Sobreviviendo a Nil Brenon

Sentimentos

El Principe Nil tenía el labio partido, su camisa blanca estaba manchada de sangre, me dolió el alma verlo así, sobre todo la expresión que tenía en el rostro, esa decepción me hizo sentir un vacío muy grande, él había visto las marcas que Alen había dejado en mi cuerpo, me dio vergüenza que sus ojos se hubieran posado detenidamente en ellas, no quería que las viera…no quería que se fuera, pero no tenía derecho de pedirle que se quedara, era mi amigo, mi confidente y ese día sentí que me repudiaba.

Alen la miró de reojo, Armin permanecía ahí parada apretando los puños, Alen también tenía un golpe en el ojo, pero solo se le había pintado ligeramente la parte inferior por debajo de su ojo derecho.

Las lagrimas de Armin caían una a una rápidamente escurriéndose desde sus mejillas hasta su barbilla, ella sabía que Alen era más fuerte que Nil, al menos más habilidoso a la hora de dar puños, así que se sentía enojada con él.

—¿Por que estás llorando?—le preguntó Alen con voz profunda y añadió ¿es por mi o por ese idiota?

—¿Por que estaban peleando? ¿Por que rompiste mi celular?—le preguntó ella levantando la mirada y clavándosela encima.

Alen nunca la había visto enojada, se quedó pensando realmente si estaba así por Nil y eso le molestó aun más.

—Quiere entrometerse en lo que no le importa.—le respondió Alen frunciendo el ceño.

— ¿Nil? ¿Por que haría eso? creí que era nuestro amigo, es decir, es tu familia y aun así pelearon? —le cuestionaba ella con molestia.

—Por desgracia lleva mi sangre, pero eso no lo hace mi familia, es un entrometido y quería llevarte con él.

—¿Por que hablas así? Creí que ustedes eran unidos…—exclamó Armin decepcionada.

—No tanto como tu y él.—agregó Alen mientras la fulminaba con la mirada.

Megmed tuvo que irse por que estaba escuchando de más, pero trató de no alejarse por completo, por que había desarrollado un interés genuino por Armin y no quería que le pasara nada malo.

—¿Que le pasa a la señorita? ¿Por que le hace tantas preguntas al joven amo? Si sigue así terminará enfadándolo más y puede que se adelante a matarla.—se decía Megmed en sus adentros mientras se mordía las uñas.

—No respondiste a mi pregunta….¿por que rompiste mi teléfono?—insistió Armin y entonces Alen le pasó por un lado.

—Te compraré cien de esos si es lo que te preocupa.—le dijo él mientras se alejaba y le daba la espalda.

Pero Armin no lo detuvo, por que esta muy enojada con él y hasta pensó en ir detrás de Nil, pero como esta avergonzada, no fue capaz de alcanzarlo.

Una vez que Alen se fue, Megmed corrió hacia Armin y le preguntó si estaba bien y ella asintió con la cabeza, no quería hablar con nadie, solo había una persona a la que quería ver y con ella desahogarse y era “Yuna”.

—¿A donde va? ¿Ira a preparar el desayuno para el joven Alen?

—No, le prepararé el desayuno a alguien más.—dijo Armin con el ceño fruncido.

—¿A quién?

—Iré a ver a la única persona que es capaz de escucharme sin juzgar lo que digo.

—¿Qué? ¿Que esa no soy yo?

—Hay alguien más aparte de ti, pero es un secreto, nadie debe saber que la visito, nunca debes decirle a nadie.

—¿Acaso es un cachorro? ¿Se encontró algún animal?—le preguntó Megmed con curiosidad.

—No es eso, sé que puedo confiar en ti, así que no me demuestres lo contrario, te lo diré más tarde, no me hagas más preguntas ¿si?

Megmed aceptó y fue con Armin ayudarla a preparar el desayuno, ella realmente pensaba que Armin tenía una mascota escondida en algún lugar de la casa y tenía miedo de que la señora Plericoth la descubriera y se la envenenara.

Una vez en la cocina, Armin le encargó encarecida mente que vigilara que nadie entrara a la parte trasera de la cocina, que era un almacén, quería preparar la comida sin que nadie la hostigara y le hiciera preguntas, pero como tenía prisa, solo hizo sándwiches, jugo y agarró una canasta y ahí escondió todo junto a unas galletas de mantequilla y leche, cuando Megmed vio todo lo que llevaba ahí se sorprendió.

—¿Con quién se va a comer todo eso?

—Megmed, te lo diré más tarde, estoy segura de que si te lo digo ahora, no me dejarás ir.

—¿Piensa ir con la señorita Alana? ¿El señor Nicolas? No vaya con ellos…—exclamó Megmed con desesperación.

—¿Por que te ves tan asustada? ¿Que pasaría si fuera a desayunar con ellos? —la reacción de Megmed confundió mucho a Armin, sentía que algo le escondía.

—No…por nada…tiene mal carácter…—externó mermes con la mirada en el piso.

—Oye, no iré con ninguno de ellos, no me importa que tengan mal genio, ya me los ganaré, toma, esto es para ti y esto para Alen…se que dije que no le haría nada de comer, pero…mentí, aunque este molesta con él, quisiera que desayunara esto, lo conozco, aveces se le olvida alimentarse bien.

—Ay señorita….

—¿Podrías llevárselo por mí? Le puse una nota y todo, como recién casados….ya se que es bobo, pero…me nació hacerlo así.

A Megmed le enternecía la dulzura de Armin y le entristecía que todo su amor terminara desechado y en la basura por esa familia de monstruos.

—No la merecen…—pensó en sus adentros mientras recibía la comida.

—Un ultimo favor ¿puedes revisar el pasillo? Me moriría si la señora Plericoth me sorprende a medio camino jejeje.

—Si, está bien.

Armin se fue una vez que vió todo despejado y se apresuró para ver a Yuna, siempre con es atención de adrenalina en el pecho, con el mismo miedo de ser sorprendida y castigada en el acto, pero aun así era valiente y quería cumplir su promesa.

—Ya casi llego señora Yuna…tengo muchas cosas por contarle….

Mientras esto pasaba, Alen se encontraba en medio de su entrenamiento, se estaba ejercitando porque estaba muy enojado, pero como hacía mucho calor, fue al jardín a rociarse agua fría con la manguera, fue ahí cuando Megmmed por fin pudo encontrarlo.

—¡Joven amo!—exclamó ella agitada.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.