Sobreviviendo

Capítulo 1

En el pueblo de Mescalito, Honduras existe una familia humilde cuya vida es trabajar la tierra, donde día a día es más duro salir adelante, aquí veremos la travesía de un hijo que carga con una herencia familiar. 

El Proceso de dar a luz, es uno de los retos más asombrosos en los pueblos donde no existe un hospital ni médicos que atiendan de emergencia. 

—Viejo dentro de poco me toca parir, ya le hablaste a la partera 

— No vieja aún no, doña Petronila está en la ciudad y la familia no sabe a qué horas vendrá. 

Ambos hicieron el recorrido hasta la casa de la partera para ver cuando regresaría, ya que el parto se acerca.

—Mi mamá no dice a qué horas viene porque ella visita otros  pacientes. Ya que ella tiene unas mujeres que parieron y siempre les revisa los niños recién nacidos. —Les dijo la muchacha—

—Me  siento un poco mal —Se quejó del dolor— Y no hay más parteras en este lugar, soy primeriza y no sé los problemas que pueda enfrentar, ¡Tengo miedo!

La madre de ella se hizo presento preocupada por su hija, para socorrerla con la dieta al parir y hacerle los alimentos. 

—¡¡Luisa!!  

—Si madre,  gracias por estar conmigo

—Todo saldrá bien con la ayuda de Dios él no nos desampara, hija.  —Luisa abrazo a su madre y llamo a su marido—

—Viejo decidle a Carmen la vecina que venga para preguntarle si conoce a alguien 

Pará que venga a atenderme. ¡Necesito una partera! 

Carmen es una mujer muy servicial,  —En la aldea el chaguiton hay una partera que me asistió  a mí con mi último hijo es muy buena porque yo tuve una complicación y me dio remedios caseros y todo salió bien. 

—Viejo contactémosla dile a Carmen que si puede llamarla  acá son las 2.p.m. Ya a las 4 de la tarde creo que ya este acá. Las aldeas acá son un poco cerca. —El marido se apresuró a decirle a Carmen lo que necesitaban—

—¿A quién mandarás, Carmen? 

—Voy a mandar a mi hijo Gabriel para que la traiga a lomo de mula y viene más luego

 Veo a luisa bastante mal. —Dijo la mujer— 

Al llegar la partera, miro a la mujer muy mal, la reviso, noto que algo no era normal, pero no quiso dar ningún comentario. —Como que ya le va a tocar dar a luz. Y los niños no esperan 

¡La llega el primer miembro de la familia Mendoza- Ayala! 

—Voy a revisarla para ver cuanto de dilatación tiene, ya esta a punto de parir, pero los dolores no aceleran. Cocíneme agua de canela para acelerar los dolores. 

—salgan todos y déjennos acá sola con la señora, puje un poco más ya le miro la cabeza, no deje de pujar, porque si no el niño se ahogara,  nació un hermoso varón 

—Voy a cortarle el Cordón umbilical, ¡Dios Santo! Quiero decirle doña Luisa que el niño nació con los pies llenos de escama de pescado y deformado sus pies 

—Es  herencia de su padre y la tía chabela. —La partera hizo entrar al padre del niño— 

—¡¡Viejo venga viera que bonito el niño y salió a usted el color del pelo,  no se vaya a sorprender, pero también  salió de los  pies!! —Juan, se puso triste—  ¡Que vamos a hacer con lo que Dios hace así como yo he sobrevivido! Sé que mi hijo saldrá adelante. 

Llegó Carmen y su hijo Gabriel a conocer el pequeño. Muy buenos vecinos de doña Luisa y viendo el niño le dice ¡Carmen! Se ganó la gallina luisa yo misma se la voy a cocinar, no dándole importancia a la deformación de la criatura. Pues cuando la gente iba a verle doña luisa se quedaba viendo si la gente se burlaba de su hijo, es un perjuicio  que ella tenía a raíz de esta  enfermedad.

El niño creció sin perjuicios por su condición, en el pueblo todos lo querían, ya que niño es bien inteligente, aunque con dificultad camina, ya que siempre anda descalzo, porque no hay zapatos en la tienda que le queden.

*Se acerca el tiempo de estudiar* 

Paso el tiempo y el niño Juan crecía muy querido en la aldea. Llegó el tiempo que iba a ir a la escuela y se hizo de muchos amigos, pero él notó que era diferente de sus pies pues caminaba haciendo un esfuerzo, mientras que sus compañeros corrían sin ningún problema, además tenía que estarse mojando a cada rato porque la piel se le resecaba.

Juan pensaba mucho cuando iban  al campo a jugar, pues miraba que todos los niños corrían tras la pelota, pero a él un maestro le daba una silla para qué observará el juego

 Era gallo en todas las materias menos en física esa materia los maestros le ponían la nota sin que él hiciera los ejercicios. 

A principio se sentía mal, porque solo él estaba con esa enfermedad, cierto día le dijo un compañero —Juan que feos tus pies—  Eso me cayó al corazón. Pasaba pensando en las palabras que le había dicho el compañero eso le martillaba continuamente y no podía ni concentrarme para estudiar. 

Ese día llego a la casa su madre me dice —Juan Enrique vas a comer—Él estaba triste, no tenía nada de apetito —no mamá no tengo hambre— Le dijo con los ánimos en el suelo, 

—¿Qué tienes hijo? —Él le contó lo que me había dicho mi compañero— Mi amor, no pongas atención a lo que los demás digan, los niños son preguntones y ellos no piensan para decir las cosas tienes que ser fuerte no hacer caso, tú tienes algunas cosas buenas que ellos no tienen, Dios te ha hecho inteligente, bueno y la gente te quiere mucho 

—Es cierto, yo ayudo a mis compañeros a subir sus notas, ellos me elogian por ser muy aplicado. 

—Verdad que te dije, tú solo ve lo positivo de las cosas, ahora ven a comer.

El niño con nuevos ánimos se comió la comida que su madre con mucho amor hizo para él. Vilma la maestra, notaba que Juan era el más inteligente y ponía   mucha atención en la clase sacaba muy buenas notas y trataba de ayudar a sus compañeros pues ellos lo buscaban para preguntarle por las tareas se había ganado el cariño de toda la gente por su modo, respeto, y buena conducta.  Juan y otros alumnos iban descalzos a la escuela pues allí eso era como algo normal, pero en el caso de Juan no había zapatos especiales para él,  por la deformidad de sus pies.



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En el texto hay: relatos de vida, relaciones familiares

Editado: 21.05.2021

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