Sola en el Mundo

VEINTICUATRO: Los celos.

El camino a la casa de Harry fue un poco silencioso, no quería hablar mucho, tenía ese sentimiento desagradable muy presente y no quería decir algo de lo que pudiese arrepentirme por no saber controlarme. Harry me lanza algunas miradas, un poco confundido por mi repentino silencio, incluso encendió la radio para ver si cantaba con él, pero estaba totalmente callada, sumida en mis pensamientos. Me sentía un poco mal por no hablarle, pero no quería decir algo tonto, me aterraba la idea de volverlo a herir.

Mi atención es acaparada al llegar a un conjunto residencial bastante lujoso, con casas grandes y muy bien decoradas. Mamá tiene dinero, pero nuestra casa no es nada como todas estas. ¿En serio Harry vive aquí? Bueno, su padre es bastante rico, es el representante de una banda bastante conocida y popular.

Harry conduce en silencio, hasta que llegamos al final de la calle, quedando frente a un enrejado grande con unos detalles que se me hacían muy curiosos. Más allá de eso, podía ver una casa igual o más grande que las otras que habíamos pasado, se veía moderna y muy lujosa. La reja se abre, la camioneta de los chicos ingresa y seguido de ellos nosotros. Ya a este punto solo podía centrar mi atención en el camino y como la casa se hacía más y más grande conforme avanzamos.

El auto se detiene frente a la escalinata, donde de inmediato llegan unos chicos a recibir las llaves del auto, las cuales Harry y Oliver entregan sin dudar. Harry rodea el auto hasta donde estoy para abrirme, regalándome una radiante sonrisa. Yo se la regreso, estoy muy impactada con la vista como para centrarme en algo más justo ahora. Estira su mano para ayudarme a bajar, la tomo de inmediato, casi de forma automática.

―¡Bienvenidos a la humilde morada de Harry y Shayfer! ―exclama George de pronto, sacándome de mi burbuja―. Malditos suertudos.

―¿Es que acaso no sabes decir algo más cuando venimos para acá? ―cuestiona Shayfer, rodando sus ojos.

―Quizá, pero debo expresar mi envidia, guardarse todo es malo, eh ―dice, entrando a la casa sin esperar invitación alguna.

―A veces no sé por qué somos sus amigos ―dice Shayfer, llegando hasta nosotros, mirando por donde George se había ido.

―Misterios de la vida ―dice Oliver, llegando hasta nosotros.

―Pero si es tu mejor amigo ―comenta Harry, viéndose entre confundido y divertido.

―Ese es otro misterio.

Dicho eso, el pelirrojo sube la escalinata e ingresa a la casa, y seguido de él nosotros tres. Shayfer sube más rápido los escalones y entra, nosotros ingresamos momentos después. Y, vaya, la casa es aún más lujosa y hermosa por dentro, no sabría describirla. El suelo es de madera, el techo es bastante alto del cual cuelgan algunos candelabros bastante curiosos. Hay varios cuadros en las paredes, junto con fotos de Harry y su padre, incluso con una señora muy parecida a Harry, especialmente por sus ojos verdes. A partir de ciertas fotos es cuando comienzan a aparecer fotos de Shayfer, pero la mujer ya no está. También hay posters de la banda enmarcados y otras cosas que no logro identificar.

―¿Te gusta? ―pregunta Harry de pronto, haciéndome dar un pequeño brinco.

―Sí, es todo muy lindo ―digo, asintiendo.

―Mi papá es de gustos caros, en cuanto la banda comenzó a ganar dinero, no perdió el tiempo y nos mandó a construir esta enorme casa ―explica, caminando hasta la sala de estar.

No. Jodas.

Era muy amplia, había una pequeña chimenea y, sobre ella, había una pantalla plana muy grande. Había muebles de cuero sintético blanco ubicados estratégicamente para poder mantener una conversación y, a su vez, poder ver una película en la televisión. El piso ahora era de alfombra, y había una mesa de vidrio en el centro para poner snacks. Y un poco más allá, estaba un futbolito y una barra de bebidas. Definitivamente el padre de Harry es fan de los lujos. Oliver y George están en la barra, George preparando los tragos y Oliver jugando con una sombrilla entre sus dedos. Shayfer no está por ningún lado.

―¡Hey! ―llama George, alzando una copa en sus manos―. ¿Quieren una Piña Colada o prefieren un Manhattan?

―¿Sabes preparar bebidas? ―pregunto, sorprendida.

Nos acercamos hasta ellos, tomando asiento en uno de los taburetes de la barra.

―Obvio, ¿qué clase de borracho sería si no? ―responde, mirándome con una ceja alzada.

―Es lo mejor que sabe hacer luego de tocar el teclado ―dice Oliver, ganándose un zape de George.

―Que grosero eres. En fin, ¿qué se te antoja, Carita?

―Mmm... se oye bien una Piña Colada ―respondo, ganándome una sonrisa maliciosa de parte de George.

―¡Excelente! Saliendo ―dice, para luego comenzar a hacer un montón de cosas.

La verdad estoy más entretenida viendo el montón de botellas que están detrás de George que de él, son muchas, todas de distintas marcas años y distintos tipos de licor. Harry debió haber bebido mucho a lo largo de los años. Cuando menos me doy cuenta, tengo una copa posada frente a mí, decorada con una sombrilla, que identifico como la sombrilla que Oliver estaba viendo.

―Y... ¡voilà! Una deliciosa Piña Colada para la dama ―exclama George, deslizando la copa hacia mí.

―Tengo curiosidad, ¿cuántas veces han venido acá para emborracharse? ―pregunto, dándole un sorbo a la bebida.

Wow, está bastante buena.

―Muchas veces, más de las que me gustaría ―dice la voz de Shayfer, ingresando a la estancia con un bol lleno de palomitas de maíz.

Deposita el bol en la mesa de cristal y se sienta sin mucha delicadeza en el suelo, comiendo las palomitas. Enciende el televisor y comienza a poner música en YouTube. People Watching de Conan Gray comienza a sonar por las bocinas del lugar ―las cuales no había notado hasta ahora―, y Shayfer comienza a cantarla al ritmo, con bastante sentimiento debo decir.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.