Sobreviviendo a Nil Brenon

Posesión

Esa fue la noche que le entregué mi alma al diablo, la noche en que terminé de ponerme la soga al cuello, me había ofrecido a Alen como una ofrenda de amor, entregándole todo de mí, aquella madruga solo terminó de unirme más a él, de hundirme más a la dependencia que tenía por el heredero de los Bradford.

Mi ruina ya estaba firmada, yo misma le puse el cello a ese contrato diabólico y ahora que lo recuerdo, quisiera regresar el tiempo para impedir esta catástrofe y apagar el infierno que yo misma provoqué.

Y al mismo tiempo me da nostalgia por lo feliz que fui ese día, recuerdo como el sol me despertó obligando a mis ojos a ver el precioso día que me recibía, ya no era una niña, ahora había abierto los ojos una mujer…la mujer de Alen Bradford.

Cundo me giré para abrazarlo, él ya se había ido, me llené de terror imaginando que quizá lo había soñado todo.

—¿Alen?—Armin se levantó de la cama y revisó el baño, pero tampoco estaba ahí, así que se puso un blusón blanco y salió al jardín para ver si tenía suerte de encontrárselo.

Cuando ella salió de la habitación se encontró con Megmed, se le veía preocupada y la estaba buscando porque quería saber si estaba bien.

—¡Señorita Armin!—exclamó agitada por que estaba corriendo.

—Lo siento Megmed, tengo algo de prisa ¿haz visto al joven Alen? Lo estoy buscando.—le preguntó Armin apurada, me encantaría prepararle el desayuno jeje, solo que debo decirle para que no se ocupe.

—Lo vi dirigirse a la entrada principal, se veía muy molesto, pensé que se habían peleado y como lo ví tan enojado vine a buscarla para ver si esta bien.

—¿Enojado? ¿Por qué?—Armin se quedó pensativa y regresó rápidamente a la habitación, revisó las cajoneras y se dio cuenta de que su celular no estaba.

—¿Que pasa? ¿Usted sabe por que esta tan molesto?—le preguntó la sirvienta entrando a la habitación.

—Mi celular no está…

—Ahora que lo dice, el joven Alen llegaba un celular en la mano.

—¿De verdad? Pero…¿para que querría mi celular? ¿Hace cuanto que se fue?

—Ya tiene como media hora.

—Iré a ver que pasa…debe haber un malentendido.—expresó Armin mientras corría a su encuentro.

—¡Espere señorita Armin!

Admin no tenía idea de lo que había sucedido, Alen fue despertado por el sonido de unos insistentes mensajes de texto, como quería seguir durmiendo, estiró la mano para apagar el celular, pero en el momento en el que sus ojos vieron de quién se trataba, sus aojos se abrieron de golpe y la rabia se apoderó de él, era Nil el causante de su molestia.

Los mensajes decían lo siguiente:

—Armin necesito hablar contigo, es necesario que nos veamos lo antes posible, hay algo importante que quiero decirte ¿como haz estado? Me siento preocupado por ti, pasaré a verte, sal enseguida, necesito verte.

Aquel texto hizo que la sangre de Alen hirviera como lava, se puso de pie y se fue de la habitación con paso firme.

Mientras él se dirigía a encarar a su primo, Nil caminaba de un lado a otro con la mente ocupada.

—¿Habrá leído mis mensajes? Desde que se metió en esta prisión no responde mis mensajes ¿le habrán quitado el teléfono? ¿Acaso la han amenazado?—se preguntaba angustiado y entonces el sonido de las hojas secas rompiéndose por la pisada llamaron su atención.

Al instante Nil volteó.

—¡Armin!—la sonrisa se borró bruscamente de la cara de Nil y en su lugar se le frunció el ceño.

—¿Que? ¿No soy lo que esperabas? ¿Que te hace pensar que mi mujer se iba a encontrar contigo?—le cuestionó Alen con burla.

—¿Que haces aquí? —le preguntó Nil con molestia.

—¿No debería preguntarte yo lo mismo? ¿Por que querías encontrarte con Armin? ¿Que quieres con mi novia?

—¿Por que la llamas tu mujer con tanta soberbia? Es tu novia, no tu propiedad.

—¿Y no es lo mismo?—le preguntó Alen alzando una ceja.

—Eres un idiota.

—Lárgate de mi casa, nunca haz puesto un pie aquí, no eres bienvenido.

—Me iré cuando vea a Armin.

—Vete o te saco a patadas.—dijo Alen en forma de amenaza.

—Quiero ver que lo intentes.—Nil no le apretaba la mirada de encima, no le tenía miedo y deseaba golpearlo también,

—Será un placer.

Nil no era consciente del peligro al que se enfrentaba al pelear con Alen, quién era un atleta dedicado al boxeo, el heredero de los Bradford no tendría piedad de él solo por tratarse de su primo, al contrario, deseaba destrozarle la cara por haberse atrevido a buscar a Armin.

—¡Quítate del camino!—le gritó Nil y en seguida Alen le dio un golpe en la cara partiéndole el labio y haciendo que le sangrara la nariz.

—¿Esto es lo que quieres? ¿Quieres ir con al cara destrozada a la escuela?—le preguntó Alen a Nil, mientras este se levantaba del suelo atolondrado.

Nil se incorporó y escupió en el suelo y después se limpió la nariz mirando salvajemente a su primo.

—No eres el único que sabe pelear idiota.

Nil pateó la tierra haciendo que e pollo le fallera en los ojos y le soltó un golpe en la cara, muy cerca del ojo.

De un segundo a otro, los dos terminaron golpeándose en el suelo, hasta que la voz de Armin resonó en sus cabezas.

—¡Deténganse!

Armin corría a toda prisa, el corazón se le llenó de miedo y angustia al ver a Nil y a Alen en ese estado salvaje.

—¡Ya basta!

Alen estaba encima de Nil y aunque golpeaba duro, Nil no se rendía y se aferraba a él con fuerza.

—¡Por favor! —Armin esta desesperada, pensaba que ese par se mataría si las cosas seguían así.

Trató de separarlos, pero fue inútil, calló de centón contra el suelo y en su desesperación vio una manguera y le gritó a Megmed para que la conectara y así lo hizo, una vez que el agua salió a presión, Armin los empapó de pies acaeza y solo así se separaron.

—¡Ya fue suficiente! ¿Que les pasa a ustedes dos? ¿Por que están peleando?—les preguntó Armin con la voz entre cortada.




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