajando para sacar a Armin Cecilia y aquel hombre que se había prestado para hacer aquella maldad, no contaban con que llegaría al límite.

—¡Ya no puedo más sáquenme de aquí! ¡Me voy a morir! ¡Auxilio! No puedo respirar…ay…—exclamó el joven llorando como un bebé.

Armin y Cecilia estaban extrañadas por el cambio repentino de aquel empleado, dejó de ser rudo y pasó a desesperarse en cuanto la claustrofobia lo invadió.

—Por favor cálmese, pronto saldremos de aquí.—le dijo Armin angustiada al verlo tan mal.

—¡Nunca nos sacarán! ¡Moriremos aquí!—gritaba él con desesperación.

—¡Ya cierre la boca que pone las cosas peor de lo que están! —exclamó Cecilia fastidiada por los gritos y de pronto, el hombre se desmayó cayendo en las piernas de Armin y Cecilia.

—Veo todo negro…—susurró el joven mientras se desvanecía.

—Ay no…ya se murió… —externó Cecilia aterrada.

En ese instante, la voz de los bomberos les dieron esperanza, avisándoles que pronto las sacarían de ahí y Cecilia y Armin se abrazaron aliviadas.

—Te dije que si nos ayudarían…—exclamó Armin entre lagrimas.

Una vez que los Bomberos les brindaron su ayuda y los fueron sacando uno a uno, los chicos comenzaron a aliviarse, el primero en salir fue el empleado que había sobornado Irene y fue llevado al hospital, enseguida sacaron a Cecilia y al verla sus amigos fueron abrazarla.

—¿Estás bien? ¿Te duele algo?—le preguntaron ellos aliviados de que estuviera a salvo.

Cecilia buscó a Alen con la mirada, Tenía la esperanza de que se hubiera preocupado por ella, pero él desvió la mirada a donde estaba y una vez que notó que esta bien concentró toda su atención hacia el elevador.

—¿Estas herida?—le preguntó Nil preocupado.

—No, estoy bien, ahora que ya salí de esa lugar me siento como nueva, no volveré a subirme en un elevador en toda mi vida, lo juro.—dijo ella con una sonrisa.

—Aun así debes dejar que los paramédicos te revisen, estuviste sin mucho oxigeno durante una hora exacta.—le dijo Levy mientras le agarraba la mano.

—Si…lo haré en cuanto saquen a Armin de ahí.—Cecilia volvió a centrase en Alen y este parecía un lobo con la mirada fija en el objetivo, en cuanto el bombero sacó a Armin, los ojos de Nil se abrieron de golpe y su cuerpo se movió instantáneamente hacia ella, pero alguien mas estaba para recibirla y tubo que resignarse a no ser el primero en recibirla y no solo él pasó por lo mismo.

—¡Armin!—gritó Alphonse quién corría a su encuentro, pero frenó en seco al ver que Alen la tomó en sus brazos.

—Así que así te vez cuando estás enamorado…—se dijo Cecilia a sí misma mientras las lagrimas le salían de los ojos y Levy notó su desdicha.

—Alen…—susurró Armin anonadada.

Al final si estuvo ahí esperando por mí, me tomó en sus brazos con esa mirada sería y penetrante, ¿aquella expresión habrá sido de alivio al verme a salvo? ¿O simplemente no quería perder a su juguete favorito? Para mi desdicha, nunca conoceré la respuesta.

—Disculpe joven, tenemos que revisar a la señorita.—le dijo uno de los paramédicos al ver que ambos estaban concentrados el uno en el otro.

—¿Estas bien?—me preguntó el sin quitarme la mirada de encima.

—Si…—le respondí de manera inmediata.

—Ya la escucharon, ella esta bien.

—Pero…

Alen me llevó a un lugar apartado para que pudiera tomar aire fresco, alphonse y Nil estaban exhortando a los paramédicos por haberme dejado ir tan fácilmente, pero ellos dijeron que de haber estado mal, no podría haberme ido por mi propio píe.

—Pero no se fue por su propio pie ¿que no ven que ese tipo se la llevó?—exclamó Alphonse furioso.

—Hablaremos con su novio par que entienda que debemos revisarla.




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