Sofía

Capítulo 6: “Lo lamento mucho profesor Alejandro”

Sí hace unos días pensaba que era imposible sacarme a esa sirena de mi mente, ahora es peor… Sofía invade cada segundo de mi existencia y ocupa cada neurona que no ocupo para respirar.

Veo el techo de mi recamara y la veo sonreír, burlarse de mi de manera coqueta como cuando estaba con ese grupo de muchachos en la banca frente a mí, cierro los ojos y ahora la veo triste como cuando me pidió que le explicara los ejercicios en mi carro; esa manera tan descarada de aprovecharse de mí, abro los ojos y el techo no está solo, ahora está acompañado de Sofía con sus labios carnosos y sus ojos aceituna… penetrantes, viéndome como su seguridad descarada, sabiendo que le perdonaría absolutamente todo.

No logro pegar los ojos para dormir en toda la noche…

Olvido mi rutina por completo, tengo lagañas pero a quien le importa, Sofía para mí es como un vicio, es una droga que logra que soporte cualquier reto con tal de obtenerla.

Camino por las pasillos de la escuela, mis ojeras son grandes y mis ojos inyectados de sangre, nadie me habla, ni en clase ni en los pasillos, las horas pasan hasta que por fin me toca en el grupo de los alumnos retrasados e inútiles y de la hermosa cocaína llamada Sofía.

Camino por el pasillo y ya la puedo ver, esperándome en la puerta para entrar justo antes que yo; “para que la vea”, pienso con lujuria, justo cuando estoy frente a ella no se mete al salón.

-Hola profesor Alejandro- me dice con esa voz tan celestial, intento contener mi cuerpo.

-Sofía- le respondo.

-Vi que subió las calificaciones a la página de la escuela el día de ayer-

Sonrío con malicia; “espero ver cómo me lo vas a recompensar”, pienso descarado. Me siento sucio pero no puedo evitar pensar que se siente bien.

-Jamás pensé que me iría tan bien- me responde descarada.

Le hago una seña para que pase al salón.

-Por eso mismo siento que me merezco un descanso, sino le importa- “descarada” pasa por mi mente, la invito a pasar nuevamente con le mano.

Siento un apretón en el hombro.

-Hola pá- volteó es Alex, mi hijo.

-¿Alex?- me sorprendo.

-Si le diste permiso a Sofía de faltar ¿verdad?- me pregunta mi hijo con un rostro dubitativo, frente a mi rostro de completa confusión.

-Justo de eso estaba hablando con él- dice Sofía, descarada, hermosa, violenta, corrupta, cruel.

-¿Y bien?- me pregunta Alex, yo no sé que decir….

-Sí- respondo.

-¡Gracias papá!- se entusiasma Alex y coloca su brazo atrás de Sofía para abrazarla.

Mi hijo camina con Sofía por el pasillo, los veo alejarse, me escondo un detrás de unos lockers, Alex no me ve, le da un beso a Sofía en los labios, saco un poco la cabeza estoy confundido, aún nada tiene lógica para mí. Sofía gira su cabeza y me ve, siento en mi rostro como un lamento quiere gritar, ella me guiña el ojo y me manda un beso.

No puede ser.




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