Sobreviviendo a la tentación [2.3]

Capítulo 12| Los recuerdos

A Z U L🌟🌟🌟

A Z U L
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 Calíope me aseguró que sus amigas Eirene y Alcíone eran una experta en esto de los hechizos, pero la mirada que le dedicó Oliver me hizo pensar si en verdad ellas eran tan buenas en esto. La platinada ignoró la mirada de su hermano y me aseguro que las jóvenes brujas saben lo que hacen, que practicaron lo necesario para no matar o transformar a nadie en un animal. Mar no estaba de acuerdo con que tome esa poción, afirmó que nada importante pasó, Melione la secundo al igual que Sam y se pusieron nerviosas cuando Calí las miro entrecerrando los ojos.

—Sea lo que sea que recuerdes Azul no tienes nada de que temer, estamos contigo —me da ánimos la platinada, entrando finalmente en la mansión de la diosa Circe. El lugar estaba decorado como si fuera un verdadero templo antiguo griego, con enormes columnas, estatuas de mármol con representaciones de Circe y muchos cuadros donde se la veía a la dueña del lugar con sus hijas u otras diosas.

—¡Calí! —escucho un grito femenino emerger detrás de una de las columnas, apareció una chica con el cabello negro como la noche, largo hasta la cintura y las puntas de color púrpura. Traía puesto un overol negro, una blusa de manga corta rosa y borcegos negros. Esta corre a darle un abrazo a la platinada que no tarda en devolver con una sonrisa.

—Hasta que nos visitas —otra chica con el mismo rostro a la anterior aparece, la única diferencia que tenían era que esta chica tenía el cabello por los hombros y mechas púrpuras. Una falda negra corta, medias de red, borcegos y una camiseta cortada a la altura de su ombligo de color gris oscuro. Acorta la distancia y abraza a Calí cuando es liberada por la otra chica, me quede analizando sus rostros y me percate que eran lo que muchos mortales llaman como gemelas.

—Saben donde vivo pueden ir a verme también, no he venido porque estoy entrenando a Azul con Blake —comenta la rubia girándose hacia mí, ambas jóvenes me miran por unos minutos analizándome como yo a ellas. Se miraron entre ellas para luego volver a verme y me sonríen felices.

—Hola Azul, somos Eirene y Alcíone —habla la de cabello largo, Alcíone me saluda muy animada a la par de su hermana.

—Listas las presentaciones a lo que hemos venido —dictamina Melione apoyando sus manos en mis hombros, saluda a las gemelas y las seguimos hasta lo que parece ser su taller.

Era un lugar enorme poco iluminado, con las cortinas cerradas apenas si filtrando luz, con enormes estanterías empotradas a la pared repletas de libros muy bien ordenados. Una enorme mesa con un libro en el centro y un enorme caldero, me dieron escalofríos al ver una de las estanterías con ingredientes para pócimas. En medio de la habitación se encendió una araña colgante del techo y permitió ver mejor el espacio en donde nos encontrábamos. Las paredes estaban pintadas de azul, pero el techo mostraba el cielo nocturno con sus constelaciones y astros.

—Díganos ¿para qué nos necesitan? —interroga Eirene caminando hasta donde se encontraba la mesa con el caldero, viendo en su interior.

—Azul necesita una pócima para la memoria —habla por mi Calí acercándose a la mesa de Eirene, Alcíone por su lado comenzó a tomar ingredientes y un libro. Se acercó a su hermana dejando los utensilios y esta comenzó a ojear las páginas del libro hasta que se detuvo en el que necesitaba.

—Aquí dice que necesitamos polvo de estrellas, fíjate si nos queda algo en las reservas —al escuchar decir eso mi cuerpo entero se tensó. ¿Es que acaso ellas trabajan con el corazón de mis hermanas? ¿Son esa clase de brujas?

Aterrada di un paso hacia atrás chocando con otra mesa y dejando caer por accidente un frasco que contenía un poco polvo negro que se fue con una brisa del aire. Alcíone se acercó rápido viendo el frasco y miró a su hermana con preocupación.

—Lo que nos quedaba se acaba de esparcir por suelo, no tenemos más polvo y Nyx no tiene más de donde proporcionarnos —se lamenta la joven bruja con su hermana y por mi parte el hecho de que la madre de la noche nos vende como ganado me hizo sentirme algo mareada. Me aferré al brazo de Melione para no caerme, la princesa del inframundo me miró preocupada y luego a las dos brujas.

—Explícale a Azul a que se refieren con polvos de estrellas. Ella es una y tenemos a un cazador de estrellas en el liceo que le pone los pelos de punta —aclara por mí la descendiente del inframundo. Las dos brujas sonríen antes de girar a verme y decirme con normalidad de que se trata lo que acabo de tirar al suelo.

—El polvo de estrellas no se hace con el corazón de ninguna estrella, sino que es cabello. Si le cortas el cabello a una estrella y lo alejas de esta se vuelve polvo, este ingrediente tan escaso es un ingrediente muy preciado para hacer que la memoria traiga los recuerdos. El corazón se usa para hechizos paganos de eterna juventud, nosotros tenemos la ambrosía y Nyx no permitiría que ningún dios amenace las vidas de sus estrellas —aclara el malentendido Eirene. Viendo la sinceridad de sus palabras comencé a calmarme y tomé entre mis dedos uno de mis mechones, si esto me ayudaba a recordar se los daría.

—Córtaloa —les ordenó con algo de dudas, una de las hermanas se me acerca y corta un poco del cabello, lo envuelve en una servilleta y lo aleja. Hasta que abre el pañuelo y encuentra un puñado de polvo negro brillante, es sorprendente.

Eirene se encargó de hacer la pócima mientras su hermana la observaba con un frasco vacío en las manos, era uno muy pequeño y transparente. Del caldero comenzó a brotar un humo blanco espeso que moría sobre la mesa y con cada nuevo ingrediente agregado una luz brotaba de dentro de ese místico recipiente. Cuando la pócima quedó preparada la colocaron en ese pequeño frasco y me la entregaron, me dijeron que por haberlas ayudado con el polvo de estrellas me darían la pócima gratis.




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