Sobreviviendo a la tentación [2.3]

Capítulo 17| Manos y pantalones

A Z U L🌟🌟🌟

A Z U L
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Caigo contra el suelo en un duro golpe que fue amortiguado por las colchonetas del suelo, pero aun así las heridas de mi espalda lo sintieron bastante feo. Blake al notar mi mueca de dolor suelta el brazo por donde me sostuvo para tumbarme y me ofrece su ayuda para ponerme de pie. En esta clase no puede derribarlo ni siquiera una vez, mi cuerpo estaba en el entrenamiento, pero mi mente, ella se encontraba rememorando mi salida con Anker.

—Azul concéntrate en lo que estás haciendo, no puedes confiarte de que esto es un entrenamiento, el día de mañana te llega a pasar algo de vida o muerte y tú no sabrás ni como defenderte porque no te concentras —dice enfadada Calí acercándose a nosotros dos, tenía algunos mechones de cabellos sueltos pegados a su frente por el sudor y las mejillas rojas por el esfuerzo.

—Lo siento, tenía la cabeza en otro lado —me disculpo con mi amiga que solo atina a asentir y dirige su gélida mirada azul hacia su amigo que parece estar más serio de lo normal.

—Practica con ella técnicas de ataque, ya has tenido a suficientes chicas debajo de ti como para que sigas practicando con Azul —comenta la platinada girándose para volver a su entrenamiento con Oliver, desde que llegué a entrenar únicamente he pasado el rato con Blake y la tensión en el momento en que mi amiga le dijo esas palabras al descendiente de la muerte me hizo sospechar de que algo pasaba entre ambos. —!No los veo practicar¡ —grita la rubia golpeando la espada contra la de su hermano, Blake se posiciona detrás de mí enganchando su mano sobre mi cuello y presionando hacia atrás despacio enseñándome cómo será el ataque y de qué manera debo defenderme.

El verdadero entrenamiento empieza y como me enseñó Blake con firmeza y rápido logró librarme de su ataque y lo inmovilizó en el suelo. Soltando su mano continuamos con las otras técnicas hasta que un grito femenino nos hace detenernos, girando vemos a Calí en el suelo apretando su pierna que tiene un corte profundo. Nos acercamos rápido, pero la herida se cerró antes de que podamos pensar en cómo actuar, la platinada se puso en pie tirando su espada a un costado y se fue sin respondernos si estaba bien.

—¿Qué le pasa a Calí? Está con más mal genio de lo habitual —preguntó a los dos chicos que continuaban observando por donde se fue la rubia, Oliver tira su espada secando su rostro del sudor que lo cubría y miro a Blake con una ceja alzada.

—Estábamos hablando en el punto, ella estaba practicando en la patineta con Red y coincidimos con una de mis exnovias. Tuvimos una breve charla, pero Calí se acercó a nosotros y el momento se volvió muy incómodo. Cuando nos quedamos solos ella me preguntó quién era y no quise mentirle, le explique quien era y que fuimos. Calí me ignoró hasta que estuvimos solos y me hizo una pregunta que no pude evitar responder, si bien es muy personal no puedo mentirle —confiesa derrotado Blake dejándose caer al suelo sentado, yo no estaba comprendiendo nada, pero Oliver pareció darse cuenta de todo y hablo por su hermana.

—Calíope pasó toda su vida en el tártaro, en un lugar oscuro, donde los condenados se la pasan gritando y con unos padres como los que ella tiene es difícil tener lo que se dice una infancia normal. Fuimos entrenados para una guerra que no se llevó a cabo, sus padres le dieron la espalda por revelarse y lo único que le queda son los escasos amigos que antes eran sus enemigos y yo. No entiende muchas cosas humanas todavía, sigue en un constante aprendizaje aunque parezca que no es así y sigue estando confundida por lo que pasó con Colín. Dale tiempo —aclara el pelinegro pasando una toalla por su rostro, se gira dándonos la espalda, pero alzando su mano derecha con el dedo índice en alto grita —!Confundida o no mantén tus manos alejadas de sus pantalones Blake¡ —amenaza el mayor haciendo que el pelinegro a mi lado se ponga blanco como una hoja y luego el color rojo tiñó su rostro.

—¿Qué tienen que ver tus manos con sus pantalones? —Estaba confundida, los humanos son seres extraños, pero los dioses les ganan en extrañeza y Blake rojo como un chilli me miró con los ojos muy abiertos.

—Azul no me hagas explicarte a qué se refería, es incómodo que mi primo sepa de lo que hable con Calí como para sobre todo esto tenga que decirte con manzanas de que habla —se queja el chico girando para ir por su toalla, me dejaron sola en la sala de entrenamientos y sin tener compañero para entrenar fui a sentarme en la banca para llamar a Melione para que venga por mí.

—Hola, Azul —me contesta al tercer tono, me senté en la banca junto a las espadas que había recogido del suelo para dejarlas en su sitio.

—Hola, Mel. Terminó el entrenamiento antes ¿puedes pasar por mí a casa de Styx? —cuestionó dejando el armamento en su sitio con un sonido de metales chocando, me estaba doliendo todo el cuerpo y ni siquiera había completado el tiempo entero de mi entrenamiento.

—Estoy algo ocupada, llama a Anker y si no me ves llegar a la casa en dos horas ven a la ubicación que te envíe al celular. Adiós —me colgó. Resignada terminó por enviar un mensaje a Anker, de inmediato recibo una respuesta de su parte y con quince minutos de sobra me fui a las duchas, apestaba a sudor y la espalda me palpitaba por los golpes que había recibido entrenando con Blake.

Al salir de las duchas bañada me sequé con cuidado la espalda y me puse una remera roja con letras amarillas con el nombre de una universidad, un short de jean azul, borcegos negro a conjunto con el cinturón y sequé mi pelo lo mejor que pude con la toalla. Peinándolo con los dedos recojo mi bolso y salgo de la casa encontrando a Anker aparcando la moto en la entrada de la mansión. Sentí un nudo en el estómago que me fue un tanto inusual, ¿tanta hambre tenía?




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