No sabía qué hacer o cómo reaccionar. Me sentí desaliñada, ante su apariencia tan gallarda, ahí vestida con una camisa muchísimo más grande que mi cuerpo.
Por un momento me pregunté si en realidad estaría caminando hacia mí, pero al momento en que mis ojos conectaron con los suyos como el ónix y me vi atrapada por estos. Entonces lo supe.
Y sin poder evitarlo sonreí al entender indudablemente que estaba caminando hacia mí.
Sin embargo…