"Quiero crecer".
Esa frase marcó y determinó gran parte de mi infancia. Creía, erróneamente, que crecer me daría todas las respuestas o la vida que deseaba.
Cada noche, miraba el cielo, señalaba una estrella cualquiera, la primera que veía, cerraba los ojos, apretaba los puños y pedía con todo mi corazón que mi gran momento llegara.
¿Cuál era ese momento?
Muy inocentemente, creía que era simplemente crecer.
Desde muy pequeña, mi cuerpo y mi mente se adaptaron a estar entre dos mundos: Crecer entre orden, disciplina, reglas, amor y soledad; y crecer entre el desorden, la bulla, la fiesta, los cero límites y, al mismo tiempo, la soledad.
Qué curioso: en los dos mundos encontré la soledad.
No me quejo, no juzgo y tampoco recrimino mi infancia.
Mis mundos, mis dos visiones, forjaron a la persona que soy hoy en día.
Pero ¿por qué si crecí sigo sintiendo esta devastadora soledad?
¿Por qué últimamente todas mis sonrisas son fingidas?
¿Por qué me da ansiedad expresar lo que siento?
¿Por qué siento que nada es suficiente?
¿Por qué los fracasos duran semanas en mi mente y por qué mis logros me saben a nada?
Crecí y fingí que estaba bien con eso.
Crecí y pensé que ganaría, pero perdí más de lo que estaba dispuesta a negociar.
Crecí y lloro más que cuando era niña.
Crecí y me hubiera gustado nunca hacerlo.
Carta para la pequeña que solo quiere crecer:
Hola, querida tú.
Te veo y sonrío: tan pequeña, vulnerable, pero valiente.
Querida tú, vive tu presente, goza tus caídas, tus raspones en la rodilla y tus ochos en matemáticas. Querida tú, sigue jugando a las escondidas, sigue viendo tus programas favoritos y, por favor, deja de pelear con tu prima.
Querida tú, sé que deseas con todo tu corazón ser yo, pero querida tú, no hay nada más en este mundo que desee que ser tú.
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💜 Nota de Autora (N.A.)
¡Bienvenido/a a esta colección de reflexiones!
Hola a todos.
Si has llegado hasta aquí, te doy las gracias infinitas por darle una oportunidad a mi corazón y a mis palabras. Esta historia, o más bien, esta colección de fragmentos sobre crecer y tener miedo, es mi forma más honesta de decir: "No estás solo/a en este proceso".
Abrir mi mente y mi experiencia, es un acto de vulnerabilidad, y espero de verdad que encuentres consuelo o, al menos, un espejo en estas páginas.
Tu Apoyo Significa el Mundo:
Para mí, como autora que recién empieza, cada interacción cuenta más de lo que imaginas. Si te gustó lo que leíste y te sentiste identificado/a, me harías un favor enorme si:
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Con cada like y comentario, me siento impulsada a seguir escribiendo y publicando la próxima entrega.
¡Nos leemos en el siguiente fragmento!
Con cariño, Karla