Reflexión: Mi jardín y la rosa

Me vi obligada a ver los pétalos de esa rosa,
mientras sabía que no lo era todo.

allí, en el jardín, compartimos un momento finito
allí, observabas mi cabello más claro bajo los rayos de sol
allí, en los pasos que intentaban alcanzarte en la calle
allí, junto al sabor a chocolate de mi helado favorito
allí, cuando en el bullicio, tú me escuchabas
allí, en las manos que se unían a través del tiempo
allí, donde la comida era deliciosa con tu compañía

Tiempos y momentos finitos,
compartidos en el jardín de mi interior.

No sólo podía sentir tus espinas,
tu amor era visible cuando querías demostrarlo,
yo amaba cada parte aunque no la entendiera.

allí, cuando te reías de mi llanto desconsolado en el cine
allí, con tus labios en mi frente fuiste mi héroe
allí, cuando me protegiste
allí, en los juegos que compartimos
allí, en esos besos cálidos, con sabor a mora
allí, en las noches de reflexión antes de dormir
allí, cuando me dijiste que era una rosa única

Tus pétalos tan bellos y sinceros,
que se vieron eclipsados por las espinas,
espero que algún día logres manejarlos,
porque vale la pena todos los “allí” y ser tú,
en esa esencia tan pura y sin manchas,
harán que te amen como eres.

Fuiste la rosa más brillante,
más terca y con chistes malos que uno se reía,
tan luchadora y protectora que una sólo podía quedarse ahí,
realmente ni siquiera eras capaz de ver lo que yo veía.

Se podría decir que gané,
gané la discusión,
porque yo siempre vi valor en ti,
siempre supe que habían mejores personas que tú,
pero yo nunca las elegí.

Porque así como en el principito,
fue mi completa decisión quedarme y amar esta rosa.

Finalmente, arrojé los pétalos al viento,
olvidé su aroma,
sus cicatrices aún continúan,
pero espero que donde quiera que esté,
haya aprendido a brillar con su propio color.

Mi jardín sin ti,
al principio me dio mucho miedo,
pero con el tiempo,
todo se fue llenando de colores de nuevo.
Sin esperarlo comenzaron a brotar más flores,
y me di cuenta que todo el recorrido valió la pena.

Fue el verano más triste que he tenido,
el otoño más desconfortante,
el invierno más helado,
pero llegó la primavera,
y nadie puede resistirse a ella.