Sobrevivientes

24.- Un nuevo cargo

La silla de la enfermería es incómoda, no es cómo que los asientos del autobús sean lo mejor del mundo, pero al menos están acojinados, en esta el respaldo es duro, totalmente recto a 90° con el asiento que también es liso, podrían haberme dado un cojín cuándo menos. Mi papá se retuerce en su cama y hace una mueca de dolor.

-¿Estás bien? -pregunto.

-Sí, sí -mi papá intenta sentarse en la cama pero lo hago volver a acostarse, el doctor no dijo que no pudiera hacerlo, pero si veo el dolor en su cara al intentarlo no creo que sea buena idea-, es sólo que estar acostado todo el día es agotador.

Suelto una leve risa. - ¿Quién lo diría? Estar todo el día acostado hace que te canses.

-Oh sí, tengo entumidas las…

-Buenos días. -Daniela entra con un guardia de El Edificio, al verlo lo reconozco, anoche estaba cuidando la Sala de Control, esa en la que Jessica, Ana y yo nos infiltramos.

-Buenos días -responde papá -¿Puedo ayudarlos?

-Anoche se infiltraron en la Sala de Control y en la bodega ¿Podemos hablar en privado?

Mi papá nos mira a Daniela y a mí, está confundido, con un gesto nos pide que salgamos y se gira para hablar con el guardia.

-Esperaré afuera. -le digo a mi papá.

-Te acompaño. -me dice Daniela y salimos de la enfermería hacia el pasillo, no hay asientos, solo hileras y montones de cajas con materiales médicos y raciones de comida, abro una por inercia y revuelvo los paquetes de vendas que hay dentro. Lo descubrieron, ellos descubrieron que entramos a la Sala de Control y en la bodega, no sé si sepan que fuimos nosotros pero aún así me pongo nervioso, cierro la caja de vendas y me siento sobre ella con las piernas temblorosas. -Vaya, alguien debe haber tenido suficiente aburrimiento para querer meterse a jugar entre cajas y tanques de víveres.

-¿Lo crees? -intento sonar lo más calmado posible ¿Qué pasaría si descubrieran al culpable? ¿Qué pasaría con él?

-Claro -me responde -. Son sólo cajas y controles ¿Qué tiene eso de interesante?

-No lo sé, quizás era alguien hambriento, no accedieron a darle más comida y la busco por si mismo.

Ambos reímos, pero cuando el guardia sale corriendo de la enfermería nos callamos.

-¡Doctor! -grita -¡Un doctor!

Daniela y yo nos miramos, sin pensarlo entramos a la enfermería y vemos a mi papá rodeado de enfermeras, su sábana está en el suelo, algo se derramó sobre ella, sangre, lo miro a la cara y su mandíbula está fuertemente cerrada sobre un trapo, sus manos aferradas al colchón, su pierna sangrando. Me quedo inmóvil, Daniela también lo está, no soy capaz de hacer nada, sólo puedo ver la escena a mi alrededor, enfermeras corriendo por todos lados, el doctor entrando y dando instrucciones, mi papá soportando el dolor, una mano se posa en mi hombro y me hace volver a la conciencia.

-Deben salir de aquí -nos dice el doctor-. No puedo haber nadie más durante la cirugía.

-¿Cirugía? -pregunto -¿Perderá la pierna?

-¡Tienen que evitarlo! -grita Daniela.

-Haremos todo lo posible pero no puedo prometer nada, se ha infectado y eso es grave. No podemos arriesgarnos a que avance por todo el cuerpo, por favor es hora de que salgan, no podemos perder tiempo. -el doctor abre la puerta hacia el pasillo, Daniela y yo salimos, ambos aun comprendiendo las palabras del doctor.

-Debo ir con mis abuelos -digo por fin-, tengo que decirles de la cirugía o los tomarán por sorpresa.

-Yo les digo, tú quédate aquí, podrían necesitarte y además estás muy preocupado, no puedes hacerlo así.

-No hace falta, estoy bien, en serio. -Daniela es muy amable, pero quién mejor que tu propia familia para darte una mala noticia, lo entienden del mismo modo que tú.

-Javier siéntate, no te ves bien, por favor, déjame ayudarte. -me empuja suavemente hasta una caja junto a la puerta de la enfermería, ni siquiera sabía que las piernas me temblaban, me recuesto con dificultad contra la pared y dejo que Daniela suba a avisarle a mis abuelos.

El tiempo pasa lento, los minutos parecen horas, las horas minutos, escucho muy poco de lo que pasa dentro de la enfermería, golpeo nervioso los pies contra el suelo y juego entrelazando mis dedos, mi papá no puede perder la pierna, es un explorador, necesita ambas para trabajar. Después de mucho tiempo escucho la puerta abrirse, una enfermera sale con una canasta llena de sábanas sucias, intento no mirar porque lo que pensé que serían manchas comunes es en realidad sangre y puedo imaginar de quién es. El doctor aparece en el pasillo y me acerco a él.

-¿Qué ha pasado? -le pregunto.

-Lo siento, aún no puedo darte una explicación debe ser con un mayor de edad presente.

-Tengo 17, casi 18, por favor. -suplico.

-Perdón pero esas son las reglas, iré a buscar a tus abuelos ¿Quieres acompañarme o te quedarás aquí?

-Al final tendré que volver a bajar así que lo esperaré. -me vuelvo a sentar en la caja dónde estaba para volver a esperar, el doctor sube y no tarda mucho en volver a bajar, mis abuelos y Camila vienen detrás de él, al llegar a mí Camila jala otra caja y se sienta a mi lado.



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En el texto hay: misterio, ficciongeneral, aventura

Editado: 10.08.2020

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