Tyson nos mira con una sonrisa, como si no acabara de decir las dos palabras más horribles del mundo. Bueno, tampoco tanto, pero realmente no me gustaba la idea de que ese hombre se presentara de esa forma frente a Harry, o frente a nadie. Mi vida es más sencilla y feliz cuando no hay ningún hombre diciendo ser mi padre rondando por ahí.
Siendo totalmente honesta, no quería un padre en mi vida, o al menos no ahora. De niña lloré lo suficiente por creer que mi padre me quería tan poco que ni siquiera quiso verme nacer y en cambio prefirió irse. Rick me consoló muchas noches, al igual que mi tía Eli y mamá. Todos me demostraron que yo no tenía nada de malo, que el que se equivocó fue él. En mi mente, él se perdió de grandes cosas por voluntad propia.
Pero él cambió eso.
¿Cómo esperaba que lo recibiera luego de contarme la cosa más horrible sobre mi madre? Obviamente no con un abrazo y un beso, necesitaba tiempo para procesarlo. Pero no, Tyson tenía que aparecer en mi vida e incluso involucrarse con mi novio. ¿Hay alguien en este mundo que no se meta en mi vida sin siquiera preguntar? Joder, nadie respeta la vida personal de los demás hoy en día.
Harry me mira con confusión, mientras que Tyson solo sonríe con tranquilidad, mirándome de vez en cuando. Yo, por mi parte, no puedo hacer más que fulminar con la mirada a ese hombre tan inoportuno.
―Entonces… ¿sí tienes padre? ―preguntó Harry finalmente, siendo el primero en hablar en un rato de silencio.
―No, solo un donador de esperma no anónimo ―respondí mordaz, dedicándole la peor de las miradas a Tyson.
―Bueno, realmente sí me habría encantado ser un padre como corresponde, pero… ―en cuanto notó mi cara entendió perfectamente que era mejor que se callara―…hubo algunos inconvenientes.
―A ver, no entiendo. ¿Desde cuándo sabes que él es tu padre? ―inquirió mi novio.
―Desde esta tarde, cuando me llamó. Creo que ya había dicho eso ―respondí.
―Cara, ¿sí sabes quién es él? ―cuestionó mi novio, viéndome con una ceja ligeramente alzada. Yo negué con la cabeza, solo sabía de ese hombre lo que me había dicho―. Es el hombre que nos contrató para ser los teloneros de la banda que te comenté esta tarde.
―¿Pero qué…? ―no pude terminar de hablar, Tyson me interrumpió.
―Me parecieron unos chicos muy talentosos, y, además, el cantante tiene buen gusto en chicas. Merecían una oportunidad, ¿no crees? ―dijo con simpleza.
―¿Saben qué? Yo mejor me voy, no… Solo me voy ―dijo Harry, dando media vuelta para irse.
En cuanto desapareció de la cocina intenté seguirlo, no quería que se fuera así, pero la voz de ese hombre me detuvo de nuevo.
―Cara, necesitamos hablar.
Me giré hacia él, estaba furiosa.
―Ah, ¿sí? ¿Sobre qué? ¿Sobre cómo te metiste en mi vida sin siquiera preguntar? ¿O sobre cómo te relacionaste deliberadamente con mi novio para acercarte a mí? ―estaba muy molesta, y no pensaba ocultarlo.
―Cara, escúchame…
―No, tú me vas a escuchar a mí ―demandé, haciéndolo callar de inmediato―. No sabes nada sobre mí, nada. No sabes cuándo nací, no sabes si soy alérgica a algo, y no sabes cuantas veces deseé que aparecieras. Pero, ¿adivina qué? Ya no quiero que estés aquí, no quiero verte más. Esfúmate y déjame en paz.
―Cara, entiéndeme, por favor ―pidió.
―¡No! No quiero nada de ti. Llegaste solo a complicarme más la vida. ¡Ya tengo suficiente con el XP, no necesito que tú lo empeores todo y…!
―¿Tienes XP? ―inquirió, interrumpiendo mi discurso.
―Sí, esa es otra cosa que no sabías de mí ―digo finalmente y doy por zanjada la conversación.
No espero su respuesta, solo doy media vuelta y salgo de ahí. Camino hasta la que recuerdo es la habitación de Harry, toco algunas veces en la puerta, pero, al no recibir respuesta alguna, decido ingresar de todos modos. Está sentado en su cama, dándome la espalda, lo llamo un par de veces, pero él ni siquiera se voltea a verme. Termino de llegar hasta él y me siento con sumo cuidado a su lado, sin decir palabra alguna.
Nos quedamos en silencio un rato, él solo jugaba con los anillos de su mano, mientras que yo lo veía hacerlo. Al final, llevé mi mano hasta una de las suyas y le di un ligero apretón, el cual hizo que él entrelazara nuestros dedos. No se veía molesto, solo muy confundido, y lo entendía, yo tampoco estaba muy enterada de nada. Recuesto la cabeza en su hombro y él la suya en la mía. Así nos quedamos un rato, sujetando nuestras manos en un silencio calmo.
―Entonces, ¿somos los teloneros de mi suegro? ―dijo en broma, riéndose suavemente y contagiándome a mí también.
―Técnicamente, sí ―respondí, siguiéndole el juego―. Las sorpresas de hoy.
―Sí… ―coincidió, de pronto su sonrisa se esfumó y en su lugar su semblante se volvió serio―. ¿Por él era que no querías ir al show?
Mierda, casi había olvidado eso con todo lo que había pasado.
―No, su llamada llegó después ―respondí, no quería ser partícipe de más secretos, ni siquiera uno que me conviniera tanto.
―¿Entonces…?
―¿Recuerdas el trato del mes? ―lo interrumpí, él asiente―. Bueno, la razón es parte de todo lo que te contaré luego de estas semanas.
―Vale, pero… ¿por qué me pediste ese mes? ¿Por qué te da tanto miedo contarme?
Me quedé en silencio un momento, organizando mis ideas para poder darle una respuesta que lo tranquilizara o que al menos lo hiciera entender mi punto.
―¿Alguna vez has… roto algo y no se lo has querido decir a tus padres porque temes que te miren mal debido a ese accidente? ―pregunté, sin mirarlo realmente, solo jugaba con su mano.
―¿Temes que lo que me cuentes me haga enfadar contigo? ―inquirió.
―No, temo que me mires diferente cuando te lo diga ―respondí.
Él no dijo nada, lo sentí asentir, pero no dijo nada más. Nos limitamos a seguir así, en silencio. Supongo que él entendió lo que quise decir, porque no insistió más en el tema. Estaba atesorando cada momento de paz junto a él, ya que cada vez tenía menos. Dentro de poco, ya ni siquiera podría buscarlo a él para que me brindara este tipo de momentos llenos de paz.
Editado: 11.12.2023