I
Fue un sueño, tan solo un sueño.
Pero no puedo evitar el pensamiento
que tal vez tú no eres un sueño.
Me dicen que estoy loca, que uno no puede soñar con alguien así,
pero eso me pone feliz, pues significa que estás aquí.
Mi mente me engaña, como siempre,
realmente no recuerdo como eres.
II
¿Ojos marrones? ¿tal vez verdes?
Verdes, mi mente quieren que sean verdes.
¿Y tu cabello? ¿negro o rubio? ¿a lo mejor café?
Prefiero el negro, mi mente prefiere negro.
Si, te imagino así claramente,
indómito cabello oscuro, augustos ojos verdes.
Así es como te tengo en mi mente.
III
Pero es solo una imaginación, tal cual,
pues cuando tu falaz recuerdo llega a mi mente,
siento que caigo en tu fébril amor.
Amor, amor he dicho.
¿Qué sabe una adolescente del amor?
Eres un sueño, nada más que eso.
¿Y por qué aún puedo sentir mariposas de aquel recuerdo?
¿Cómo puede ser que sienta aún el calor de tu cuerpo?
IV
Recuerdo tu sonrisa, aquella no se me olvida.
Y como con un abrazo me venerabas en tus brazos.
Pero sigues siendo un sueño, nada más que eso.
Tal vez te vi por casualidad, solo una mera casualidad.
Efímero fue el momento que vivimos en el sueño
y, en cambio, sempiterno es tu recuerdo.
V
Quiero sentirme inerme a tu lado,
el problema es que no sé donde está ese lado.
Ya no me queda de otra más que aceptar el destino,
escuchar los murmullos y susurros que dejas en el camino
del confín de mi mente y mi corazón.
Esperando el lindante sueño
en el que me busques de nuevo.