Sobrevivientes

7.- El primer piso

Lo miro y empieza a crecer algo dentro de mi, ¿Ilusión?,¿Esperanza?, ¿Emoción?. No, lo que siento es algo muy distinto y no es nada agradable, enojo.

- Ja, ja. ¿Te parece gracioso?- le digo en voz alta y con un claro tono de irritación y molestia- Yo no le veo nada de gracia a tu intento de broma, te recuerdo que estoy saliendo de su funeral.

Me suelto de su agarre e intento irme para no empezar a gritar afuera del salón donde apenas terminó la ceremonia, no me parece nada gracioso que Garret intente hacer una broma así cuando acabo de despedirme de mi papá, sigo caminando pero vuelve a agarrarme.

- Oye, Javier. No es ninguna broma. ¿Me creerías capaz de hacerte algo así?

- ¿Qué si te creería capaz?- de manera inconsciente ya estoy levantando la voz, casi gritando- Pues te estoy creyendo capaz, mira lo que estas haciendo ¡¿Y preguntas si te creo capaz?!. Solo vete Garret, no estoy de humor para tus bromas, y te repito, no son graciosas.

Con eso me suelto y sigo caminando, empiezo a llorar y esta vez no es de tristeza por mi padre, no, por eso ya lloré mucho, esta vez estoy lleno de ira, tanto que prefiero llegar al cubículo lo más pronto posible y no tener que ver a Garret, eso es lo único que quiero, por mi propio bien y el suyo.

Había estado caminando hacia mi cubículo pero me detuve, recordé que Jessica estaba en los funerales, y entre los familiares de las víctimas, de pronto estoy parado afuera del cubículo de Ana, pero ¿Para qué?, ah claro, quiero saber en donde vive su amiga.

Toco la puerta y el padre de Ana la abre.

-Hola Javier ¿Cómo estas?- ve mi ropa y me acuerdo que no me cambié el traje- Ah, si, perdón, eh... Lamento mucho lo de tu papá, fue un gran hombre.

-Gracias señor, ¿Podría hablar un momento con Ana? Oh no. mejor, ¿Sabe dónde vive Jessica?

-Sí, mira, ve al primer piso, es el pasillo A1, su cubículo está al final.

-Gracias, iré a verla, me saluda a Ana. - le sonrío y asiento con la cabeza.

-Claro Javier, que estés bien.

Al final del pasillo A1... Lo más lejos que había llegado era a unos cuantos metros después de una de las enfermerías del piso, y eso que está casi pegada las escaleras que se usan para llegar ahí.

Para mi suerte las escaleras están al centro del edificio y de los pasillos, todo estuvo pensado desde un principio para la comodidad de los residentes y una mayor seguridad y rapidez en caso de una emergencia. Termino de bajar las escaleras y llego al primer piso, lo único que hay después de este piso es un inmenso búnker capaz de albergar a todos los residentes en caso de que lograran calcular el punto de aterrizaje de un meteorito y ese fuera el edificio, que bueno que nunca hemos tenido que usarlo.

Voy caminando por los pasillos y lo que veo me deja sin palabras; en el edificio hay cuatro pisos con cubículos familiares pensando en los antiguos continentes a los que pudo llegar la ayuda a tiempo para traerlos aquí, sin embargo hubo o hay un continente llamado Oceanía, pequeñas islas a las que nadie pudo llegar en medio de las catástrofe; este piso fue pensado para los asiáticos, claro que con el pasar de los años, las muertes, nacimientos y nuevas familias todo se ha tenido que mezclar, pero una buena parte de esta gente conserva sus antiguas costumbres. Hay cables desde cada esquina de los cubículos hacia todas direcciones de donde cuelgan unas llamativas esferas naranjas con algo brillante adentro, en la puerta de algunos cubículos hay símbolos extraños pero interesantes, en otros lugares hay símbolos diferentes a los otros, unas telas con una mujer sentada y los brazos extendidos hacia los lados, sus ojos cerrados y la cabeza hacia el frente.

-Shiva- me dice un señor de edad un poco avanzada - para nuestros antepasados fue una de sus dioses y diosas, los demás son grabados de los antiguos pueblos de China, Japón e India, todo es muy impresionante ¿Verdad?

-Sí- las palabras salen automáticamente de mi boca, mientras mi mirada sigue recorriendo todo este asombroso lugar y no puedo evitar abrir demasiado los ojos y la boca.

«¡Javier!» me grita mi mente «A lo que vienes».

Claro, me quedé tan asombrado admirando todo lo que me rodea que hasta olvidé avanzar, me había quedado en medio de la unión de varios pasillos y los demás se molestaban de que no me quitara de su camino. Por fin, sigo mi camino sin dejar de ver los símbolos de la mayoría de los cubículos, cuando llego al final del pasillo A1 casi choco con la pared por ver lo adornado que está un cubículo.

Y veo mi problema, al final de este pasillo hay dos cubículos uno tiene las esferas rojas afuera y el otro no, ¿Jessica tenía antepasados de Asia? Sus ojos y su acento son iguales al de los que vivimos en el segundo piso, imagino que es como yo, doy media vuelta y toco la puerta del cubículo simple, Jessica la abre y puedo ver la duda en su rostro.



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En el texto hay: misterio, ficciongeneral, aventura

Editado: 10.08.2020

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