Sobreviviendo a la tentación [2.3]

Capítulo 4| Explicaciones

A Z U L⭐⭐⭐

A Z U L
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La luz que emanaba de mi cuerpo era intensa por mis miedos, escuche el grito de Anker pidiéndome que me detenga, pero por más que quiera no puedo. Una mano sobre mi cuello, helada como el frío espacio, un golpe seco contra mi espalda me hizo gemir de dolor. El brillo de mi cuerpo se detuvo, mi cuerpo se estremeció por el dolor y mis manos se dirigieron al agarre que sostenía mi cuello con fuerza. Una mano encendida en fuego se dirigía a mi rostro, pero se detuvo en el aire, por encima de aquella mano pude ver a Anker reteniendo con su poder a mi atacante. Con sus ojos grises borboteando de ira, me estaba viendo el rey del inframundo Apolión, hijo de Hades y Perséfone.

—Papá ella no intentaba lastimarnos tan solo estaba asustada, es una estrella, cayó en nuestro patio hace dos noches y la estoy cuidando. Fue mi culpa que esté aquí, no era su intención dañarnos —escuche decir a Anker, mi espalda me estaba ardiendo y sentía un líquido recorrer mi espina.

—¿Cómo se te puede ocurrir mentirnos? —nos interrumpe la voz de la reina del inframundo Diana, la vi bajar la mano de su hijo y el rey bajó la suya soltando mi cuello dejándome caer al suelo.

Solloce llevando mis manos a mis hombros en un intento de apaciguar inútilmente el dolor que estaba sintiendo ahora, el príncipe se me acercó sin importarle las miradas de sus padres. El roce de sus dedos en mi piel me quemaba, estaba temblando por el intenso dolor en mi espalda y sus ojos oscuros tan calmos me hicieron dejarlo revisar mi espalda.

—Mamá, papá les explicaré todo si tan solo llaman a Mar, Azul necesita ayuda y a menos que alguno de ustedes sepa como funcionan las anatomías de las estrellas, necesito a mi prima —exige el muchacho volteando a ver a sus padres, ellos se miraron antes de salir de la habitación con la pequeña hermanita de Anker que temblaba mientras lloraba.

—Lo siento, no quise lastimarlos —murmuró en un tono bajo, avergonzada de no haber podido controlarme. Él se agachó a mi altura y con cuidado me levanto del suelo para recostarme sobre la cama, el rey Apolión me atacó golpeándome contra la pared aun lado de ventana en donde muchas veces veía a mis hermanas. La habitación entera era un caos y la pared en donde fui golpeada mostraba señales de quemaduras por la intensidad de mi fuerza de luz.

—Fue mi error no poner el seguro en la puerta, nada nos pasó quédate tranquila —lo escuché decir en un tono cada vez más bajo, mis párpados me comenzaron a pesar y la voz del príncipe comenzó a ser cada vez más un eco en la lejanía. Estaba muy cansada, sentía que el dolor en mi espalda se calmaba a medida que caía en la inconsciencia y sin pensarlo me dejé ir por el profundo sueño.

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Abrí mis ojos sintiendo la necesidad de tomar una gran bocanada de aire, a mi alrededor había muchas personas y me sentí demasiado pequeñita en ese momento. Hasta que muchos rostros familiares se me acercaron preguntando un montón de cosas que me llegaron a marear un poco. Anker y sus amigos estaban junto a mí, pero sus palabras fueron calladas cuando una voz por encima de las demás habló y enmudecieron.

—Mucho mejor. No podemos comunicarnos con tal escándalo —escuchar su voz fue como si volviera a estar en casa, las personas que me rodeaban se abrieron dejándola pasar. Era ella, con un vestido negro elegantemente puesto sobre su cuerpo, con la capa que siempre la acostumbraba a ver era la diosa Nyx. Tan imponente como la recordaba, con una sonrisa en su pálido rostro y una mano extendida hacia mí y sin importarme el dolor de mi espalda salí de la cama yendo a su encuentro. Tome su mano sintiendo como todo mi cuerpo tembló, Nyx se acercó acariciando con su otra mano mi cabello y dejo un beso sobre mi frente tranquilizándome.

»Ya, ya pequeña estas a salvo —su tono dulce me quebró, comencé a llorar contra su pecho, mojando con mis lágrimas su pulcro vestido, pero a la diosa de la noche eso no le molesto. Con cuidado rodeo mis hombros y me consoló como una madre consuela a su hijo, suaves caricias por mi cabello y palmaditas sobre mi hombro arrullándome como una madre humana a su pequeño bebé. Yo era una bebé para mis hermanas y no iba a ser menos para la madre de la noche.

—No quiero que esta reunión nos lleve toda la noche ¿díganme de una vez porque una estrella duerme con mi hijo? —a mi espalda estaba hablando el rey del inframundo, no podía verlo, pero note que su tono de voz significaba que estaba enojado.

—Apolión por las barbas de Zeus espera a que la niña se sienta mejor, está aterrada —manifestó en consecuencia la reina del inframundo, alejándome un poco del costado de Nyx mire a la Diana cruzada de brazos observando enojada a su esposo que estaba con un rostro de pocos amigos apoyado en una pared.

—Ya no está llorando, comiencen a hablar, nadie se irá de aquí hasta que la verdad salga —señaló el hombre de ojos grises en mi dirección haciendo que en consecuencia todos lo hagan volteando a verme. Nuevamente era el centro de atención, pero la mano de la diosa Nyx en mi hombro me daba cierta seguridad.

—Anker ya te dio las explicaciones que querías y es la verdad lo mismo nos dijo a nosotros que más esperas saber hermanito —interrumpe la princesa del inframundo dando un paso al frente para ver a su hermano que le dedicó una mirada para nada amigable.

—Tú mejor cierra la boca pitufa nadie te pidió opinión —le respondió el rey con una sonrisa de lado, pero esta se borró cuando la princesa se acercó hasta donde él estaba y comenzó a darle manotazos que el rey le devolvió.




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