Sola en el Mundo

DOS: el concierto.

Me levanto de la cama aún medio dormida lista para recibir la charla de mamá sobre dejar que Danniel se embriagara y hablar con desconocidos, pero al salir de mi habitación no escucho nada, solo silencio. Bajo al comedor para desayunar -quizá esté ahí-; anoche Danniel devolvió todo lo que comió en el día en menos de media hora, no entiendo por qué se preocupó tanto porque bailara con un chico. Sí, bien, admito que era un completo extraño, y que nunca había hablado con otro chico en mi vida, pero tampoco para que se pusiera así. Tomo asiento en la mesa y de inmediato entran Rick y Danniel acomodando todo en la mesa para luego traer el desayuno, el cual consiste en huevos revueltos, pan tostado, tocino y jugo de naranja.

—Buenos días, Cara —saluda una Sam completamente desaliñada—. ¿Qué tal, Danniel? ¿Te sientes mejor?

—Un poco, pero gracias por preguntar —dice Danniel sirviéndole el desayuno a ella también—. Buenos días, fiestera.

—Buenos días, Gryffindor —le digo en broma.

—Eh, cuidado con tus palabras —se burla él.

Danniel y Rick se retiran, y Sam y yo procedemos a comer este estupendo desayuno. Adoro la comida de Rick, es el mejor en todo el pueblo, todos los ricos de aquí lo codiciaban para que les cocinara, pero mamá lo enganchó —aunque el me ha confesado que fue por mí que se quedó—. Recuerdo que cuando él y Danniel llegaron aquí Danniel me odiaba, no le gustaba nada, miraba todo mal, incluso a mí, hasta que un día logré hacer que se enamorara de la casa. Le mostré nuestra biblioteca. Esa fue la manera más fácil de suavizar su actitud.

—No he visto a la tía Christina hoy —dice Sam algo nerviosa, si mi mamá le informa esto a sus padres lo más probable es que le quiten su moto—. ¿Crees que ya les dijo lo sucedido?

—No lo sé, espero que no —digo y en eso una desaliñada Christina entra en el comedor.

—Buenos días, niñas —saluda mi mamá.

—Buenos días —decimos Samantha y yo al unísono.

—¿Cómo están? —pregunta mamá.

—Estamos bien, ¿y tú? —respondo.

—Estupenda, cuando volvieron anoche temprano pude dormir como un bebé —dice mi madre completamente contenta. ¿Quién eres tú y dónde está mi mamá? <No seas tonta aprovecha que no se acuerda, así Sam no se meterá en problemas>. Puede ser una buena idea <Todas mis ideas son buenísimas>.

—Me alegra mucho, tía Christina —dice Sam y puedo notar sus nervios, aunque al parecer mamá no.

Rick y Danniel vuelven a hacer aparición en el comedor y le sirven el desayuno a mamá. Mi celular vibra en el bolsillo de mi pijama, lo saco y en la pantalla se ve un mensaje de WhatsApp. Es de Harry.

Harry: Hola, Cara.

Cara: Hola, Harry.

Harry: ¿Cómo está tu amigo el borracho?

Cara: Está bien, al menos ya dejó de vomitar.

Harry: Eso es algo, ¿y tú cómo estás?

Cara: Estoy bastante bien la verdad, ¿y cómo estás tú?

Harry: Estoy muy bien... de hecho me estaba preguntando si te gustaría ir a un concierto esta noche.

Eso no me lo esperaba, ¿ahora que le digo? ¿Que sí? ¿Que no? ¡No sé qué hacer! Necesito una iluminación divina <Tal vez no divina, pero sí estupenda>. ¿Qué quieres? <Dile que sí, seguramente a Sam le gustaría ir contigo. No puedo decir lo mismo de Danniel>. Sería una buena opción, pero... Ya qué.

Cara: Me parece bien, ¿a qué hora?

Harry: ¡Estupendo! Te buscaré cerca de las 8. ¿Te parece bien?

Cara: Sí, me parece bien.

Harry: Okey, hasta la noche entonces.

Cara: Hasta en la noche.

Apago el celular con una boba sonrisa en mis labios, alzo la mirada y Sam, mamá y Danniel me miran curiosos. ¿Qué acaso tengo algo en la cara? El silencio predomina en nosotros hasta que mamá habla.

—¿Con quién hablas, Cara? —pregunta mamá alzando las cejas.

—Con nadie —me apresuro a decir.

—Vamos, Cara, dinos con quién hablas —insiste Sam.

—¡Bien! —me rindo al fin—. Estaba hablando con Harry.

—¿Quién? —pregunta esta vez Danniel.

—El chico con el que bailé anoche.

—Ah ya —dice Sam y abre de golpe los ojos—. ¡Es el chico por el que Danniel se emborrachó anoche!

Mierda.

Parece que Sam se da cuenta de lo que dijo, ya que se calla y mira a mamá completamente roja. Aunque mamá parece que no escuchó nada, excepto el hecho de que bailé con un completo desconocido.

—Así que bailaste con un chico —dice y por su cara sé que estoy en problemas—. ¡Me alegra mucho! —espera, ¿¡qué!?—. Al fin un nuevo amigo a esta casa.

—¡Hey! —se queja Samantha.

—Tú, si quieres que no diga nada de esto a tus padres, mejor no te quejes ni hables —dice mamá severa sin mirarla.

—Sí, señora —dice Sam comiendo su desayuno.

—Como decía... y ¿qué te dijo ese chico, Harry, que te puso tan feliz? —dice mamá mirándome fijamente.

—Eh... él me invitó a ir a un concierto hoy en la noche, a las ocho —digo con la esperanza de poder ir, pero conociendo a mamá no me dejará ir así que mejor...

—Muy bien —dice mamá dejándome a mí, a Sam, a Danniel e incluso a Rick, sorprendidos.

—Es... ¿es en serio? —digo asegurándome de que escuhé bien.

—Sí, por qué no. Tienes derecho a salir, eres joven. Sal, diviértete.

Me abalanzo hacia mamá y la abrazo con todas mis fuerzas. Es la primera vez que iré a un concierto, así que tengo muchas espectativas.

—¡Gracias mamá! Te prometo que me comportaré, lo prometo.

***




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