Sobreviviendo a la tentación [2.3]

Capítulo 22| General Argent

A Z U L🌟🌟🌟

A Z U L
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Por la mañana al ser nuestro último día nos levantamos temprano, a pesar de mi resaca logré ayudar a Colín a preparar el desayuno para todos y me sentí un poco mejor luego de tomar la pastilla que me ofreció para el dolor de cabeza. Melione decidió dormir hasta la hora del almuerzo, nuestra pequeña fiesta nocturna no fue para nada secreta, todos lo sabían e incluso estaban enterados de que nade en el lago en plena noche, estando ebria. Me sentí un poco avergonzada por ello, pero todos actuaban como si eso fuera tan natural que termine perdiendo esa vergüenza e incluso hice bromas con Kevin sobre mi resaca.

El resto del día nos pusimos a acomodar la casa para dejarla limpia y todo ordenando cómo nos pidió Mar que lo dejáramos antes de marcharnos. La poca basura que se acumuló la llevamos con nosotros para tirarla en el primer contenedor de basura que encontremos. Juntando nuestras cosas nos marchamos de la cabaña en un viaje sombra con Mel siendo llevada por Anker y yo por Sam. El dios Hades nos recibió llevando a su hija a su habitación donde la obligó a recostarse y mantener su pie en alto, ya faltaba menos para que ella pudiera regresar al liceo.

—¿Se divirtieron mucho en la cabaña? —preguntó el dios acomodando el pie de Melione encima de una almohada para mantenerlo en alto, ya no se veía tan hinchado y los moretones de su cuerpo ya no eran tan visibles.

—Si, Melione, a pesar de no poder hacer lo que quiso, se divirtió y fue bueno estar lejos un fin de semana, nadar en el lago fue como sentirme en casa —respondo dejando los bolsos de mi amiga sobre su silla del escritorio. La princesa estaba buscando algo en su celular hasta que se lo tiende a su padre que observa la pantalla con atención, deslizando su dedo mira otros minutos más y se lo devuelve a Mel.

—Lindas fotografías, me alegra que se hayan divertido y volvieran en una pieza —comenta el monarca caminando a la salida de la habitación y en cuanto la puerta es cerrada, Melione me indica con su dedo índice que me acerque a ella.

—No te me vas a escapar, ahora que estamos solas tienes que contarme qué pasó anoche. Regresaste de darte una ducha y estabas más roja que una cereza, necesito el contexto, por favor —exclama acomodándose mejor en la cama, por mi parte solo me acerque para ayudarla con los almohadones. Sabía a qué se refería y mi estómago estaba que se daba vuelta en mi interior, no entendía porque solo pensar en mi conversación con Anker me hacía sentirme tan nerviosa.

—Hablamos de mi regreso a mi hogar en el cielo con Anker y estaba roja porque recién salía del baño con una toalla desnuda Melione, es obvio que me sentía nerviosa por ello —miento abriendo el bolso de la pelinegra para quitar la ropa que debía irse a lavar y la que ni siquiera uso.

—¡Ay Azul! Lamento tanto que por mi culpa estés aquí más tiempo del necesario. Te juro que yo no busqué los problemas, tan solo fue una desagradable coincidencia el que me topara con Avril y el resto ya lo sabes, debí huir en un viaje sombra en cuanto las vi. No es mi primera pelea con ellas, pero si la primera vez que me dejan tan golpeada —responde la princesa con un ligero puchero en sus labios, no estaba enojada con ella, si me sentía un poquito triste por no poder regresar a casa pronto, pero una parte de mí se alegró por quedarme un poquito más.

—Mel, como ya le dije a Anker, no fue su culpa, yo fui quien le plantó cara a esa loca y ahora debo pagar las consecuencias. Solo es un poco más de tiempo en la tierra, se pasará rápido y cuando menos lo esperemos, estaremos llorando porque me iré a casa —le aseguro tomando sus productos de aseo personal para llevarlos a su baño personal, de solo recordar las emociones de ese día mi piel se eriza. Nunca había sentido tanta rabia, ni siquiera con mis hermanas, muchas veces peleamos durante semanas y la furia de esas peleas ni se asemejaba a la que sentí con Avril.

—Aún no hemos hablado de Zay y lo que dijiste mientras yo estaba dormida en la enfermería del olimpo. Mi padre me preguntó quién diantres es Zay, mamá le pidió que no me molestara hasta que me recupere y es por eso que necesito saber ¿qué cosa dijiste mientras dormía? —se queja la princesa con las cejas unidas en una clara señal de enojo, la verdad es que no me había dado cuenta lo que le pasaba a Melione con Zay hasta que Sam me lo señaló.

—Solo trataba de que despertaras y deja de mentirte a ti misma, ambas sabemos que Zay te mueve el mundo desde la primera vez que lo viste y no me dijiste nada porque no querías que hubiera problemas entre nosotras. Lo cual agradezco, pero no me gusta Zay, es un gran chico, pero no está hecho para mí y creo que merece que alguien más le del amor que merece —comentó guardando el bolso vacío de la princesa de nuevo en su armario, Melione no emitía palabra alguna y girando sobre mi eje la encontré con su cara cubierta por una almohada. Lo siguiente que supe es que estaba gritando en esa almohada, fue algo que duró apenas un minuto y recobro la compostura dejando eso de lado.

—Voy a matar a Sam y a ti si le dijeron a alguien más que me gusta Zay. Ni siquiera yo misma estoy segura de que me guste, es decir, es un fenómeno raro, menor que yo y encima de toda esta detrás de ti —informa la mayor cruzándose de brazos, volviendo a poner ese escudo que siempre le enseña a todos y que tantas veces la había visto poner desde el cielo. Pero conmigo ese plan no le funcionará.

—Te gusta Zay, aunque trates de negarlo, sé que es la verdad y mantendré el secreto. Deja de molestarme con Anker y no abro la boca —la chantajeó cruzándome de brazos, la pelinegra me mira con la boca abierta, pero finalmente acepta mi trato. Confirmando que si le gusta Zay.




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