Sobreviviendo a, ¡mi ex!

Capítulo dos: Bañorita

Unos peces payasos están moviéndose entre la anémona, haciendo su baile de apareamiento. Papá me regaló unos lentes de buceo con una cámara adaptada. Lo que veo a través de los lentes, es lo mismo que ve la cámara. Tiene un pequeño botón que, al pulsarlo, toma las fotos. Presiono  el botón cada vez que veo a los peces en una pose graciosa o interesante.

 Es hermoso y los peces se ven tan coquetos haciendo su bailecito del amor.

Tienen más vida sexual que yo.

Salí temprano en la mañana para tomar fotografías y subirla a mi blog. Discutí con un cangrejo, pero sin duda, lo más interesante del día, son los hermosos peces payasos. Mis dedos parecen pasitas, no sé cuánto tiempo llevo flotando.

Mi tarea se ve interrumpida al sentir como alguien me toma de la cintura y me saca del agua. Estoy demasiado aturdida como para reaccionar y cuando pienso que puedo hacerlo, lo primero que veo es el rostro preocupado de un hombre increíblemente guapo.

Santa madre de dios.

Ruega por esta pecadora.

—¿Está bien? —su ceño está fruncido y sus manos tocan mi cintura y mi muslo. Piensa en la biblia, coral—. Creí que se estaba ahogando.

¡Ojalá ese fuera el caso!

 Porque de ser así, me darías respiración boca a boca.

No sé qué decir, abro mi boca una y otra vez, pero no puedo emitir más que un chillido terrible y vergonzoso debido al nerviosismo.

 Me mira interrogante, esperando mi respuesta, pero si le digo que estoy bien, capaz y me suelta y yo estoy muy cómoda aquí donde estoy.  

Sin pensarlo, presiono el botón de la cámara. Papá siempre me dice que los mejores momentos para tomar una foto son los primeros encuentros. Siempre me decía que, si él hubiese tenido una cámara el día en que conoció a mamá, no hubiese dudado en plasmar ese momento.

 Pues yo siento que debía plasmar este.

Lamentablemente, las cosas buenas y sabrosas no duran mucho tiempo. Me suelta y me sonríe, avergonzado.  

Madre mía.

  —Discúlpeme.

—Tranquilo, ya me ha pasado, pero usualmente me voltean y me gritan, no me alzan en sus brazotes.

Meredith Coral, mejor no hables.

Vuelve a sonreírme.

Y ya. Estoy enamorada de este hombre. Me enamoré.

Es curioso, pero el corazón sabe cuando se ha encontrado a la persona correcta. Fue como si, al verlo, yo me sintiese en la misma sintonía en la que él estaba.

—Bien, nos vemos.

Mi sonrisa se esfuma ¿Se va tan pronto?

Coral ¡Detenlo y secuéstralo! ¡Es tu hombre y tú su mujer! ¡Así de simple está la cosa!

—¡Espera!—se detiene y me mira, parece cohibido.

 ¿Es tímido?

 Me alzó en sus brazos como todo un baywatch , ¿y es tímido?

 ¿Quién es tímido con ese tamaño?

—Lamento haber estropeado lo que hacías, y lamento haberte...cargado de esa forma. —se vuelve a disculpar. Hace una reverencia que me deja algo descolocada, dura varios segundos. Miro hacia todos lados, sin saber qué hacer.

—Oh tranquilo—le hago un ademán para que le reste importancia y camino hasta la orilla. Yo feliz de que me haya cargado de esa forma—. Ya había tomado las fotos que necesitaba ¿Quieres verlas? —me quito la tira que sostiene la cámara del cuello, está conectada a la de los lentes de snorquel y todas las fotos se almacenan allí. La primera foto que sale es la de él cuando me tenía en sus brazos, me congelo y le sonrío nerviosa—. La tomé por accidente, ya sabes, presioné sin querer. Ya la borro.En mi casa.La borro.

—No es mi mejor perfil—lo miro y al verlo sonreír, sé que está bromeando.

—Yo considero que te ves muy guapo, pero si no es tu mejor perfil, puedo tomarte otra—rie y se sonroja.

¡Se sonroja!

—¿Quieres comer un helado?

 Caminamos hasta los puestos de helados que están en el muelle, completamente empapados. Estoy acostumbrada a estar mojada, siempre uso traje de baño y zapatos de playa debido a eso, pero él está vestido con ropa normal y me causa algo de gracia.

—¿Qué fotografiaste además de mi cara?

—A unos peces payasos haciendo el riquiquito—frunce el ceño al oír mi expresión—, apareándose—asiente en entendimiento—.¿Sabías que los peces payasos y las anémonas tienen una relación inusual? Las anémonas son el lugar donde viven, es como una especie de planta depredadora con tentáculos y venenosa—le enseño la foto y se la señalo para que pueda identificarla—. Los peces payasos crecen, se reproducen y se alimentan y se refugian entre las anémonas, muchos dicen que el pez depende por completo de la anémona porque debido a sus tentáculos venenosos, protege al colorido y estrafalario pez de sus depredadores, pero lo cierto es, que sin el pez payaso, la anémona tampoco podría vivir, el nado del pez alrededor de ellas aumenta la oxigenación de la anémona y el pez atrae a pequeños pececillos que le sirven de alimento a la anémona ¿No es eso fantás...?—me callo al ver que he soltado mi verborrea habitual, sonrío avergonzada—. Lo siento, a veces me emociono más de la cuenta. Olvida todo lo que dije.

—Mutualismo.

—¿Ah?

—Ambos pueden vivir sin el otro, pero viviendo juntos, las cosas son mucho más fáciles. Mutualismo.




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