Sobrevivir a tu lado #1

Capitulo cuatro; desaparición.

Narra Jayden.


 

Despierto por el sonido de un rugido muy fuerte y alto, observo a mi derecha y compruebo que la compañía de mi hermano se encuentra ausente.

No me preocupo por ello, sabe como defenderse de cualquier criatura que lo ataque, lo que de verdad me preocupa es que Madison no se encuentra en su cama.

Solo veo a Rudt dormir cómodamente, seguramente Aiden esta con Madison, por lo cual alejo todos mis pensamientos negativos respecto a ello.

Tengo que salir en busca de materiales, no puedo dejarla aqui, que tal si algo la debora, mientras duerme, un vacío se instala en mi.

Asi que me dispongo a despertarla, la sacudí, la voltee de la cama, le tire agua, y aun asi dormía, diablos, tiene el sueño pesado, intente de todas formas pero no podía.

A mi mente se me vino una idea, un poco tonta, pero no perdería nada.

Asi que acerco mis labios a los de ella y le deposito un pequeño beso, al poco rato empezo a abrir sos pequeños ojos.
 


—¿Jayden?&. Pregunta adormilada.

—Emm Yo... solo trataba de despertarte y...— Mis manos sudan.

—¿Volcandome al piso?, pues no fue muy amable de tu parte—. Me mira regañandome.

—Eh... Yo lo siento pero no te puedes quedar aqui, además tienes el sueño muy pesado—. Ruedo los ojos.

—La próxima para levantarme se más amable y hazme cosquillas—. Responde señalando mi persona.

—Esta bien, vamos a buscar materiales para la casa.

Asiente con la cabeza.

No puedo creer que no lo sintió, o que no lo recuerde, eso al menos le evitara encuentros incómodos. O tal vez este fingiendo que no, pero su cara me dice lo contrario.

Me lavo la cara en el mar o océano, y nos dirigimos donde antiguamente se encontraba nuestra poca conocida ciudad.

En su rostro podía notar que no resistía las ganas de llorar, trataba de contenerse, era una chica muy fuerte, supongo que ver a toda la ciudad muerta habría sido duro, lo fue para mí, recuerdo cuando y como sucedió todo esto.

Estaba en el colectivo de viajes de vuelta a la cuidad cuando el chofer para y dice:

—Lo siento pasajeros, deberán bajar, hay una grieta gigante bloqueando la entrada de la cuidad, cruzenla a pie y llamaré a otro móvil para llevarlos a su destino-. Dice el colectivero principal por medio de una radio colocada en cada esquina de el vehículo.

Recuerdo que todos se frustraron y insultaron a todo, hasta a el mismísimo Satanás, y fue justo cuando oí eso, otra grieta se traga a una adolescente con unos auriculares, allí, comenzó el caos.

Corrían hacia izquierda derecha arriba abajo, hasta ví gente subiendo a los pinos que adornaban los costados de la entrada a Wendoleigh, me rei ante eso y yo solo me quedaba quieto, pensando en mi familia y el examen de química de mañana, muy probablemente se cancelará.

—¡Ayuda!—. Gritaba una ancianita que estaba a punto de caerse, sin pensarlo fui hasta ella, la carretera estaba helada, y el cielo gris, ¿Lo peor? Es que el fondo de la grieta estaba tan profundo que no lograba localizarlo.

Cuando saque a la señora, ella en la mano me dió un par de dólares, se ve que es súper importante su reputación ya que me dijo que no se lo diga a nadie.

No le di importancia y lo guarde en mi bolsillo de mi campera, cuando todo vibró temí que pasará lo de las películas que el suelo se abra en medio de mis piernas, como en dos mil doce.

Inconscientemente corri hacia el bosque de pinos en dirrección a la ciudad, y fue allí cuando ví todo el espectáculo, la tierra dividendose.

Cuando todo paro me siento en el bosque oscuro, y marco a Aiden, mi hermano.

—Ey, ¿Estás vivo?—. Pregunto cuando el tonto atiende la llamada.

—Necesitan más que eso para acabar con mi vida—. Dice por medio de la red y de fondo la gente grita.

—¿Dónde estás?—. Pregunto, el tomo otro ómnibus.

—En la terminal, casi me aplasta un poste, pero acá estoy esperándote.

—Voy para allá.

#
 


Llegamos a un viejo corralón abandonado, en el cual tomamos diversos postes, tirantes y los cargamos en una camioneta que se encontraba en el lugar. La tomaremos prestada.

—Uuf que agotador, supongo que asi seria la vida a partir de hoy y mas adelante—. Responde dolida con una sonrisa falsa.

—No te preocupes al menos no estamos solos, tienes a Madison a Aiden y a mi, jamás estarás sola—. Respondo con honestidad.

—Gracias, es difícil digerir, parece una estúpida película de terror, y me tocaste justamente tu de compañero—. Responde con una sonrisa melancolica.

—Si, siempre estarán vivos esos momentos, contá conmigo para lo que sea, asi como era en el colegio—. Respondo aceptando el chistecito malo.

—Claro, y tu conmigo—. Responde chocando su puño con el mio.

El resto del viaje recolectamos materiales útiles, como bandejas, ollas, una cocina, mesas, madera, herramientas, mientras revivimos los viejos momentos llenos de risas y llantos.

Al llegar al campamento, nos dispusimos a bajar la cargas, para ser mujer, tiene fuerza, obviamente que no de un súper héroe, supongo que no es tan débil después de todo. Para ser mujer.

Al terminar de bajar todo, esperamos la llegada de Aiden y Madison, supongo que se encuentran juntos haciendo quien sabe que.

Eran las una de la tarde y no volvían me estaba comenzando a estresar.

—¿Quieres?—. Me habla con boca llena ofreciendo una manzana. Tenía mucha hambre asi que termine aceptando.

—¿Y?, ¿porque no aparecen?—. Responde con las mejillas llenas de manzana, se veía adorable.

—No tengo idea—, mastico la fruta—. Seguro buscan materiales o algo por el estilo, creo que descansamos lo suficiente deberíamos comenzar sin ellos.

—Claro, ¿pero donde armamos la casa?—. Observo el perímetro y mis ojos detectan un lugar perfecto para nuestro hogar.

—Allí—señalo un lugar donde hay la perfecta cantidad de sol y sombra junto al rio.




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