Sola en el Mundo

TREINTA Y CINCO: La decepción.

Bueno, supongo que ya se imaginarán como han sido estos últimos días. Llorar, dormir llorando, comer llorando, bañarme llorando... todo ha venido acompañado con lágrimas, básicamente. Mis ojos nunca habían estado más rojos como en esta semana. Creí que ya iba a mejorar ahora que podía salir en cualquier momento, pero supongo que esa vista me devolvió a mi realidad: había perdido a Harry.

 

Sam se fue luego de ese día, quiso quedarse a cuidarme —ignorando categóricamente la mirada de mi madre—, pero le dije que se fuera, aún estaba en periodo de clases. Danniel ha salido conmigo a varios lados, incluso Artemis viene por su cuenta a hacerme compañía, se ha encargado de arreglarme y ponerme linda, pero no sirve de mucho cuando vuelvo a llorar.
 

En esta oportunidad los chicos no vinieron a verme, supongo que ya sabían que ellos habían vuelto, quizá me enviaron y me ilusionaron a propósito para vengarse por haber herido a su amigo. ¿Y saben qué es lo peor? Que no puedo culparlos, quizá yo habría hecho lo mismo si herían a mis amigos.
 

Papá viene hoy en la noche, tendremos una noche de películas nosotros solos. Dice que encontró la mejor película para ver juntos. Estoy contenta de que venga, pero igual sigo muy desanimada.
 

Mi celular comienza a sonar como loco, no quiero contestar, pero cuando vuelve a sonar por una segunda llamada sé que debo contestar.
 

—¿Hola? —contesté, ni siquiera intenté sonar animada para disimular, no tenía ganas ni para eso.
 

—Ábreme —en cuanto oí su voz di un respingo.

 

—¿Q-qué...? ¿Dónde...?

 

—Dile a Rick o a Danniel que me abra, pero déjame entrar.


Quise preguntar más, pero colgó la llamada. Miro el celular con asombro y confusión, mi corazón va a mil por hora. Me levanto de la cama y corro escaleras abajo, me miro un momento en un espejo y luego camino hasta la puerta. Tomo un respiro y luego abro de golpe la puerta.


Y ahí está.


Sus ojos me miran de arriba a abajo, su semblante es serio, pero sigue viéndose igual de atractivo que siempre. Mi corazón da un vuelco al tenerlo tan cerca de mí, mirándome con tanto detenimiento, como si aún fuera de interés para él. Siento el impulso de estirar la mano y acariciarle esos hermosos rizos, pero me contengo.


¿Debería decir algo?


—Hola.


—Mira yo... —ambos hablamos a la vez, y nos callamos. Nos quedamos en silencio, mirándonos el uno al otro, era intenso o así lo sentía yo todo—. Hola.


—Hola —le regresé el saludo.


No podía apartar la mirada de la suya, y él tampoco parecía querer hacerlo. ¿Será que...?


—Eh, ¿puedo pasar o...?


—Oh, sí, claro —me apresuré a decir, haciéndome a un lado.


Él pasó y siguió el camino hasta la sala de estar, mis ojos estaban recorriendo su cuerpo, aún sin poder creer que estaba ahí, frente a mí, luego de casi tres semanas sin verle, casi un mes. Y vino él mismo, no lo busqué.


—Yo... necesito que hablemos —dijo finalmente, sacándome de mi asombro.


—Claro, siéntate y...


—Esto será rápido —me cortó.


¿Rápido? ¿Se irá pronto? No dije nada, solo asentí y esperé a que hablara, tenía miedo de oír lo que quisiera decir, pero al menos lo tengo frente a mí.


—Nos vamos de gira, la banda a la que le hicimos de teloneros les gustamos y nos llevaran con ellos —dijo de golpe.


—¿S-se van? —fue lo único que logré decir.


—Sí.


—¿Y... por qué me dices esto? —inquirí, ignorando la punzada de dolor en mi pecho al saber que se iría.


—Porque... quiero que nos acompañes.


Mis ojos se abrieron enormemente, estuve a punto de caerme de culo al suelo, pero logré mantenerme de pie. ¿Acababa de oír bien lo que dijo? Él me veía con expectación, esperando por mi respuesta. Me deje caer en uno de los sofás, aún procesando lo que me acababa de decir.


—¿Por qué...? —ordene mejor mis ideas e intente hablar de nuevo—. ¿Por qué quieres que vaya conti... con ustedes?


—Porque sé que ahora puedes hacerlo —ahora mi mirada era de terror, sentía que ahora venía lo más fuerte.


—¿C-cómo lo sabes? ¿Ellos te contaron?


—Cara te vi ese día y era aún de día, y aún estás viva así que... supongo que no pasa nada.


Agaché la cabeza, sintiéndome un poco culpable por eso, debí al menos aclararle eso. Uf, soy una persona horrible.


—Mira, me tomo por sorpresa eso es obvio. No entendí como era que podías estar ahí con tanta tranquilidad, incluso me sentí molesto y engañado —arrugué la cara al oírle decir eso último, no quería herirlo y menos hacerlo sentir de esa forma—, pero Shayfer, George y Oliver me explicaron todo. Y... quiero estar contigo, quiero que vayas con nosotros a esa gira porque... Porque quiero que estes en cada paso importante, en cada concierto, recital o cualquier cosa que tengamos. Te quiero ahí, en el público.


Me quede atónita ante sus palabras, con todo y que le he mentido, que ni siquiera pude decirle que ya no estaba enferma sino que se enteró por alguien más —de nuevo—, él aún me quiere a mí. Estuve a punto de abalanzarme sobre él y decir que sí iría con él, pero luego recuerdo el motivo por el que he estado tan triste esta última semana.


—¿Y por qué no llevas a Leyla? —contrapuse, dejando salir un poco de mi molestia ante el recuerdo.


Harry se sentó en un sofá y su mirada ahora ya no era seria, era de diversión.


—¿Celosa? —mi mirada debió delatarme porque se echó a reír, haciendo que me sonroje un poco, pero también dejándome embobada un momento. No recordaba que su risa fuera tan... hipnotizante—. Bueno, quise darle una oportunidad a Leyla ese día, incluso intenté fingir que estaba feliz de eso.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.