Solamente tú #2

18

Sam

 

(JANE)

 

Este es el viaje más incómodo de la historia.

Amie me mira con una sonrisa malévola asomando de sus labios desde el espejo retrovisor y Fabricio canta muy desafinado una canción que desconozco totalmente, intento sentarme en una posición en donde no llegue la mirada de la perra menor pero no logro hacerlo, el auto no es muy grande y el maldito espejo es más ancho y largo de lo normal. Apuesto que tiene varias cosas ilegales instaladas.

—Ya cállate Fabricio —se queja la morena y por primera vez en la vida estoy de acuerdo con ella, si Fabri sigue cantando me tiraré por la ventana.

—Pero si te encanta cómo canto —contesta divertido el rubio estirando una de sus manos hasta posarlas en una de las mejillas de Amie.

—Ya quisieras —gruñe ella golpeando su mano para que la aleje, no logro ver su rostro pero seguramente esta frunciendo el entrecejo.

—Cantas como perro degollado —digo interviniendo.

—¿Cómo se supone que un perro degollado puede cantar? —pregunta él confundido.

—Ese es el punto.

El me fulmina con la mirada a través del espejo retrovisor y yo sonrío con inocencia, una vez que vuelve su vista al camino yo también desvío mi mirada pero hacia la ventanilla.

—Y dime rubia ¿Cómo esta tu noviecito? —cuestiona con un deje de molestia Fabricio y yo me sobresalto, lo maldigo en mi interior por recordarme a James, por mí no lo vuelvo a ver nunca más en mi vida.

En cambio respondo—Bien.

—¿Janie tiene novio? —pregunta, con un tono de voz que no me agrada ni un poco, Amie.

—Si, se llama James —dice Fabricio y si mis ojos pudieran lanzar cuchillos el ya estaría muerto hace mucho tiempo, él y su querida hermanita.

—James y Jane, hasta combinan —comenta Amie lanzándome una mirada significativa, no por el retrovisor, se voltea para mirarme.

Eso solo significa una cosa, esta tramando algo.

—¿Me lo presentarás algún día? —su descaro no me sorprende ni un poco, pero si me cabrea.

—Nunca en la vida pequeña zorra —hablo con voz risueña, como si le estuviera alagando en vez de insultarla.

—Eh Jane, que fue solo una pregunta deja a Amie en paz.

Claro, cómo no ¡La defiende! No puede ser que a pesar de los años aún la tenga en un pedestal como si fuera una dulce chica que no mata ni a una mosca cuando es una come hombres malvada.

—No jodas Fabri, tu hermana es puta le llego a presentar a un chico guapo y se moja hasta la...

Antes de terminar la oración el frena de golpe el auto y grita—Sal del auto.

—Como quieras —grito de regreso, miro por ultima vez a Amie, muy mala idea por supuesto, y ella me observa con superioridad.

Esta vez habrá ganado pero no volverá a ocurrir. Bajo del pequeño y feo auto de Fabricio cerrando con un fuerte portazo al final, lo escucho gruñir antes de que acelere sin miramientos. Será idiota, ¿Dónde mierda estoy? Observo a mi alrededor y caigo en cuenta de que estoy cerca de la casa del amiguito de James, bufo con irritación antes de comenzar a caminar siguiendo el mismo camino que hice aquella noche, al llegar al frente de la casa de Jack río divertida viendo cómo unos hombres están instalando unas rejas de seguridad. Sigo caminando sin mirar demasiado el terreno por si de casualidad la vieja loca de su madre decide salir y me ve allí parada y piensa que quiero hacerle algo.

A mitad de camino mis pies ya están cansados y mi estado de ánimo no es el mejor. El frío no ayuda a que mejore mi situación, algunas nubes cubren el cielo indicándome que pronto comenzará a llover.

—¿Jane Matthews? —escucho que dicen a mis espaldas, volteo sobresaltada encontrándome con una chica pelinegra.

—¿Y tú quien eres? —pregunto sin muchas ganas de hablar con alguien.

—Soy Sam —dice simplemente, yo arqueo una de mis cejas invitándola a aclararme su ideantidad un poco más—, voy a tu instituto.

—Ah, bueno, no quiero ser grosera pero no tengo ganas de hablar con nadie justo ahora —comento volteándome para seguir caminando en dirección a mi casa.

—¡Espera! Yo solo quería decirte que si escuchas en algún momento que James y yo somos novios no es cierto, él solo me ayudó cuando me descompuse el otro día y...

Me paro en seco de inmediato y volteo para mirarla de manera desafiante—¿Que tu qué? ¿Eres novia de James?

—No, ugh, ¿no escuchas lo que te digo? —murmura algo desesperada.

—¿Me estas diciendo sorda? —contra ataco frunciendo el entrecejo.

—¡No! Claro que no, es solo que aclaré que no soy novia de James y tu entendiste que si...

—Me estas diciendo sorda —afirmo enfadada.

—¡Que no! —chilla ella.

—¡No te atrevas a gritarme! ¿Por qué tendrías que aclarar que no son novios? ¿Qué sucedió para que la gente pueda decir algo como eso? —hablo tan rápido y con la voz tan alta que no me reconozco.

—¡Nada! Pero ya sabes como es la gente, malinterpreta todo.

Comienzo a hacer memoria y recuerdo a James yéndose en taxi con una pelinegra.

—¿Eras tú la del taxi?

—¿Taxi? —dice confundida aunque de inmediato, un segundo después de cuestionarlo, su rostro parece iluminado, como si lo hubiera recodado y efectivamente dice— Si, el se ofreció a llevarme a casa porque me sentía mal, eso es todo yo no me metí con tu novio lo prometo.

¿Mi novio? ¿Pero qué dice esta chica? James no es mi novio.

—¡No es mi novio! Ni loca voy a estar con ese idiota secuestrador —chillo sintiendo mi rostro algo caliente.

—¿Secuestrador? —murmura ella, sacude su cabeza y hace un gesto restándole importancia al hecho antes de hablar nuevamente— Si no son novios y nunca lo serán ¿Por qué estas celosa?

—Porque me gusta —digo sin pensar y al darme cuenta de mis palabras abro mis ojos con sorpresa.

¿Qué acabo de decir? Sin dejar que la chica diga algo al respecto salgo corriendo maldiciendo a mi bocota, no me gusta James.



#4626 en Novela romántica
#1784 en Otros
#469 en Humor

En el texto hay: amorodio, delincuente, chica ruda

Editado: 24.07.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.