Sofía

Capítulo 5: El examen

Mi reflejo en el espejo del baño luce diferente… estoy… feliz.

Veo la pastilla en mi mano… no… hoy no. Quiero reírme. Una sonrisa se asoma en mi boca. Comienzo a reírme, estoy eufórico.

Veo el reflejo la maca reflejada detrás de mí, el cabello alborotado de Sofía entre las sabanas… esas sabanas supieron lo que es el fuego.

Martha se levanta de la cama, su cabello alborotado es el que estaba entre las sabanas, siento un golpe en el pecho ante la sorpresa, ¿Sorpresa? Siempre supe que era una ilusión no entiendo que digo… cierro los ojos, las imágenes de anoche vienen a mi mente, besando la espalda de Sofía, sus muslos… me río ahora si estridentemente.

-Alguien está contento- me dice mi esposa entrando al baño.

-aja- le digo y me meto el cepillo de dientes en la boca.

Martha me da un beso en la mejilla, ella también está contenta, muy contenta, comienza a tararear la canción de nuestra boda, tenía años que no lo hacía.

¿Está mal pensar que de alguna manera Sofía nos está ayudando? ¿Fantasear es un tipo de infidelidad? El padre que nos caso dijo que hacer el amor es la entrega de cuerpo, mente y alma… bueno si de esos tres elementos no doy uno ¿Qué tan grave puede ser?

Me subo a mi carro…

-No hay nada igual… que cuando te veo venir en mí- comienzo a cantar –Hoy pasa igual- piso el acelerador –¡Y tengo miedo de donde estas!- acelero y levanto la voz -¡Y me pregunto que va pasar sino te tengo una vez más!- mi euforia no cabe en mi ser -¡Y me pregunto una vez más que va  pasar sino te tengo una vez más!- sobrepaso los cien kilómetros por hora -¡Mi corazón hace explosión una vez más yo soy el sol!- el semáforo cambia a rojo y me detengo de golpe. Normalmente me hubiera asustado un poco… volteo a ambos lados y acelero para pasarme el alto.

Me río. Me siento joven, ¡me siento vivo!

En mi mente tengo la travesura y aunque todo haya sido real, siento como si lo hubiera sido.

Comienzo las clases, intento explicar las clases lo mejor que puedo, sin embargo solo empiezo en llegar a la clase de Sofía, de alguna manera le debo la mejor noche con mi esposa…

Pasan las horas, por fin me toca ir al salón de los alumnos repetidores y flojos, posiblemente mi nuevo grupo favorito. Sofía está fuera, esperándome, ve que estoy por llegar y se mete, trae  una falda corta, puedo ver como se mueve al caminar, mi mente queda en blanco.

-¿Profesor?- me dice una alumna… maldita sea espero que no me hayan visto ver a Sofía -¿Es verdad lo del examen?- que suerte, no me vio.

-Claro que sí – contesto, a menos que resuelvan bien un ejercicio que voy a poner.

Todo el grupo suelta un bufido, es obvio que nadie estudió.

Comienzo a escribir un ejercicio, nadie lo copia, el grupo no sigue mis instrucciones, sé que he sido un profesor ausente sin embargo no es razón para desobedecerme.

-Chicos, el que tenga bien el ejercicio, recibiría un punto-Esto jamás lo he hecho pero intento motivar al grupo, 2 alumnos sacan su celular, una alumna mastica su goma de mascar y revienta una bomba de chicle.

Dejo pasar unos segundos nadie si quiera intenta copiar, Sofía me mira con sus ojos aceituna, como si de alguna manera me retara a que hiciera más, la veo tan estática, sonríe y sus labios carnosos provocan que me sienta menos ante el grupo.

-¡Muy bien!- grito - ¡No estudian nada!- todos los estudiantes se sorprenden, menos Sofía. Saco un paquete hojas blancas de mi portafolio, Sofía muerde su labio inferior, pareciera que disfruta esto -¡Examen sorpresa!- declaro.

Camino entre las bancas y les doy una hoja blanca a cada alumno. Cuando llego con Sofía ella me roza con los dedos mi mano, hago todo lo posible por ignorar. Esta es mi oportunidad de salvarme de un problema.

-Anoten- comienzo a dictar los problemas; son difíciles, sin embargo son exactamente todos los que vimos Sofía y yo un día antes en mi coche.

Me coloco frente al grupo. Los miro a todos, todos se ven preocupados –Este examen valdrá el noventa por ciento de su calificación parcial, para ver si ahora si estudian- Toda la clase me mira con odio, menos Sofía, ella parece satisfecha; sabe que ella puede resolver todas, debe estar confiada. Ahora si esta clase me respetara.

Me siento en mi escritorio para observar como el grupo resuelve su examen, Sofía me mira fijo, nuestras miradas chocan, la tensión se puede cortar con un cuchillo, desvío la mirada pero puedo sentir la pesadez de su mirada, caigo en la tentación y vuelvo a verla, Sofía se mete el bolígrafo en la boca, con la punta de su lengua toca el final del bolígrafo, esos es tan injusto… es tan sugerente, siento como mis ojos se abren, en un acto provocado Sofía acaricia su cuello y hace que mi mirada se desvíe y baje por su cuerpo, subo un poco la mirada y se muerde los labios, vuelvo a bajar, la atmosfera se acalora, en la habitación ya solo estamos Sofía y yo… bajo la mirada veo sus piernas, ella baja las piernas y comienza a abrirlas lentamente, no puede ser, estoy vuelto loco, el calor se apodera de mí, entre mis piernas estoy duro como nunca la he estado, Sofía abre las piernas y me deja ver que no trae ropa interior, su sexo tan joven hace que mis ojos se desorbiten, intento guardar las apariencias pero no puedo evitar soltar el aire.




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