Cinco segundos
Camino lentamente hasta la entrada con Becky y Alina a mis costados debo esperar hasta el primer receso para cumplir el dichoso reto, preferiría no tener que cumplirlo pero no pienso enseñar mis pechos en la clase de literatura, el señor Elmer me da miedo es uno de los pocos profesores que realmente me intimidan. Llegamos a la entrada y me despido de ambas para ir a mi casillero a dejar mi bolso, saltarme las primeras horas para pensar como haré el tema del beso parece mejor que soportar dos horas de matemáticas. Odio esa materia y más aún me desespera no saber resolver las ecuaciones inútiles. Dejo mi bolso en el casillero y voy rumbo a la terraza del instituto que más bien es un descuidado patio sucio y lleno de herramientas oxidadas pero tiene una vista de la ciudad magnifica, subo las escaleras con rapidez para que nadie me descubra, digamos que no esta permitido que los alumnos vayan allí, cuando llego a la puerta esta cerrada superficialmente por lo que no se me dificulta abrirla, aunque si hace un ruido chirriante muy feo, me gustaría poder enseñarle este lugar a mi hermana menor Sofía pero ella decidió inscribirse en un internado ni bien mi padre se casó y no la culpo, si no fuera porque no quiero alejarme de mis amigas yo también me hubiera ido con ella. Lilian ha sido la madrastra más insoportable que a alguien pudo haberle tocado, siempre criticando que si soy poco femenina, que si como demasiado, que si no hago lo que ella me pide. Ella no es mi madre y no pienso obedecerle nunca. Camino con tranquilidad por el medio de la terraza hasta llegar a mi lugar especial, paso el pequeño alambrado que hay cerca del borde y me siento allí colgando y moviendo lentamente mis piernas, estoy a una considerable altura pero nada que podría ser letal además no le tengo miedo a las alturas. Entrecierro mis ojos por el sol mientras saco mi teléfono del bolsillo de mi chaqueta y coloco una canción en volumen bajo, odio los auriculares por lo que no tengo ninguno.
Cuando comienza Going Under de Evanescense cierro mis ojos, siempre que estoy de mal humor las canciones de Evanescense me calman de forma considerable y justo ahora tengo una mezcla de sentimientos que van del enojo al nerviosismo y hasta un poco de incertidumbre al no saber que va a pasar después del reto. No debería estar pensando tanto en el tema pero es que besar al idiota prepotente de James no estuvo en mis planes nunca, por lo menos no desde primer año, estúpidamente al entrar al instituto tuve un extraño flechazo con él pero luego de que mi hermana se fuera de casa y me dejara sola con mi padre y la otra no tuve mucho interés en cosas normales de adolescentes y preferí comenzar a crear una reputación. Cuanto menos gente a mi alrededor menos gente llega a ser importante para mi y menos gente termina dejándome como si nada. Ali y Becky son las únicas que se que no me dejarán o quizá lo deseo con tantas ganas que me convenzo de que ellas se quedaran conmigo siempre.
Volviendo al tema crucial ¿¡Cómo voy a besarlo sin vomitar!?
...
-No pueden hacerme esto, soy su mejor amiga ¿Por qué quieren que muera de una infección al besar a ese energúmeno asqueroso? -pregunto con desesperación. No puedo hacerlo, no, no, no.
-No sabía que podías usar palabras como energúmeno -dice Becky con burla.
-Cállate ¡Seguro esto fue tu idea! -chillo enfadada. Miro a mi alrededor pero no hay rastros de él, una pizca de esperanza crece en mi interior cuando pasa por mi cabeza la idea de que pudo haber faltado hoy pero tal como llega se disipa porque a lo lejos puedo divisar el pelo negro inconfundible de James- No puedo hacerlo -digo con apenas un hilo de voz sin poder dejar de observarlo.
-Si, y no es un tema de poder sino de deber, debes hacerlo o si cambiaste de opinión al Señor Elmer no le vendría mal ver un par de tetas -amo a Becky pero a veces me dan ganas de ahorcarla.
-Las odio a ambas -mascullo entre dientes. Siento que alguna de ellas dice algo pero ya no estoy escuchándolas.
James se acerca.
James esta cerca.
Santa mierda James esta frente a mi.
-Hola teñida -saluda el pelinegro, es tan molesto e irritante.
-Ya te lo he dicho mil veces Grinch ¡Yo soy rubia natural! -me defiendo hablando rápidamente mientras siento mis mejillas calentándose. Maldita sea, ¿Desde cuando me sonrojo?
-¿Qué pasa Jane soy tan apuesto que te pongo nerviosa? -se burla James acercándose a mi con galantería.
Trago con dificultad y decido poner mi mente en blanco y hacerlo de una vez. Acerco mi rostro al suyo con rapidez y estampo mis labios en su boca.
Uno, jodida vida sus labios son suaves.
Dos, ya falta poco.
Tres, solo dos más.
Cuatro, ay por Dios ni siquiera se mueve.
Cinco.
Me separo de inmediato del chico ahora muy rojo, de ser otras las circunstancias me hubiera burlado pero esta es muy vergonzosa y no pienso quedarme para soportar sus comentarios. Sin mirarlo a la cara comienzo a correr en dirección contraria a él, paso por mi casillero para tomar algunas cosas y esta decidido, necesito salir de aquí justo ahora.