Sobreviviendo a Nil Brenon

Misterio sangriento

Ni si quiera puedo explicar con palabras lo que sentí al escuchar aquellas declaraciones que Alen lanzó sin previo aviso, lo sabía…muy dentro de mi lo sabía, mis pesadillas fueron un prefacio de lo que había pasado, esos labios morados, el color que tanto desprecio, mi inconsciente relacionó todo haciéndome dudar de la verdad declarada, mis padres no murieron en un accidente de auto, mi padre no era un borracho, fueron asesinados por esos bastardos.

Sentí que la sangre me bajó hasta los pies, que mi alma se escapaba de mi cuerpo dejándolo vacío, todo me daba vueltas y entonces caí en aquel profundo agujero negro, era como un craqueo con interminables filas de dientes que querían destrozarme cuando ya no quedaba nada de mí, me dolía tanto el pecho, estoy segura que casi me da un infarto.

Pero Alen me detuvo, agarró mi alma de la cadena que me había puesto y tiró tan fuerte que me trajo de vuelta a mi realidad, no tenía permitido morir por que mi vida no era mía, le pertenecía a Bradford, cuando estaba apunto de desmayarme, sus brazos me devolvieron la vida, sabía que tenía que ser valiente, quería ver con mis propios ojos cuando la policía les echara mano y se los llevara a rastras de mi casa, quería humillarlos, destruirlos, pero no tenía el corazón para hacerlo…yo no…pero él si, Alen no tenía conciencia y no le respondía a ningún dios, así que se lo deje todo en sus manos, deje que luchara esta batalla por mi, por que yo no era capaz de hacerlo.

—Solo pídemelo y yo los haré pagar por todo lo que te hicieron, dame el látigo y yo los azotare.—me dijo Alen mientras susurraba a mi oído.

Y entonces accedí, entre lagrimas y frustración le di todo el poder para hacer de ellos lo que le pareciera.

—Destrúyelos…véngame por favor…—le imploré sin ningún tipo de fuerza, ellos me habían consumido por completo, solo quería llorar y lamentarme por todo.

El lobo sonrió con perversidad, la policía entró y él les dio la orden de llevárselos, pero no sería todo, el destino de Oliver y Maria esta en sus manos, las manos de este cruel príncipe que no tenía corazón, pobres asesinos, cayeron en las manos del diablo.

Como era de esperarse, todos los testigos fuimos llamados a declarar en su contra, mi mente esta en blanco, la noción del tiempo se me fue, Fidel le avisó a Levy lo que estaba pasando y entonces también vinieron a declarar junto con Cecilia y Nil, aun puedo escuchar los gritos de María y Oliver suplicando mi perdón, sus insultos cuando vieron como los ignoraba, me causaron tantas inseguridades, llegué a dudar de todo el que me decía “te quiero” no esta segura de cuando mentían o decían la verdad.

—¿Hay algún adulto que pueda hacerse cargo de su custodia?—le preguntó la trabajadora social a Armin y ella negó con la cabeza.

—No, bueno, no sé, solo tenía a mis padres…pero esos asesinos me los quitaron…—expresó Armin entre lagrimas.

—¿Oliver y María eran los responsables de su custodia?

—Solo Oliver.

—Voy a ser honesta con usted, necesitamos encontrar a alguien que este dispuesto hacerse cargo de usted y su patrimonio hasta que cumpla la mayoría de edad, solo sería por dos años ¿está segura de que no tiene ningún familiar?

—Si lo tuve, estoy segura que también lo mataron.

—Entiendo, la dejaré descansar de tantas preguntas, al menos por un momento, lamento que no hayan dejado que su novio la acompañe, debe sentirse muy sola, necesita algo de apoyo emocional, veré que puedo hacer.

—Gracias…¿él está bien? ¿Sigue aquí?—le preguntó Armin preocupada por que Alen la abandonara.

—No se preocupe, él no se ha ido, de hecho hay más personas que la apoyan, sus amigos están siendo atendidos por el ministerio publico.

Armin suspiró y entre lazó los dedos llena de ansiedad.

—¿Que va a ser de mí? Dudo que me dejen en paz, necesito que alguien se haga cargo de mi por dos años ¿quien va a quererme después de esto? ¿Y si Alen ya no quiere estar conmigo? ¿Y si Cecilia, Levy y Nil me dan la espalda?

Estas eran algunas de las preguntas que la acosaban hundiendo cada vez más en la desesperación.

—¿Como se encuentra la chica?—le preguntó el comandante con discreción.

—Armin podría estar rodeada de muchos buitres, a su corta edad posee una de las fortunas más exuberantes del país, según los registros, esta por encima de las familias más adineradas y eso incluye a los peses más gordos.

—Ojalá aparezca algún familiar lejano, algún primo, tío, no lo sé, temo que no faltará quien quiera hacerse cargo de ella, lo harán con la motivación incorrecta, es un blanco fácil, es vulnerable, joven, hermosa, la querrán como esposa de algún niño de apellido ruidoso y entonces le arrebatarán su fortuna, si es inteligente se dará cuenta a tiempo, pero es tan prospera que aun si le roban durante estos dos años de gracia, ella seguirá siendo asquerosamente rica, o puede que también resulte víctima de algún accidente sospechoso que le quite la vida.

—¿Como es posible que un par de empleados haya sido capaz de encubrir perfectamente su homicidio y feminicidio?—preguntó la psicóloga intrigada.

—Probablemente alguien los ayudó, otra hiena que quería librarse de los Tesland a como diera lugar.

—¿Que? ¿Quien podría hacer algo así?

El comandante soltó una risa burlona y añadió con total seriedad dejando a la mujer asustada.

—Si la ultima de los Tesland es una mujer y única heredera, ¿no sería el blanco perfecto aun estando viva?

—Hable claro.

—Matar a toda la familia hubiera sido bastante sospechoso y su fortuna habría sido robada por el estado, hubieran salido muchos falsos prestamistas, deudas fantasma, pero la fortuna se habría perdido entre miles y miles de buitres, ¿no sería lo más lógico que hubiera un solo depredador que fuera la mente intelectual de todo y se quedara con el tesoro?

—¿Oliver y María?

—Solo uno de ellos dos fue el títere.

—¿y quien fue el asesino intelectual?




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