Sol De Medianoche... Luna De Sangre - Libro ll

17

Caminaba por mi apartamento con desespero, ellos sabían dónde estábamos, sabían cada movimiento que daríamos, sabían las discordias que habían dentro de mi familia, ¡lo sabía todo!, mi apartamento estaba arruinado y ahora tenía que hallar la manera de salir de aquí, he ir a otro lugar sin que ellos se enteraran.  Mire a Claire, y esta me miro a mí, se notaba decaída, algo similar a Emile antes de haberme ido de casa, frene mi constante caminar y fui directo hasta ella, causando que esta se asustara. Eso me dolió me alejé tres paso de ella y me senté en el sillón más cercano.

 

—Que sucede pequeña? — le pregunte sutilmente cuidando mi tono de voz para no asustarla.

 

—Todo esto es mi culpa, si tan solo fuera tomado a mi hermanos y me fuera largado de tu vida nada de esto hubiera pasado, lastime a tu cuñada, me lastime a mí misma — paso sus manos con frustración sobre sus cabello, ya no brillaba su estatura era la misma, su piel era la misma, toda ella era la misma Claire antes de que rompieran sus sello.

 

—No es tu culpa Claire, tu no lo sabías y tuve que habértelo dicho antes de que todo empeorara, pero no quería perderte, yo te había encontrado, y la simple posibilidad que plato Zafara de perderte me Aterro, en ese momento no me di cuenta, pero estaba asustado y…

 

—A que te refieres con no perderme, apenas nos conocemos de hace mucho un mes — ahora era mi turno de pasar mis manos por mi cabello con desesperación, ella sabía casi todo, pero aún no sabía del vínculo que nos unía por así decirlo. Suspire largamente y acerque a ella con cautela, cuando estaba justo a sus pies mirándola directamente a los ojos pude ver todo lo que estos ocultaban, su miedo al tenerme cerca, todo.

 

—No tienes por qué temer de mí, soy el que menos te haría daño, es más nunca lo haría, mi vinculo hacia a ti no me lo permitiría — le dije tocando con la punta de mis dedos su mejilla, solo un simple roce y aleje mi mano de ella — Los cambia formas, somos todos distintos, unos son leones, otros tigres, algunos panteras, otros águilas, cada uno más fuerte que el otro, mi especie es la más fuerte, pero eso no cambia que todos tengamos algo en común. — suspire mirándole las manos tomándolas entre las mías. — todos compartimos un vínculo con alguien en específico, llámalo alma gemela, pareja predestinada, hazlo como tu quiera, pero nosotros le llamamos iguales, y tú eres la mía — sus ojos se abrieron un poco más de lo común y un leve sonrojo se marcó en sus mejillas — ere la persona con la que pasare el resto de mi vida tonto mortal, como inmortal.  Y no te tomes lo de inmortal tan literal a todos nos llega la hora, será a los 30, 0 a los 600 años, pero nos llega, y pasa con todos así sea humana o humano, nuestros iguales están predestinados a vivir junto a mostros ese lapsus de tiempo.

 

—Por obligación también? — trague en seco, ante esa pregunta, si le decía tendría una probabilidad alta de que me dejara lo veía en sus ojos, pero no podía mentirle, a ella no.

 

—No, ningún igual está obligado a quedarse, ese vínculo se puede romper — vi la idea pasar frente a ella — y jamás volver a ser reparada. Los cambia formas solo amamos una vez en toda nuestra vida, y si somos rechazados por la persona que amamos jamás volvemos hacer los mismos. Te lo pondera si Claire, si quieres irte puedes hacerlo tienes todo tu derecho.

 

—No quiero hacerlo, pero siento que es mi obligación hacerlo, no quiero que tu familia esté involucrada en esto, no quiero hacerte sufrir con todo esto.

 

—Escúchame algo Claire, y note lo diré para que te quedes, aunque una pequeña parte de mi lo hace con esa intención, si te vas y me rechazas, no volveré a ser el mismo, tu rechazo es lo más doloroso que me podrá pasar jamás en la vida, me volvería loco, desertaría de mi manada, y moriría — esta toco mi mejilla — estoy listo para eso Claire estoy más que listo para que me dejes, pero no estoy listo para yo dejarte a ti. — en ese momento sus ojos cambiaron de color y de la mano que tocaba mi mejilla salió una luz, la cual me cegó un poco, haciéndome sentir extremadamente raro, la sensación de transformarme me invadió y me aleje de Claire corriendo hacia mi habitación, intente contenerlo, pero no podía sentí mi cuerpo cambiar lentamente. Cuando la transformación estaba hecha, mi habitación me quedaba pequeña, miré así la puerta de mi habitación y allí, esta Claire, mirándome fijamente, pero algo en sus mirada era diferente a la primera vez que me dio, me senté en el suela, para no destruir mi habitación. Estaba preparado para cualquier cosa que digiera Claire, pero lo que dijo me tomo por sorpresa.

 

—¿Es hermoso — esta se acercó a mi tomando uno de mis dedos, los cuales ocultaban mis garras — no puedes hablar — un pequeño gruñido salió de mi — un león mitad humano o un humano mitad león? —Su risa se escuchó en toda mi habitación, y guarde este momento en mi memoria — me gusta tu pelaje, parece nieve — media como 3 metros y medio en este momento y ella no se inmutaba ante mi tamaño, cada cosa que hacía o cada palabra me sorprendía. ¿Camino más cerca de mí, y se sentó en una de mis piernas levemente flexionada — me agrada, podría acostumbrarme, toco mi pecho, y quito rápidamente su mano de allí — es tu corazón? — estaba nervioso, asuntado, y emocionado ante se respuesta afirmativa hacia mi así que mi corazón latía a mil por hora, asentí levemente — puedo tocarte? — esa pregunta es absurda dado a que ya lo está haciendo, pero de igual manera doy una afirmativa para que lo haga. Se baja de mi pierna y sus manos van directo a mis rostros, sus manos me acariciaban lentamente, pasaban los mis mejillas, bigotes, y melena, asiendo rugir por dentro de satisfacción. — eres tan majestuoso — la tomé entre mis brazos levantándola levemente del suelo, era tan pequeña y frágil entre mi brazos que no pude evitar soltar u ronroneo — no sé si pensar que eres un gran y feroz león, o un gran y tierno gatito — no pude evitar reírme desde mis adentro, lo que hizo que fuera tomando mi forma humana nuevamente, caí sentado en el suelo, y ella justo encima de mí, mis brazos rodeaban su cintura atrayéndola a mí, asiéndome sentir el calor que ella emanaba.




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