Antes solía pensar que debía
ser CONSUMIDA por el fuego.
Que lo que realmente importaba,
era sentir todo,
absolutamente todo.
Amor,
dolor,
pasión,
presión.
Sin pausas,
ni esperas.
Una ráfaga de viento caliente,
chocar con mi rostro,
una y otra vez.
Eso debe ser el amor,
tiene que ser,
siempre fue así.
Pero.
¿Qué se supone que es esto?
¿Cómo encuentras calor en lo que está frío?
No me quemas,
no me afixias,
no siento dolor,
¿Qué es esto tan extraño?
Sigo pensando,
que hay una trampa.
Que el hielo se transformará
y finalmente me hará daño.
Aunque…
decidí quedarme.
Encontré un lugar seguro,
para reposar mis ideas.
Tranquilo,
imperfecto,
irracional,
dulce.
Un refugio,
uno más allá del mío.
Donde las heridas que no vi,
comienzan a doler,
me exigen reconocerlas,
estoy obligada a enfrentarlas.
Da miedo,
estoy profundamente asustada.
Realmente no sé si esté lugar me pertenece,
a veces creo ilusoriamente que no me lo merezco.
y,
cuando me siento así,
sólo quiero repetirme:
Quedáte un poco más.
Una mirada más,
una sonrisa más,
una risa más,
un silencio más.
Me quedé en el infierno,
en un refugio en llamas.
¿Por qué me acostumbre a tanto?
¿Esta es mi recompensa por tanto esfuerzo?
¿Es la recompensa por salir de ahí?
No sé lo que sea,
quizás deba descubrirlo cada día,
un paso a la vez,
en el reflejo del agua.
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Editado: 06.11.2025