Sobrevivientes

25.- Un sólo disparo

La gente sigue tratando de llegar a la puerta, lanzan cajas de suministros, botellas, incluso sus zapatos contra ella. Después de unos minutos decidí sentarme en el suelo y aceptar que esto no terminaría pronto. Los gritos aumentan, las maldiciones se escuchan por todos lados, de alguna forma alguien acaba de lograr su cometido y una bota hace añicos el cristal de la puerta, justo al lado mío, abro la boca de la impresión y unas manos rodean mi cuerpo, Garret me arrastra lejos del lugar.

-¡Javier! -me grita- ¿Estás bien?

Aún en shock meneo la cabeza a como puedo para que sepa que todo está bien, bueno, al menos todo dentro de mí. Comienzo a ponerme de pie pero lo que escucho me hace caer de nuevo al suelo, ha sido algo espantoso, ha sido como tener un trueno dentro del vehículo; todos afuera gritan de miedo.

-¡Silencio! -escucho gritar a alguien afuera, tardo un poco pero después reconozco la voz, es Mario.

Escucho como las pisadas se dispersan, un leve murmullo recorre el pasillo, tomo valor y me levanto del suelo, lentamente me acerca a la puerta, la abro y salgo al pasillo. Mario está de pie rodeado de personas, hay algo, no, alguien tirado en el suelo, uno de sus zapatos no está dónde debería, un canal rojo corre bajo su cuerpo, emanando de un agujero en su pecho, sus ojos desorientados, la boca abierta, está muerto. Volteo hacia Mario, está furioso, hay algo en su mano, algo que he visto antes, algo que no era necesario en El Edificio y sólo utilizaban los exploradores para sus misiones, está empuñando una pistola, no es difícil imaginar lo que pasó; seguramente en el hombre en el suelo fue el que arrojó su zapato contra el cristal de la puerta, Mario bajó al escuchar tanto alboroto y le disparó, observo el rostro de cada persona presente, hay miedo en sus caras, asco; algunos miran el cuerpo, después la pistola, luego a Mario y repiten el proceso. Nadie en El Edificio había tenido que experimentar una situación como esta, nadie había estado frente a un cuerpo cuya vida había sido arrebatada por otro hombre. Algunos lloran cubriendo su boca, sin poder apartar la mirada.

-¿Alguien me dirá qué es todo esto? -pregunta Mario, su tono es neutro, cierra los ojos y relaja los hombros- ¡Ahora!

La mayoría da un brinco hacia atrás al escuchar el grito, ya no parecen el grupo de revoltosos que intentaba entrar a la cabina, parecen un montón de niños después de un severo regaño. Mario me mira.

-Javier -me dice- ¿Podrías explicarme qué ha pasado?

Yo...-comienzo, por inercia fijo la mirada en su mano con la pistola, ha matado a un hombre ¿Cómo no voy a tener miedo de alguien que acaba de matar a un hombre? Mario se da cuenta del pánico que provoca ver un arma en su mano y la guarda, me obligo a mirar hacia el frente- Creo que mi anuncio ha creado un poco de miedo y confusión, ellos están aquí como protesta.

-¿Protesta? -responde, mirando a la multitud- He observado muchas protestas, algunas pacíficas, algunas un poco desordenadas, otras violentas. Esta es una violenta, mírense, parecen animales, ustedes no conocen los animales, cierto. Parecen bestias, si la comida escasea no es por nadie más que ustedes, que no pueden respetar una simple orden, quiero que todos regresen a sus asientos y obedezcan las indicaciones de sus superiores, o comenzaré a tomar otras medidas para asegurarnos el alimento. -señala con la mano abierta al hombre muerto.

Las personas comienzan a subir, despacio, como si no quisieran despertar a un bebé durmiente. Mario hace unas señales y guardias de Ketema levantan el cuerpo. Regreso a la Sala de Operaciones para tranquilizarme después de esta escena ¿Qué tipo de personas hay en Ketema? ¿Acaso todas serán capaces de asesinar a alguien de esa manera?

   

Después de unas horas en la cabina regreso al pasillo, el suelo está limpio de nuevo, rodeo la zona como si aún hubiera alguien ahí, camino hasta la enfermería y entro para ver a mi papá. Está sentado en la cama, con la mirada perdida y una ración a medio comer en su cama. Me siento frente a él.

-¿Papá? -lo llamo- ¿Está todo bien, cómo te sientes?

Él voltea a verme, toma la comida y con dificultad la acomoda en una mesa junto a la cama.

-Supongo que escuchaste el disparo.

-Y vi todo.

-Sí, la primera vez nunca se olvida. No es como tener un cuerpo preparado para un funeral, ni está encapsulado. Es como si su vida frenara de golpe, unos ojos abiertos que ahora son incapaces de ver algo, es horrible.

-Ahora lo sé ¿No tienes hambre? ¿Te duele algo?

-En las exploraciones aveces pasa, ni siquiera llevamos las armas para defendernos de alguna amenaza, bueno, quizás al inicio fuera así, pero ahora sabemos que por lo menos todo este continente está desierto, las tenemos como una medida de piedad, el dolor en el pecho de una intoxicación por un traje roto, un escombro atravesado en tu cuerpo, sólo deseas una cosa, y es lo que te ofrece el arma.

-Papá por favor, -lo interrumpo- acabo de verlo por primera vez en mi vida, y realmente espero que sea la única, no quiero escuchar eso, no quiero. Suena horrible y me causa escalofríos el sólo escucharte.

Escucho a alguien tocar la puerta de la enfermería, volteo a ver a papá.

-¿Esperas a alguien? -le pregunto- ¿Es tu doctor?

-No lo creo, acaba de irse, abre, podría ser importante.

Me levanto de la silla y camino hacia la puerta, la abro y Jessica me saluda, viene con su familia.

-Hola ¿Está despierto tu papá?

-Sí, -le contesto- está un poco extraño, supongo que le hará bien recibir visitas.

Toda la familia entra, él conversa un poco con todos, Jessica se sienta en la única silla y escucha indistinta la conversación. No se quedan mucho, no quieren abrumar a mi papá así que después de unos minutos se van. Cuando los acompaño a la salida veo a muchas otras familias esperando en el pasillo. 



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En el texto hay: misterio, ficciongeneral, aventura

Editado: 10.08.2020

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