Sobreviviendo a la tentación [2.3]

Capítulo 14| La cita

A Z U L🌟🌟🌟

A Z U L
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Con las extremidades temblando abrí la puerta del auto de Melione, alisando mi vestido negro con pequeñas flores rosas me giré a ver a mi amiga. No estaba para nada feliz que viniera a este lugar, sin embargo, me mostraba su apoyo estando aquí y esperaría a Mar y a las demás para entrar disimuladamente de causalidad. La morena me sonrió dándome ese golpe de confianza que necesitaba y con esto cerré la puerta y caminé hacia el local. Era una cafetería muy moderna, con bebidas para cualquier tipo de clientes incluidos los veganos y diabéticos.

Las puertas movían una campana cuando se abrían, avisando de la llegada de un nuevo cliente. Te recibe la enorme barra para pedir el café, a sus dos costados están las mesas para cuatro o dos personas. Muchos cuadros con frases motivacionales o relacionadas con el café estaban colgados por las paredes, además de plantas colgantes que se enredaban en las columnas del local. Y al fondo del local, vi a Zay, se veía diferente a lo usual, una camisa negra, pantalones de jean azul oscuro y converse negros. Tenía el pelo rubio peinado, sus manos jugaban con un menú y miraba constantemente por la ventana como nervioso.

Melione me dijo que es mejor llegar un minuto tarde que ser demasiado puntuales, dice que si llegas muy pronto el chico pensará que estás desesperada y si llegas muy tarde que no le interesas. Por lo que decidí llegar con cinco minutos se retrasó, una mentira porque estuvimos esperando en el estacionamiento desde diez minutos antes de la hora acordada para la cita. Me arrepentí al verlo tan nervioso, suponía que lo dejaría dejado plantado y mi corazón se contrajo de solo pensar en verlo tristes. Desde el cielo había presenciado muchas veces como a hombres y mujeres los dejan plantados, vi muchas reacciones diferentes, pero las que más se me grababan eran las de tristeza. Aplanando los labios respire hondo antes de comenzar a caminar hacia él, dibuje una sonrisa en mis labios cuando giró su rostro al frente y me miró. Sonrió mientras se ponía de pie, movió la silla delante de él y me ofreció sentarme.

—Por un momento creí que no vendrías —afirma el rubio tomando asiento de nuevo en su lugar, retuerce los dedos sobre la mesa sin despegar su mirada de mis ojos.

—Lamentó el retraso, no sabía qué ponerme y mis amigas vinieron a ayudarme. Tardamos más de lo que deberíamos —confieso en voz baja. La realidad fue que las chicas sí asistieron a ayudarme, pero Anker y Colín se veían reacios a querer dejarme venir. Les tuve que asegurar que estaría bien, que la cita era una estrategia de reconocimiento para saber cuánto él conoce de mí.

—Descuida lo importante es que ya estás aquí. ¿Quieres ver el menú para ordenar? —me entrega la carta, pero declinó la oferta no tengo mucha idea de lo que se comen en este tipo de locales y viendo que él me invitó optó por la salida fácil.

—Elige tú, sorpréndeme —dejando a un costado la carta le sonrió con gentileza.

—De acuerdo —levanta la mano llamando a una chica que se acerca a nosotros. Lleva una camisa verde oscura, un delantal corto de color crema con bolsillos verdes y un pantalón y zapatos negros. Tiene el cabello recogido en una cinta verde con líneas color crema y el rostro con un maquillaje ligero. En las manos tenía una libreta y un bolígrafo para anotar, nos mira con una cordial sonrisa antes de sentir su atención en Zay. —Dos batidos de chocolate por favor —la chica anotó a toda prisa el pedido y se marchó tras la barra.

—¿Ya habías venido aquí antes? —presunto para romper el hielo.

—Sí, el segundo día de haber llegado de Inglaterra, mi madre nos trajo a mí y a mi hermano. No estábamos contentos con la idea de vivir en un nuevo país, en una casa un poco más pequeña que en la que previamente vivíamos y ni hablar de ser los nuevos sin amigos. Mi mamá nos trajo aquí para probar los batidos y hablar acerca de nuestra nueva situación, el venir aquí ayudó que nuestro enfado se pase más rápido. ¿Conocías este lugar? —sus ojos ámbares viajan hacia los míos, estábamos avanzando él me habló de su familia sin que yo se lo preguntara y debo seguir por ese mismo rumbo.

—No. Soy nueva en la ciudad, mis hermanas me dejaron en casa de unos amigos suyos por un tiempo, tengo algunos problemas de salud. No salgo mucho por esta misma razón —pasando mi mano por mi cuello y hombro siento un ligero pinchazo en la herida de mi espalda, estaba sanando bien, pero aún me ardía en ovaciones.

La camarera apareció con nuestro pedido, sin perder tiempo tomó un poco de la pajilla y mi paladar tiene una explosión de sabores. Es delicioso, Zay parece notar mi rostro de satisfacción pues sonríe probando su batido.

—Exquisito ¿verdad? —su sonrisa contagió la mía y asentí tomando otro trago del delicioso batido de chocolate.

—¿Por qué tuvieron que mudarse de Inglaterra? —interrogó tomando otro sorbo del batido, está delicioso y no creo que pueda dejar de beberlo. El rubio frente a mi deja la pajita a un lado y me mira con sus ojos avellanas.

—Mi papá perdió su empleo, nuestro hogar y estatus dentro de una comunidad cerrada en nuestro país. Comenzó a cuestionar el porqué de lo que hacíamos dentro de la comunidad y el líder no quería que su comunidad cambie de parecer, por lo que henos aquí —confluye el rubio abriendo los brazos para señalar el establecimiento —No me arrepiento de haber dejado la comunidad, pero sí un poco de abandonar mi país natal, Inglaterra fue, es y seguirá siendo mi hogar —alega con tristeza Zay, por un momento me siento identificada con él, yo también extraño mi hogar y no me siento como en casa en la tierra. Pasando mi mano por encima de la mesa tomó la suya, él me miró antes de sonreír, quise decir algo, pero un grito hizo que toda la cafetería se diera vuelta a mirar a una castaña que estaba saltando pidiendo que le quiten una araña.




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