Él me ha abandonado, me dejó por otra mujer otra vez, se ha encaprichado de esa insulsa, sé perfectamente que esta no es la primera vez que lo hace, la primera vez que me deshecha, pero duele más que otras veces por que se fue con ella, me había conformado con sus migajas, era feliz con su falta de querer, con las gotas de amor que me regalaba.
—¿Irene? Hija ¿no bajarás a cenar? —le preguntó su madre entre abriendo la puerta y se asomaba ligeramente.
Irene estaba en el mismo lugar que hace unos días, con la misma ropa, con los ojos hinchados y la boca seca, no se había bañado y a duras penas comía algo.
—Oye ¿que es esto? ¿No has probado nada de lo que la servidumbre te vino a traer? Todo huele horrible.—expresó su madre tapándose la nariz inmediatamente y añadió.—todo se echó a perder, no puede ser ¡Horacio! ¡Horacio!
—¿Si señora?
—Llévate esto de aquí, esta niña no se como nada.
—Por su puesto.
—¿Por que me haces esto? ¿Acaso se te ocurrió hacer otra huelga de hambre? Si tu novio te ve en ese estado terminara contigo otra vez, por Dios que desastre…
La madre de Irene la vio de reojo, esta muy molesta por ver el sedentarismo y aislamiento de Irene y al ver su rostro, se asustó.
—Irene…¿no me digas que Alen terminó contigo otra vez?
—Ya déjame en paz, vete y cierra la puerta.—le dijo Irene con la voz entorpecida.
—Nena…¿como quieres que me vaya? No estás bien, ahora entiendo tu extraño comportamiento, debí ser más atenta ¿hace cuando terminó contigo?—le preguntó su madre mientras se sentaba a un lado de ella y le acariciaba la cabeza.
—Alen nunca fue mi novio mamá, jamás me hizo la pregunta…pensé que no era necesario y pensé que éramos una pareja oficial…pero no, él ya tiene a su novia.
—¿Qué? ¿Ahora con quién piensa divertirse? Creí que eran novios, siempre estaban con él, además siempre terminan regresando, asido así desde que tenías dieciséis ¿quién es su entretenimiento ahora?
—¡Mamá deja de hacer tantas preguntas? ¿Que no vez que no tengo ninguna respuesta? ¡Me dejó y ya! ¡No es como las otras veces! ¡La estúpida de la que se enamoró esta en su misma clase!
—Pero…
—Es Armin Tesland…—confesó Irene desatada.
—¿Pero como es eso posible? ¿Por que se fijaría en esa niña? Tu eres preciosa, la chica más popular y linda del instituto, además…esa muchacha es un problema, su apellido esta bajo una maldición, toda su familia murió trágicamente y se rumora que la zorra de su difunta madre se metía con el padre de…—La madre de Irene se tapó la boca inmediatamente.
—¿Que dijiste?
—Nada, una tontería jajaja ¿quieres que te traiga algo de comer?
—No te hagas la tonta mamá…
—No me hables así Irene, soy tu madre.
—¡Dijiste que el señor Bradford se acostaba con la madre de Armin!
—¡Cállate!—su madre le tapó la boca, pero Irene se sacó rápidamente.
—No dejaré de insistir…así que dime todo lo que sabes ¿crees que no iré a contarle de esto a mi padre? Te regañara por chismosa otra vez.
—No, no, no.—expresó su madre asustada he inmediatamente fue asegurarse de que nadie estuviera escuchando y cerró la puerta con llave.
—¡Habla ya!
—Ay relájate, tu ganas, te contaré todo lo que sé, pero tienes que prometerme que no le dirás a nadie ¿está bien?
—Si, si, apresúrate.
—La verdad es que…
Mi madre me contó cosas que no parecían del todo estupideces, pero hasta yo me asqueaba de solo pensar que algo tan turbio como la familia Bradford pudiera ser capaz de tanto, así que no le creí, la corrí de mi cuarto pensando que solo quería asustarme o hacerme sentir menos mal de mi ruptura.
—Alen…sé mejor que nadie que eres un monstruo…y aun así te amo.
Irene quería descubrir más acerca del pasado de la familia Tesland y que tan involucrados estaba los Bradford en la desaparición de ese clan ¿por que Alen querría estar involucrado con Armin? ¿Que beneficios le traería ella a su vida?
Por otro lado, Armin se encontraba caminando de un lado a otro esperando a que Galen entrara por esa puerta, se mordía las uñas imaginando lo que pasaría una vez que se metieran a la cama.
—¿Por que sigo tan nerviosa? Alen no me ha insinuado nada aun y yo ya me imagine cosas muy vergonzosas…ya sé que es normal que las parejas tengan esta clase de intimidad, pero nosotros tenemos semanas de ser novios, es demasiado rápido.—se decía Armin con el alma apunto de salírsele del cuerpo.
De pronto, Alen entró por la puerta con la ropa que Alana le había regalado en una de sus manos, Armin y él cruzaron miradas y Alen la recorrió de pies a cabeza dibujando una sonrisa en su rostro.
—¡Alen!—gritó Armin poniéndose la mano en el pecho.
—Te vez bien con mi ropa.—le dijo él al pensar que sus boxers parecían shorts para ella y que su camisa le llegaba casi a las rodillas.
—Me queda algo grande, pero es muy cómoda jeje.
—Te traje esto, revisa si te gusta.—Alen la tomó de la mano y el se sentó dejándola a ella de pie delante de él.
Armin comenzó a revisar la ropa y su cara se puso tan roja que sentía que tenía fiebre, Alen disfrutaba de verla en esos apuros, esta temblando y la voz le temblaba, ni siquiera podía hablar y Alen intentaba no reírse.
—¿Por que estás tan nerviosa? Te vas a desmayar si sigues poniéndote tan roja, casi puedo ver el humo saliendo de tus orejas jajaja.
—Perdón…es que…esto es tan diminuto…—decía Armin con las piernas sueltas.
—No tienes que usarlo si no quieres, si lo que llevas puesto te parece más como, quédate así.
—¿tu que prefieres que use?—le preguntó Armin mirándolo a los ojos.
Alen vio que los ojos de Armin brillan intensamente, le parecía bonita, pero esa noche la vio tan hermosa que no pudo evitar admirarse de su belleza, tanto que por un momento enmudeció.
—Si quieres que use esto me lo pondré…
—¿Por que quieres complacerme en todo? ¿Que no piensas en ti misma?
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Editado: 19.11.2024