Los ojos de Thomas se abrieron de par en par, su rostro se entenebreció, el desprecio se le vio en la mirada, parecía que había escuchado el nombre del diablo, casi como si lo hubieran insultado.
—¿Que dijiste?—le preguntó Thomas apretando los dientes.
—Mi nombre es Nil Branon y por desgracia también soy un Bradford, la sangre de esa gente corre por mis venas y también por la tuya.—le dijo Nil mirándolo fijamente.
—¡Nil siéntate y guarda silencio!—le ordenó el señor Wolf temeroso de que aquel conde ordenara algún disparo.
—Es verdad, y él lo sabe, de otra manera n o habría reaccionado así.—declaró Nil decidido a no callar.
—¡Nil basta! Siéntate…—dijo Levy jalando del b raso, pero Nil se rehusó.
—Ahora que estar claro que son unos mentirosos y no unos inocentes estudiantes que fueron elegidos por un periódico ficticio, deberán convencerme del por que no debo matarlos.—expresó Thomas con el ceño fruncido.
—¿Matarnos?—el corazón de Cecilia se le fue hasta la garganta, esta había sido una muy mala idea.
—Lamentamos haberle mentido, pero era la única mera de acercarnos a usted, estamos desesperados por su ayuda.—insistió el señor Wolf lleno de adrenalina, deje a los niños fuera de esto, hablar con usted a solas, puede hacer conmigo lo que mejor le parezca, pero no los involucre en esto.
—¡Papá!
—Cállate, déjame a mí hablar.—gritó el señor Wolf desesperado.
—A mí me parece que estos niños ya están muy involucrados, asegúrense de que nadie se acerque al castillo y custodien bien el perímetro, si sacamos algún cuerpo, debemos ser discretos.
—No puede ser…¿en que momento se salió todo de control?—pensó Cecilia con lagrimas en los ojos, pero al instante, Levy la tomó de la mano.
—Tranquila, no dejaré que te haga daño, voy a protegerte hasta el final.
—Los ojos de Cecilia se abrieron en grande y se aferró a él con fuerza.
—No hay necesidad de eso, deja ir a los chicos y quédate conmigo como garantía.—el señor Wolf dió un paso al frente, tratando de salvarlos.
—¿Crees que dejaré ir a estos mocosos? Ninguno de ustedes saldrá entero de mi propiedad ¿por qué me están buscando? ¿Por que este niño dice ser un Brenon? ¿Quién diablos te dijo que yo soy uno de ellos? ¡Respóndeme maldito!
Thomas estaba más que furioso, se le notaba el odio y el desprecio en la mirada, era un hombre con una dualidad impresionante, de apariencia celestial, pero con una personalidad demoniaca, parecía que había dos personas en el lugar.
—¿Ese maldito te envió no es verdad? ¿Acaso todos ustedes son parte de esa desvergonzada familia?
—¡Déjenos explicarle! —exclamó Levy con frustración.
—Ya te lo dije, eres mi primo, te guste o no, eres un Bradfor, al igual que yo.
—¡Ya basta Nil!—Cecilia temía por su vida, cada palabra mal dicha y podría costarles la vida.
—Tienes toda la razón en molestarte, te mentimos, nos hicimos pasar por personas que no somos, pero así de desesperados estamos, conocemos tu historia, tu eres hijo de Nicolas Bradford y Emilia Tesland, tuviste que huir con tu sirvienta la vial te crió con un hijo, lamento mucho su muerte…—exclamó Nil mientras transpiraba, pues él estaba consciente de que podía ser su ultimo día.
—¿Como sabes todo eso?—le cuestionó Thomas apretando los dientes.
—Tu nombre es Thomas en honor al amor de su vida, Jules por tu abuelo y Neville por su apellido, un nombre de la nobleza antigua, Emilia tuvo que dejarte porque no había manera de conservarte con ella, Nicolas Bradford la obligó a convertirse en su amante.
—¡Cierra la boca! ¡No tienes derecho de hablar de mi madre!—Thomas se abalanzó contra Nil y lo golpeó en el rostro con tal fuerza que el partió el labio.
—¡Nil!—Cecilia, el señor Wolf y Levy inmediatamente intervinieron, pero los hombres de Thomas los apartaron con violencia.
—¡Deténgase!—gritó el señor Wolf a voz en cuello.
—¡No lo toques!—gruñó Levy enardecido.
—¡Mátame a golpes si quieres! Pero no me callaré hasta que te diga la verdad, esto no se trata de ti ni de mí, ni del odio que sentimos por esa familia…todo es por ella…—Nil sacó su celular y le mostró una foto de Armin.
—¿Madre?—Thomas se quedó a asombrado del gran parecido de Armin con su madre.
—Su nombre es Armin…
—¿Que? ¿Y quién es ella?—le preguntó tembloroso.
—Es tu hermana…
El rostro de Thomas empalideció y casi pierde el piso, dio varios pasos hacia atrás y todos pensaron que iba a darle un paro cardiaco, las palabras de Nil le taladraban en la cabeza haciendo eco en su alma.
—¿Mi hermana? No…eso es imposible…yo no tengo hermanos, estoy solo.
Aquella imagen le había removido los pensamientos a Thomas ¿como es que nunca supo de ella? ¿Tan inmenso era el mundo que la vida se encargo de ocultarle a su único pariente?
Thomas vivía en la opulencia, descendiente de la nobleza, el ultimo conde de Nevill, rodeado de todo tipo de riquezas, mujeres, vicios y excesos, se pudría en dinero y no había cosa que deseara, que no tuviera ya en sus manos, pero estaba solo, sumergido en el alcohol y el cigarro, viviendo por inercia y sin rumbo, deseando que en algún lugar del mundo su madre estuviera viva, conocerla y abrazarla fue su sueño de toda la vida, uno que jamás se haría realidad, al menos hasta ahora, pues aquel joven valiente, aseguraba que él tenia una hermana y eso significaba que no estaba solo.
—Nil dice la verdad, Armin es tu hermana y te necesita, ella corre peligro.—aseguró Cecilia con lagrimas en los ojos.
—Armin…—susurró Thomas antes de desvanecerse.
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Editado: 19.11.2024