I
Yo normalmente no soy afable
pero creo que puedo indultar mi actitud esta vez.
Estoy mucho más que feliz
pues finalmente puedo decir
que esta espantosa etapa ha llegado a su fin
aunque es porfiado de mi parte creer que eso es así.
II
Realmente nada ha acabado
y eso solo en mi actitud de hoy en día es palmario,
no es mi culpa, no puedo evitar el ser indómito
aunque debería ser más parca en este tiempo
pues está claro que efímero son estos momentos.
III
Estos momentos, estos augustos momentos de ser adolescente
y me hace recordar que es esa etapa de ser un estudiante,
ser discente para entrar en la solemne adultez
y muestra la adolescencia tan célibe e inefable como suele ser
donde uno es el vate su propia de su propia historia rutilante.
y donde ningún escollo va a detener esta querella ni a este contrincante.
IV
Es interesante que cada día se supone que soy más senil
mientras que yo me siento, al pasar los días, más pueril.
Siento en un oído el musitar de mi juventud y en el otro el de mi madurez:
la juventud es gárrula, lisonjera casi todo el tiempo,
la madurez más ecuánime, más docta y sibarita al hab.lar
Y la verdad es que ninguna me da un jolgorio al escuchar.
V
Siento que nunca podré dejar de ser novel en todo
ni siquiera he encontrado el meollo de mi todo
Las respuestas pueden verse tan diáfanas al iniciar
Pero las respuestas son la cosa más falaz al final
Y mi abulia ante todo no me deja seguir
Supongo que el parsimonia de la adolescencia no tiene fin.
VI
Es difícil, no encuentro ninguna numen alrededor
Ni ha llegado algo para azuzar mi interés alguno
También es porque soy flemática y de mi cubil no quiero salir
Pero es que el gélido y exptérico mundo es peor de lo que creí
Prefiero compeler a lo ignoto a que se quede fuera de mi mullido descanso
Y esperar a mi fúlgida adolescencia no me lleve a una abadía sin final.
De esa forma puedo decir que pude sobrevivir a la edad del burro al fin.