Sobreviviendo a, ¡mi ex!

PREFACIO

—¿No crees que es muy joven? Evelyn se casó a esta y edad y ya sabes lo que ocurrió. ¿No crees que está siendo algo impulsiva? A los veintiún años uno es muy impulsivo, Nerea. Y apenas se conocen seis meses ¡Seis meses! Aunque sea deberían pasar el año de enamoramiento en donde se huelen las flatulencias y todas esas cosas. 

—Stefan y yo ya hemos conversado con ella varias veces. Ellos se aman—le sonrió con ternura—. Estoy segura que ambos...tendrán un matrimonio feliz—su voz se entrecortó—. Es solo que no estamos preparados para dejarla ir tan pronto. Creí que se iba a quedar a mi lado unos años más. Ahora comprendo el sentimiento de mamá—limpió sus lágrimas y sonrió. 

Sin duda alguna, el tiempo pasaba volando. Aún estaba tan vivido el recuerdo de aquella pequeña niña llegando al mundo, llorando por la atención de su madre, tan pequeña entre sus brazos. Ahora, era toda una mujer. Una mujer que contraería matrimonio ese día. 

—Aun así. No creo que esté lista. Apenas y se conocen hace seis meses ¿Quién se casa en seis meses? Debe esperar al menos que el año de enamoramiento pase, que se enamore de sus gases ¡Que le destape el baño! —dijo Carmen. 

—Es una decisión que ambos han tomado. Son adultos. Meredith sabe lo que hace, puede que sea algo...extravagante e impulsiva. Pero jamás tomaría una decisión así a la ligera. Es responsable, madura y— 

—¡Meredith se fue corriendo! 

—¡¿CÓMO QUE SE FUE CORRIENDO?!—Nerea se levanta del mueble, el resto de las mujeres le siguieron. Salieron de la casa y de inmediato corroboraron las palabras de Melody al ver a la joven corriendo con su vestido de novia por la bajada donde su madre en algún momento se había desmayado la primera vez que visitó la mansión—. ¡MEREDITH MURPHY! ¡¿QUÉ CREES QUE ESTÁS HACIENDO?! 

La joven se detuvo, sostenía la falda de su hermoso vestido blanco y su cabello azulado aún conservaba el hermoso peinado que le habían hecho. Colocó sus manos alrededor de su boca y gritó: 

—¡LO SIENTO, MAMÁ, NO QUIERO CASARME, ¡TE AMO! —le responde la joven en un grito. Nerea casi cae desmayada de no ser por las mujeres que logran atajarla y alzarla —¡NO LLAMES A PAPÁ, TOMARÉ UN BARCO A AUSTRALIA! 

—¡¿PIENSAS DEJARME CON ESTE DESASTRE A MÍ?! ¡¿QUIERES MATARME DE UN INFARTO, MUCHACHA?!  

—¡PROMETO QUE TE LO RECOMPENSARÉ, MAMI HERMOSA! 

—¡MEREDITH CORAL MURPHY GONZÁLES! 

—¡NO QUIERO CASARME SIN PERSEGUIR MIS SUEÑOS, MAMÁ! ¡YA LO ENTENDÍ! 

Nerea suspiró, con la vista nublada. Miró a sus amigas y estas se encogieron de hombros. 

—Ya con eso te ha jodido—le dijo Carmen. 

Volvió a mirar a su hija. Ella aún estaba parada, esperando la aprobación de su madre. No se iría a no ser que ella estuviese de acuerdo. Lo menos que quería, era que estuviese decepcionada de ella por lo que estaba haciendo. 

Sonrió al ver como su madre levantaba su brazo y comenzaba a sacudir sus manos de un lado a otro—. ¡RECUERDA TENER SIEMPRE A LA MANO TU PISTOLA DE ELECTRICIDAD Y TU GAS PIMIENTA! 

La joven sonrió, con las lágrimas cayendo por todo su rostro, sacudió su mano también y comenzó a saltar. 

—¡LO HARÉ! 

—¡TE AMO! 

—¡TE AMAMOS! —gritaron todas. 

—¡YO TAMBIÉN! 

Volvió a sostener su falda y comenzó a correr. Su madre la observó, sin dejar de sonreír, pero con un presentimiento extraño en el corazón. Meredith era igual de impulsiva que ella, pero esta decisión no iba guiada sólo por el mero impulso o la indecisión. Sin embargo, si ella prefirió ocultar sus razones, la comprendería. 

—¿Esa no es Meredith? —un adolescente veía con incredulidad la escena. Nerea lo despeina y luego lo guia hasta adentro. 

—Quítate ese traje y ve pensando en qué le diremos a tu padre. Tenemos que arreglar este desastre—restregó su rostro y se lamentó—. ¡Oh, el novio! ¡¿Qué le diremos?! 

—¿Qué se murió? —miró a su hijo con reproche—. Perdón, mamita, fue lo primero que se me ocurrió. 

Meredith corrie con todas sus fuerzas, despeinando su cabello azul y dejándolo suelto al aire. Descalza y con nada más que su bolsita de rana con algunos de sus ahorros y papeles, Meredith se fuga una hora antes de su boda para cumplir sus sueños, dejando atrás todo. 

Sin embargo, el mar siempre retrocedía y regresaba con más fuerza.  

Al igual que el pasado inconcluso. 




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