UNIVERSALIDAD, PARTICULARIDAD Y GENERALIDAD
Los antropólogos están de acuerdo en que el aprendizaje cultural elaborado es exclusivo de los homínidos, que la cultura es la razón principal de la adaptabilidad humana, y que la capacidad para la cultura es compartida por todos los humanos. También aceptan de forma unánime una doctrina propuesta originalmente en el siglo diecinueve: “la unidad psíquica del hombre”. La antropología asume la igualdad biopsicológica entre los grupos humanos. Esto significa que aunque los individuos difieren en tendencias y capacidades emocionales e intelectuales, todas las poblaciones humanas tienen capacidades equivalentes para la cultura. Independientemente de la apariencia física y de la composición genética, los humanos pueden aprender cualquier tradición cultural.
Para entender este punto, considérese que los norteamericanos y canadienses contemporáneos son los descendientes genéticamente mezclados de gentes de todo el mundo. Sus antepasados eran biológicamente diversos, vivían en diferentes países y continentes y participaban de cientos de tradiciones culturales. Sin embargo, los primeros colonizadores, los últimos inmigrantes y sus descendientes se han convertido todos en participantes activos de la vida norteamericana y canadiense. Ahora todos comparten una cultura nacional común.
Reconocer la igualdad biopsicoíógíca no es negar las diferencias entre poblaciones. Al estudiar la diversidad humana en el tiempo y el espacio, los antropólogos distinguen entre lo universal, lo generalizado y lo particular. Ciertos rasgos biológicos, psicológicos, sociales y culturales son universales, compartidos por todos los humanos en todas las culturas. Otros son meras generalidades, comunes a bastantes, pero no a todos los grupos humanos. Otros rasgos son particularidades, exclusivos de ciertas tradiciones culturales.
Universalidad
Rasgos universales son aquellos que más o menos distinguen al Homo sapiens de otras especies (véase Brown, 1991). Los universales de base biológica incluyen un largo periodo de dependencia infantil, sexualidad durante todo el año (en lugar de estacional) y un cerebro complejo que nos permite utilizar símbolos, lenguajes y herramientas. Los universales psicológicos surgen de la biología humana y de experiencias comunes al desarrollo humano en todos los casos. Incluyen el crecimiento en el útero, el propio nacimiento y la interacción con padres y sustitutos de los padres.
Entre los universales sociales está la vida en grupos y en algún tipo de familia. En todas las sociedades humanas la cultura organiza la vida social y depende de las interacciones sociales para su expresión y continuación. La vida en familia y el compartir alimentos son universales. Entre los universales culturales más significativos están la exogamia y el tabú de incesto. Todos los humanos consideran que ciertas personas (diversas culturas difieren respecto a cuáles) están emparentadas demasiado estrechamente como para casarse o mantener relaciones sexuales con ellas. La violación de este tabú es incesto, algo que no se aconseja y que se castiga de diversas maneras según las culturas. Si se prohíbe el incesto, la exogamia -el matrimonio fuera del propio grupo- es inevitable. Puesto que vincula a grupos humanos con redes más amplias, la exogamia ha resultado crucial en la evolución de los homínidos. La exogamia se elabora a partir de tendencias observadas entre otros primates. Los estudios recientes de simios y de monos muestran que estos animales también evitan emparejarse con parientes próximos y suelen hacerlo fuera de sus grupos nativos.
Particularidad
Muchos rasgos culturales son ampliamente compartidos debido a la difusión y a la invención independiente y como universales culturales. Sin embargo las distintas culturas enfatizan cosas diferentes. Las culturas están pautadas e integradas de forma distinta y despliegan una tremenda variación y diversidad. La unicidad y la particularidad se sitúan en el extremo opuesto a la universalidad.
Las creencias y prácticas exóticas e inusuales sirven como elementos distintivos de tradiciones culturales particulares. Muchas culturas tienen ritualizados una serie de eventos universales del ciclo vital, como el nacimiento, la pubertad, el matrimonio, la paternidad/maternidad y la muerte. No obstante, suelen diferir en cuál de los eventos merece una más especial celebración. Los norteamericanos consideran que son más apropiados socialmente los grandes gastos en las bodas que en unos funerales lujosos. Sin embargo, los betsileo de Madagascar mantienen el punto de vista opuesto. La ceremonia del matrimonio es un evento menor que reúne sólo a la pareja y a unos pocos parientes cercanos. Por el contrario, un funeral es una medida de la posición social y de los logros de toda una vida de la persona fallecida, y puede atraer a un millar de personas. ¿Para qué utilizar el dinero en una casa, dicen los betsileo, cuando uno puede utilizarlo en la tumba en la que pasara la eternidad en compañía de los parientes fallecidos? Esto es muy diferente de la creciente preferencia entre europeos y norteamericanos de unos funerales rápidos, y que no resulten gravosos, y por la cremación, algo que horrorizaría a los betsileo, cuyos huesos y reliquias ancestrales son objetos rituales importantes.