Sobreviviendo a Nil Brenon

Asfixia

¿Que clase de amor es este? ¿Por que quema? ¿Por que me falta el aire? ¿Quién lo ha corrompido? ¿Quién lo ha vuelto adictivo y perverso? ¿A caso el ángel del amor me enterró una estaca en lugar de una flecha sagrada? ¿Me condenó amar de esta forma tan dolorosa?

Armin sentía la desesperanza de un paisaje oscuro y siniestro, las aguas eran aterradoras, parecía que había monstruos ahí dentro, gigantes llenos de escamas y colmillos puntiagudos que deseaban desgarrar su carne ¿eran sus propios monstruos? ¿Acaso era la culpa y su miedo a quedarse sola? No lo sabía, sin embargo, el ardor en su pecho poco a poco comenzó a apagarse y todo se volvía más oscuro que antes.

—¿Voy a morir? ¿Si me hubiera pedido que bebiera veneno lo habría hecho?¿Por que he saltado? Ah, si…por que lo amo…

Alen dejó de ver el agotamiento de las aguas y todo parecía mortalmente quieto, incluso las ranas y los grillos guardaron silencio, una muerte repentina se acercaba, Bradford tenía ese poder en sus manos, la vida de Armin le pertenecía y ella le había demostrado que por él haría cualquier cosa, incluso darle su propia vida.

Alen dibujó una hermosa pero perversa sonrisa en su rostro y se aflojó la camisa desabrochándose un par de botones y saltó al agua en busca de su estúpida pero valiente oveja.

Aquellas aguas llenas de penumbras se iluminaron con aquel príncipe maldito que las había profanado, era como un tritón dispuesto ha ir por su alimento.

—Viniste por mí…—expresó Armin, antes d perder el conocimiento.

Alen salió del lago con ella en brazos, la pálida piel de Armin parecía la de un cadáver a quién se le había escapado el alma, Bradford la puso en el suelo, sobre aquel húmedo pastizal y le dio el beso de la vida y Armin escupió el agua en sus pulmones entre tosidos y desesperadas bocanadas de aire mientras se reincorporaba.

—Alen…

—No digas nada, ahora que estoy seguro de que harías cualquier cosa por mí pienso recompensarte.—Alen la tomó nuevamente entre sus brazos y se la llevó pasándola frente a su padre.

Nicolas miró fijamente a su hijo, él y Armin escurrían a chorros mientras avanzaban.

—No se quién de los dos es más imprudente, pudiste haber recogido un cadáver.

Alen lo ignoró y Nicolas lo fulminó con la mirada.

Que imagen tan tortuosa y difícil de entender, Armin se colgaba del cuello de su novio con su vida, mirándolo fijamente como si estuviera viendo una obra de arte, lo amaba con locura, había más demencia que otra cosa, nunca estuvo tan obsesionada con algo, tan encaprichada en permanecer a su lado, hiciera lo que le hiciera, ella sentía que le pertenecía solo a su lobo perverso.

Alen la llevó hacia su alcoba, la oscuridad se disipaba con la brillante luna, Alen y Armin estaban frente a frente, el lobo tenía fuego en la mirada y ella esta muerta de frío, ansiaba su calor más que nada en este mundo.

—Quiero que seas mía, quiero todo lo que te compone, toda tu esencia.—expresó Alen mientras se despojaba de sus prendas.

—Fui tuya desde el primer momento en que te vi…—susurró Armin con las mejillas llenas de color.

—Entonces voy a poseerte.

Armin lo besó apasionadamente y aunque su corazón estaba como loco, y el miedo a lo desconocido la hacia temblar, su deseo la superaba y era más fuerte que la cordura y el buen juicio, Alen la desvistió y con su piel fría y mojada, se entregaron a sus deseos más profundos, esta era la primera vez que Armin le entregaba todo a un hombre y Alen por fin sucumbía a su deseo de hacer suya a esa oveja que tanto lo atraía.

Ese fue el acto que los uniría con su insano amor, un amor oscuro que corrompía los deseos más puros, Armin era oficialmente la mujer de Alen Bradford.

Nunca he escuchado de sus labios decir que me quiere, estuve a punto de perder la vida a cambio de demostrarle lo comprometida que estaba en demostrable que era leal a su nombre, pero el frío desapreció entre sus brazos, me hundí en el vicio más cruel que puede existir, estar empeñada en amar a alguien que solo te está usando.

Sus labios eran suaves y frescos, la rudeza con la que me trataba me parecía atractiva, esa noche, solo conocí sus besos y sus caricias y todas las cosas que me susurraba mientras me quitaba el aliento, no sabía quién de los dos estaba más obsesionado, si él o yo, sin embargo, esa fría madrugada yo era suya y el era mío y con eso me conformaba.

—¿Esto es lo que quieres?—le preguntó Alen a Armin mientras ella lo miraba con ojos de cordero y añadió.—¿Quieres ser mía?

—Si…

—Pues ya lo eres, el objeto de mi obsesión, mi presa, ya no hay vuelta a tras, me amarás con más fuerza desde ahora, si ya antes era todo para ti, ahora no conocerás más vida que la que puedas tener a mi lado, me pregunto que pasaría si no fueras una Tesland, ¿seguirás siendo importante y crucial para mi? ¿Tendrías el mismo valor ante mis ojos? ¿Habrías desplazado a Irene tan fácilmente? ¿Que significado tendría tu nombre sin el apellido que llevas? ¿Me abrías resultado interesante? Eso nunca lo sabré, naciste para ser mía, tu linaje es la prueba de que yo nací para conquistarte.—expresó Alen en sus adentros mientras la besaba.

—No puedo creer que ahora estemos unidos de esta forma, jamas imaginé que nuestra conexión sería tan mística, el dolor se fue en cuanto me besaste.

—¿Estás cansada? ¿Quieres que te deje dormir?—le preguntó Galen cuando la madrugada ya estaba avanzada.

—No…no quiero dormir ¿y si cuando despierte ya no estás aquí? ¿Y si todo fue un sueño?

—No estas soñando, estoy aquí y no me iré a ningún lado, no voy a dejarte ir.—expresó Alen con una mirada brillante, Armin se había unido con una bestia sin remordimientos.

La fiesta que había sido preparada para ella, había llegado a su fin, los invitados se estaba retirando uno por uno.

—Es una lastima que nuestra presa se haya escapado ¿habrá sentido los colmillos en su cuello?




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