I
Otro día ha pasado,
y me pregunto, ¿Qué te ha pasado?
Te desconozco, profundamente.
Tu personalidad tan meliflua
tan solo fue una forma de abroquelar
tu tan apócrifo ser...
II
Supongo que es la tristeza,
la tristeza que viene con la pérdida...
Tan exulante tiempo pasamos juntas
¿Pero y todo para qué?
Me has dejado en la abadía de mis pensamientos,
permitiendo que me consuma a lo lento.
III
Me has dejado vulnerable
y aunque deseo ser pusilánime,
dejarme guiar por la quimera de que vuelves...
Me toca seguir la vida con preponderancia
y así evitar que sigas lastimando mi cándido ser.