Sobreviviendo a la tentación [2.3]

Capítulo 13| Pedir perdón

A N K E R💀🔮💀

A N K E R
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Los siguientes dos días no pude ver a Azul, ella no asistió a clases y no sabía el motivo por el cual ella estaba faltando. Mi tía Melione me dio una respuesta demasiado poco creíble, que su estado de salud era delicado por temas de las heridas de su espalda y que por eso no estaba viniendo a clases. No le pedí más detalles, le hice creer que su historia me convenció cuando en realidad iba a hacer algo que no pensé que en mi vida haría y es colarme en casa de mis abuelos por la noche. Debía esperar a que en mi casa todos se hallen durmiendo, mis padres al llegar de su trabajo muchas veces están exhaustos y caen como piedra. No es algo que pase todos los días, existen ocasiones en donde traen trabajo a casa, continúan despiertos hasta hallar una solución viable al problema o simplemente deciden dormir para solucionarlo al día siguiente descansado y con más especialistas.

Mi madre pasó a saludar hace media hora, mi padre vino mucho tiempo antes, se veía como un cadáver y nos saludó de buenas noches con un asentimiento de cabeza. Desde que era un niño ambos me saludaban antes de dormir, ahora que era un adolescente el hábito continúa, pero creo que es para controlar que aún sigo en la casa y no me escape para irme de fiesta. Las únicas veces que escape para irme de fiesta las puedo contar con los dedos de una mano, mientras que las escapadas para ayudar a mis amigos son innumerables. Por lo que veo algo tonto que intenten controlarme, ya me escape mil veces de mi casa por la ventana y ellos ni cuenta que se dieron.

En cuanto el reloj de mi celular marcó la medianoche salte de la cama, llevaba la ropa puesta para salir y tomando mi mochila abrí la ventana a mi balcón. Camine hasta la orilla de mi barandal y la pase, comenzando un descenso cuidadoso como cada que me escapaba de casa, las mascotas dentro de casa no me notaran salir porque estaban del otro lado de la mansión por lo que solo debía tener cuidado con las cámaras de seguridad. Usando el casco de invisibilidad que me fue entregado durante mi ceremonia como dios salí de casa con sigilo, con casco invisible o no, debía tener cuidado.

Fuera del campo de protección de las Moiras puedo utilizar mis poderes sin que mis padres se enteren, escondiéndome entre las sombras cierro los ojos y pienso en el hogar de mis abuelos. Al abrir los ojos me encuentro enfrente de su mansión, caminando entre la oscuridad de la noche me aseguro de que nadie me vea trepar el muro y con algunos rasguños terminó por entrar en el predio de la casa. Caminando con sigilo busco un lugar por donde entrar, no tengo como escalar hasta la habitación de Azul y logró abrir la puerta corrediza que da a la cocina. La casa estaba en silencio, con las luces apagadas y ni siquiera se escuchaba el sonido de alguna televisión encendida. Subí por las escaleras procurando no hacer ruido, como las pisadas de las almas cuando caminan por el inframundo, recordando las palabras de Azul busque su habitación y me adentre.

Las luces estaban apagadas, pero podía ver perfectamente en aquella oscuridad con apenas la escasa luz que se colaba por la ventana. La estrella se encontraba durmiendo boca abajo con un débil brillo recorriendo todo su cuerpo. Cerrando la puerta tras de mí avanzó hacia su cama, cubriendo su boca Azul se despierta con miedo, pero al verme deja de moverse. Quitando mi mano de su boca la rubia se incorpora en la cama, golpeando mi brazo ella se aparta a una distancia prudente.

—¿Qué mierda pasa contigo? —interroga ella volviendo a golpear mi pecho, apenas si me movió de mi lugar se veía demasiado roja y enojada.

—Lo siento, es la única forma que encontré de poder hablar contigo Azul, tú me evitas y las chicas no me dejan acercarme no tuve otra opción más que venir a verte como si fuera un criminal —susurro para no despertar a nadie, suficiente teníamos ya con sus gritos en susurros.

—Las chicas solo intentan protegerme, sé lo del beso y la flecha de Sam. Ella se equivocó de flechas si, pero entiendo por qué lo hizo, la he visto desde el cielo muchas veces y que cuando se equivoca no es con malas intenciones. Intentaba probarle a su padre que es buena con sus poderes y nosotros solamente fuimos una oportunidad que se le presentó, Sam únicamente busca que la vean como lo que es, una semidiosa y no como un problema —alega la rubia pegando sus rodillas a su pecho mientras las abraza, con la cabeza de lado viéndome con una dulce sonrisa.

—Ahora haces que me sienta aún peor, le dije cosas muy hirientes a Sam —confieso cabizbajo, no toda la culpa era de Sam y lo sé, pero en el momento solo pude descargar mi enojo con ella. —Perdón por besarte en la fiesta, nada justifica lo que pasó y que te hayas sentido incómoda —susurro levantando la mirada a sus ojos, continuaba viéndome con una sonrisa y su rostro ya no estaba tan rojo.

—Escucha en la fiesta estaba borracha yo te besé, lo siento fue un impulso y creo que me deje llevar es todo —aclara ella soltando el abrazo de sus piernas, se acerca un poco hacia mí apoyando su mano en mi hombro. —Somos amigos Anker o eso me gusta pensar tú me salvaste la vida luego de gritarte en la cara y te lo agradezco —ella se acercó dejando un beso en mi mejilla, fue algo muy suave, pero que me hizo sonrojarme.

—Claro que somos amigos y aún nos queda pendiente ir a comer al restaurante que querías —le comento viendo como todo su cuerpo se ilumina un poco más, su sonrisa se ensancha y se tira encima haciendo que ambos caigamos en el colchón.




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